Referendum sobre la independencia

14-09-08referendum

8 comentarios

  1. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    Si un amigo dice adiós,
    o una esposa o, un amante
    hay que abrirle la puerta
    y desearle… mucha suerte.
    Si el que parte es enemigo,
    con muchísima más razones
    de par en par hay que abrirle
    las dos puertas y alfombrarle
    la salida al exterior,
    ponerle pasamanos de plata,
    y al ser posible de oro.
    Dos nunca permanecen juntos
    si uno de los dos… no quiere,
    aunque el otro se deshaga
    en alago y atenciones.
    No se puede eternamente retener
    al que por ahora… aún esté,
    y mentalmente se ha ido,
    que como polluelo del nido,
    abriendo sus alas al viento
    partirá y no dirá
    ni un adiós, ni un hasta luego.
    Al grito de independencia
    sabemos por experiencia
    que todo el que la propuso
    o más tarde o más temprano
    con más o menos trabajo,
    al parecer la consiguió,
    y de que no la consiguiera
    no se conoce a ninguno.
    Su Graciosa Majestad,
    que por años algo tendrá,
    de a lo que llaman… saber,
    no se quiere pronunciar
    Ella, sabe que Escocia
    si no más temprano, más tarde
    del reino, de su corona,
    dejará de formar parte.

    08 septiembre 2014 | 16:23

  2. Dice ser Cat el gato

    De qué sirve una Cataluña independiente después de ver cuántos millones estaban esperado la independencia y los que aun ay. Mas sabe Mas de lo que vende. Si un día pasara, España debería pedir los impuestos de todos estos Mafiosos ya sabemos que existe la mafia puyoria que como la camorra tiene bien atado todo.

    08 septiembre 2014 | 16:25

  3. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    ´H´alago´S

    Y me ha vuelto a pasar
    que me he comido La H´
    también me faltó la´S´
    ya me pasa muchas veces
    y me comienza a preocupar
    la verdad es de que antes
    de enviar el comentario, no lo leo
    y cuando alguna vez lo hago
    a ese, no le doy curso
    y a la papelera lo tiro,
    por eso a veces…
    no aparece ninguno

    Gracias por la comprensión
    y por la benevolencia,
    que todos tienen conmigo
    desde al Sur de Gomaranto
    mi saludos y respeto,
    a todos sin excepción
    yo, os considero…AMIGOS:

    08 septiembre 2014 | 16:45

  4. Dice ser Pollo-pera

    Yo propongo que votemos para cambiarle el nombre a Cataluña por «Esa tierra de ladrones». Si votamos, ganará la democracia. A que no?

    Y para el poeta de barretina, Cataluña no es ni un amigo, ni una esposa, ni un amante ni muchísimo menos un enemigo. Ni puede serlo, porque mal que os pese esta no es una relación entre iguales. Cataluña es una mera comunidad autónoma como todas las demás, Mas es un mero gestor que jura cumplir y hacer cumplir la constitución antes de empezar a gestionar, y los catalanes meros habitantes de una comunidad que no les pertenece más que a cualquier otro español.

    Más allá de esto, la fantasía.

    08 septiembre 2014 | 17:50

  5. «El escritor Quim Monzó y el actor Juanjo Puigcorbé protagonizan así el vídeo que l’Assemblea Nacional Catalana (ANC) lanzó como convocatoria de la Via Catalana Cap a la Independència. Lejos de ser irrelevante, este spot sintetiza el imaginario puesto en marcha por la ANC que ha conducido al indiscutible éxito de la pasada Diada. No es una anécdota este relato entrañable, que tiene su clave en una filigrana perturbadora: los problemas que propone dejar a un lado, todo lo que tiene menos importancia que la «cosa en común», se reduce a minucias cotidianas de dos varones blancos de clase media citadina. En este territorio de ficción no existen conflictos de género, de origen cultural o étnico; no hay diferencias de clase. De hecho, ni siquiera parece haber problemas a propósito del territorio mismo que se dice tener en común.

