El lanzamiento de Chrome, el nuevo navegador de Google, ha levantado un gran revuelo, como no podría ser de otra forma. La empresa estadounidense es, desde hace mucho tiempo, el centro de atención de la comunidad de internautas.
En el departamento ya somos algunos los que lo hemos instalado y probado. A bote pronto, el diagnóstico es el siguiente.
Puntos a favor:
- Software libre, de codigo abierto, y (en principio) respetuoso con los estándares.
- Un motor JavaScript muy rápido. Teniendo en cuenta que las aplicaciones web se basan cada vez más en esta tecnología, gran parte de los usuarios lo agradecerán.
- Interfaz minimalista, es muy intuitivo ponerse a navegar.
- Separación de las pestañas en distintos procesos. De esta forma, aumenta la estabilidad y la seguridad. Si una pestaña falla, no afectará al resto.
- Modo de navegación «privado».
Puntos en contra:
- Carencia de funcionalidades avanzadas, así como de la posibilidad de instalación de plug-ins. Será que los usuarios de Firefox estamos muy mal acostumbrados
- Se ha descubierto un bug que, para colmo, ya estaba resuelto en Webkit (el motor que usa Chrome). Es extraño que se le haya colado a Google. Da la impresión de que el navegador se haya anunciado precipitadamente.
- Sólo disponible para Windows.
Se han encontrado varias vulnerabilidades y un montón de bugs, lo cual parece refrendar la idea de que el lanzamiento ha sido precipitado:
- Descarga arbitraria de ficheros (en inglés).
- «Carpet bombing», heredado de una versión antigua de WebKit (en inglés).
- Forzando un error general de Chrome (en todas las pestañas) sin interacción del usuario (en inglés).
- Lista de bugs de Chrome.
Está claro que el producto evolucionará, así que estaremos atentos a próximas novedades.
En lo que compete a nuestro trabajo diario parece que, actualmente, el mercado de navegadores tiende hacia la fragmentación. Internet Explorer, Firefox, Opera, Safari, Chrome y algún otro se repartirán el pastel. Esperemos, por el bien de nuestra salud mental, que se respeten los estándares lo máximo posible. Cuando era cosa de dos, era asumible ignorar a un porcentaje marginal de usuarios. En este nuevo escenario, podríamos estar hablando de porcentajes del 10 ó 15% de la audiencia, para los que habría que preparar una versión de la web específicamente adaptada para cada navegador.