    El imaginario movilizado por la ANC higieniza la política en busca de superar las diferencias en el proyecto de construcción nacional. El conflicto fundamental, allí donde se encuentran todos los problemas, se proyecta hacia un afuera de «nuestra» comunidad. En este imaginario de «lo común» bajo el significante «Catalunya» no se perciben élites ni oligarquías, mucho menos corrupción de la política. No existen sujetos excluidos de la ciudadanía, ni racismo, ni xenofobia, ni centros de internamiento para extranjeros. Nadie parece haber sido desposeído de sus derechos; no hay desatención sanitaria ni desahucios, ni malnutrición infantil o represión de la protesta. Esta política higiénica es, en realidad, la representación de una Catalunya internamente despolitizada propugnada por las voces hegemónicas en el reclamo del «Estat independent». Parece casi una banalidad señalarlo. Pero incluso para algunas posiciones políticas que reconocen conflictos «internos» de Catalunya, estos parecen quedar aparcados o pospuestos para un segundo momento: la lucha que vendrá «después» de alcanzar la soberanía. Primero conseguir un Estado propio, del resto, «ja en parlarem». Cabe preguntar si acaso es posible diferenciar entre estos dos momentos del conflicto: ¿qué efectos políticos tiene el permitir que sea hegemónico el imaginario higienizado de una sociedad que en realidad se encuentra inevitablemente atravesada por las diferencias? Una sociedad donde la cotidianidad de las personas, lejos del relato costumbrista de roces entre vecinos compatriotas, se desliza hacia el deterioro vertiginoso de las condiciones de vida de la mayoría. ¿Qué resultados tiene situar el objetivo de la nación por delante de la vida real de las personas? ¿Se puede concebir una comunidad por fuera, antes o más allá de sus conflictos internos, de la manera como en su interior se administra incluso la violencia que unos sujetos ejercen contra otros? ¿Quiénes se pueden permitir aparcar o posponer sus conflictos o sus diferencias en favor de qué lugar común?

    El discurso típico de los eslóganes de la ANC enfatiza ese común voluntarista: «No et perdis aquest moment històric», «hi ha molta feina per fer i ho hem de fer tots junts». Ese nítido discurso sobre la comunidad —identificada con la Nación— por encima de las diferencias y las contradicciones encierra una paradoja: parece dar por hecho el significado de la Independència. El imaginario hegemónico movilizado por la ANC encuentra otra de sus claves en el binomio dependencia/independencia. Cabe preguntarse: ¿de qué dependen quiénes? En Catalunya, tiene lugar en este momento una amalgama de la revolución «independentista» y la «revolución democrática» que nadie con madurez política puede pasar por alto. Pero nos parece importante preguntar si la asociación entre ambas no se está produciendo a costa de evitar discutir también el conflicto entre uno y otro tipo de revolución. No hay discusión posible acerca de la legitimidad democrática del reclamo de un territorio autodeterminado por la sociedad que lo habita. De ese suelo de reconocimiento democrático tenemos que partir. Pero también resulta imprescindible preguntar en este proceso: ¿cuáles son los problemas que conlleva asimilar la emancipación colectiva a la consecución de un Estado propio?

    Parece que en la actual representación hegemónica del soberanismo en Catalunya la emocionalidad juega un papel importante a la hora de confundir el proceso –una revolución democrática hacia la independencia– con su objetivo finalista: un Estado propio. ¿De qué poderes dependemos? ¿Qué y quiénes quebrantan la soberanía de esta sociedad? La respuesta no puede ser única; pero el acento puesto en unos u otros posibles tipos de respuesta, caracteriza las diferencias entre las concepciones de la revolución democrática que hoy estarían en juego. ¿Cómo deja un Estado de estar sometido al dictado de los mercados financieros, tal y como lo están los Estados que hoy conforman la Unión Europea? Pensar una independencia «catalana» en términos de democracia real, esto es, de reparto de la riqueza y de distribución efectiva del poder político, nos sitúa en una escala diferente de la visión finalista del Estado propio. Mirado con atención, el proceso histórico que ha hecho de la Troika europea el órgano de planificación y decisión sobre nuestras vidas nos obliga a pensar más allá de la propuesta soberanista hegemónica, para activar un nuevo tipo de soberanía del «pueblo catalán». Y del pueblo «griego». Y del «italiano». Y del «español».

    La soberanía sólo puede pasar por la emancipación respecto del poder fundamental que hoy se ejerce sobre los sujetos que habitan el territorio histórico de Europa: la Unión Europea secuestrada por la dictadura financiera. Esa dictadura está tanto «afuera» como «adentro», también en el caso de Catalunya. De hecho, solo nos parece posible pensar la independència de Catalunya redefiniendo el concierto de los Estados europeos, lo que implica tanto España, como al conjunto de la UE. Sea cual sea la modalidad de Estado que se conformase –Estado catalán europeo, Estado catalán federado al resto de una España reconfigurada…– No sería nunca de por sí un Estado de pleno derecho, como no lo son siquiera ya los grandes Estados europeos. Los pequeños, hace tiempo que han devenido «dominios» de una UE raptada por las élites financieras.

    Sea como sea, creemos importante no confundir el proceso con su determinación finalista. La cuestión que importa no es el futuro de un Estado catalán, sino cómo se está conformando el actual proceso soberanista. Durante el pasado 11 de septiembre, la Diada fue escenario de otras manifestaciones diferentes de la Via Catalana, como fue el caso de “Encerclem la Caixa» –Rodeemos la Caixa–. Pero resultaron casi invisibles frente a la representación hegemónica del soberanismo. Bajo el poder emocional y el poder político efectivo del imaginario higiénico, ¿se hace posible poner en dificultades reales a las élites enriquecidas por el desempoderamiento criminal y la desposesión violenta de la ciudadanía? ¿Se hace posible construir un proceso de emancipación inclusivo de quienes hoy son despojados hasta de su mera condición de ciudadanos?

    ¿Cómo hacer de la revolución democrática un proceso que no disimule frente a la debacle histórica que está provocando el poder financiero? ¿Qué tipo de alianzas políticas se han de establecer entre los fragmentos de una sociedad dividida, rota en favor de los intereses de las élites? ¿No es en solidaridad y alianza política con los sujetos desposeídos del resto de los territorios europeos —lo que incluye al resto de la península— donde invertir los esfuerzos de una revolución democrática? En una coyuntura histórica grave y urgente, ¿podemos seguir permitiéndonos que la Nación se sitúe en el centro, desplazando la multiplicidad de conflictos de la sociedad existente?».

    por Rubén Martínez
    Observatorio Metropolitano de Barcelona
    Este texto parte de discusiones colectivas mantenidas en el espacio de la Fundación de los Comunes.

    08 septiembre 2014 | 18:33

  6. Dice ser Bachacoss

    Ser tan demagogo no debe ser nada fácil… Si quiere trasladar hasta aquí ese problema de allí, que comienza por razones absolutamente diferentes a las de aquí…

    Que gana la democracia dice usted, la democracia se basa en el imperio de la ley, y hasta que esa ley no se cambie, y se puede cambiar, pero algunos quieren ganar en la calle lo que no podrían ganar de otra manera, insisto en mi postura, saltarse la norma no tiene nada de democrático .

    08 septiembre 2014 | 18:36

  7. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    En mi comentario anterior
    me refería a la viñeta
    que muy clarito lo pone
    y es, sobre el referendun en Escocia.
    Del problema catalán,
    aún yo no he dicho nada
    ya que hoy, no le toca
    pero, si por extensión lo aplica,
    (el que como Pollo-pera comenta)
    eso es solo cosa suya
    lo que yo de eso pienso
    lo sabrá cuando del tema,
    Eneko, nos inserte una viñeta.

    PD.

    No uso gorra ni sombrero,
    ni barretina ni boina,
    ni tirolés, ni mascota.
    Cuando yo camino al sol
    me gusta que me caliente
    el subsuelo de la calva
    para ver… si las neuronas
    de una vez se multiplican
    que ya me quedan, muy pocas.

    Sin acritud, mi respeto
    desde Gomaranto, al Sur.

    08 septiembre 2014 | 19:59

  8. Dice ser Julian Martinez

    Yo, lo único que veo muy bien, es que todo esto es parte del cachondeo que se traen la panda de dentro y de fuera transportando permanentemente bolas de mierda como los escarabajos, a los pueblos en general para que nadie se entienda y discuta entre paja.

    Esto de la independencia catalana, es obra de la misma mafia que hoy nos mueve. Tenemos una Constitución que nos coloco la dictadura franquista pero sienta principios rectores, las leyes deben de estar en consonancia con la Constitución, mientras esta no se cambie con un referéndum del pueblo en general de la Nación, los que no cumplan o creen problemas sociales se les detiene, se les juzga y aplica le ley y punto. Esto se esta haciendo con el ciudadano que no tiene para comer ni vivir con dignidad y incluso se le expulsa de sus casas entre tantas bestialidades en decremento a la vida. Esto si que es un crimen y no tiene solución cívico-social.

    Lógico que no se hace con estos mafiosos que hoy obtentan los poderes del Estado, porque son todos pertenecientes de la misma mafia Nacional, creando camorra y desbarajustes sociales para solo robar. No hay otra explicación lógica natural.

    Esto es la «Marca España» visto Internacional.

    Muchas veces es necesario que aparezca un llamado dictador que cumpla con la misma misión que tiene el cangrejo en las aguas como limpiador de lo podrido, corrupto lo contaminante. Esto es lo que hoy estamos sufriendo, una contaminación corrupta por los que están ocupando los puestos de las administraciones sociales económicas y administrativas. Lo están sufriendo los pueblos, en carne y pellejo la inquisición que nos hacen y someten a los ciudadanos mayores, inválidos y menores sin piedad.

    Esto es la prueba de la inexistencia de Dios, o no es la perfección al crear unas bestias que le asusto, marcho y aquí nos dejo.

    09 septiembre 2014 | 01:41

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