Yes, we camp… in the USA, por Violeta Barba Yes, we camp… in the USA, por Violeta Barba

Los sueños hay que pelearlos
para que sean menos sueños
y más realidad

Archivo de enero, 2018

Del poder de las mujeres y de lo absurdo del muro

Bienvenidas y bienvenidos de nuevo a este trocito de experiencia que estoy viviendo en el programa para jóvenes líderes europeos, ahora desde San Diego (California).

Desde que llegamos de Washington D.C no solo ha cambiado el clima, sino también los temas de debate y estudio. Si la semana pasada conocíamos los Departamentos de Estado que diseñan las políticas federales (por ejemplo, las de inmigración, en la reunión que tuvimos con el Departamento de Salud y Servicios Sociales) hoy en San Diego hemos podido contactar con las personas que las viven en primera persona, gracias a un encuentro con asociaciones de inmigrantes.

Y ha sido especialmente provechoso porque hemos pasado de tener el punto de vista teórico al práctico, pudiendo comprobar si las medidas que nos explicaron y que ellas han vivido en sus propias carnes verdaderamente han sido bien diseñadas. Y digo “ellas” porque si hay algo que he descubierto es que la comunidad de mujeres está tremendamente empoderada, siendo las mujeres las que lideran los grupos de inmigrantes y refugiados que se han creado para asegurar que se respetan sus derechos y que tienen acceso a la prestaciones básicas.

Y en esa estela de empoderamiento femenino hemos continuado, porque acto seguido hemos acudido a una mesa redonda para relatar nuestras experiencias y preocupaciones en la que hemos intervenido varias personas del programa, todas nosotras mujeres. Y creo que esto resume bien lo que puede ser este 2018: el año de acabar de una vez por todas con la desigualdad y la brecha de género, devolviéndonos a las mujeres la voz y el lugar que nos corresponde en el espacio público.

El día, sin embargo, ha terminado de una forma menos amorosa de lo que prometía, aunque he de decir que también ha resultado interesante o útil. Nos hemos reunido con la oficina del Congresista Duncan Hunter, del partido Republicano, fiero defensor de la construcción de un muro con México de costa a costa para evitar la inmigración, así como de impedir la entrada de inmigrantes y refugiados en los EE UU, apelando a la seguridad nacional.

Y a pesar de que no hemos sido capaces de convencerlo, sí que ha sido muy esperanzador el haber visto a los 15 jóvenes que estábamos debatiendo con él aunar nuestras voces en contra de la construcción del muro, incluso a los provenientes de países europeos con políticas de migración más conservadoras en materia de refugiados.

Porque si una cosa nos ha demostrado la historia es que poner vallas y dejar fuera a quien busca ayuda, además de atentar contra la dignidad humana y la solidaridad, nunca funciona. Para cualquier país receptor resulta mucho mejor invertir en integración, garantizar la convivencia y sacar el máximo partido a la multiculturalidad.

Los próximos días prometen ser intensos porque seguiremos debatiendo sobre diferentes leyes californianas y distintas cuestiones, como los derechos LGTB en este Estado o el empoderamiento de los jóvenes en sus comunidades.

¡Os mantendré informados!

Clientes Vs. pacientes y otras perlas de la sanidad-negocio estadounidense

Parece que el tiempo pase más rápido a este lado del charco, porque cuando me he querido dar cuenta está acabando la semana en Washington D.C. En estos días he podido reunirme con diferentes agencias del Gobierno federal para tener una visión general de cómo llevan a cabo sus políticas en un sistema en el que los distintos Estados tienen prácticamente todas las competencias y el Gobierno necesita su cooperación para poder aplicar casi cualquier cosa.

Y para alguien que viene de un país como el nuestro y que se dedica a la política autonómica como yo, teniendo siempre un ojo puesto a las cuestiones que sólo el Congreso de los Diputados puede decidir, es bastante fascinante descubrir que los 50 Estados que componen los EEUU tienen capacidad para determinar casi la práctica totalidad de sus leyes. Por ejemplo, los impuestos y en qué se gastan depende de cada Estado, por lo que un americano puede tener colegios públicos o podría tener sanidad en California pero no en Nebraska. Pero también las leyes que afectan a la vida diaria son distintas, por lo que te podrías casar con tu primo hermano, por ejemplo, en Massachussets, pero no en Nevada.

Y esta organización estatal conocida como federalismo tiene su pros y sus contras, y tuvimos oportunidad de conocerlas en la Universidad George Mason donde recibimos una clase magistral

Otro tema que también hemos debatido en profundidad en el Departamento de Salud Federal es sobre la existencia de un sistema público de salud, o más bien sobre la falta de él. He de decir que esta reunión fue absolutamente sorprendente porque nunca había escuchado a un Gobierno hablar abiertamente de la sanidad en términos mercantiles (aunque estoy tristemente convencida de que en nuestro país hay mucha gente con poder que ve la sanidad como un negocio), utilizando expresiones como “beneficios” o “mercado” y “consumidores” o «clientes», en vez de “pacientes”.

Esta reunión me hizo reafirmarme en eso que escribía el otro día de que este viaje iba a servir para anotar ideas para importar, pero también para conocer partes de un modelo que no funciona. Este sector es uno de ellos: su sistema sanitario, basado únicamente en la idea de que hay que pagar por tener acceso a la sanidad. Y… ¿sabéis qué? que me hizo querer todavía más el nuestro y convencerme aún más de que tenemos que cuidarlo y financiarlo suficientemente para asegurar que todos tenemos acceso a una sanidad pública y de calidad.

Pero no solo de política vive el hombre, (o la mujer, en mi caso), así que si queréis saber más, tenéis el vídeo.

Nos vemos muy pronto pero ya desde San Diego (California)

Y aquí estoy… Washington, D.C.

Nunca imaginé que empezaría un blog desde Washington D.C. Pero aquí estoy, escribiendo esta primera entrada desde la capital de los Estados Unidos, como miembro del programa para Jóvenes Líderes europeos al que me invitó a participar directamente la Embajada de los EE UU en España. Un programa con el que voy a tener la oportunidad de conocer de primera mano el modelo político y legislativo de EE UU: el modelo federal.

Este programa funciona desde hace más de 70 años y, en esta edición, he tenido la oportunidad de juntarme durante tres semanas con otros 15 jóvenes de distintos países dedicados también al mundo de la política como diputados nacionales, eurodiputados o asesores de ministros.

En un momento como el que nos encontramos en España, debatiendo sobre si la reforma de nuestra Constitución es conveniente o no y hacia dónde nos podemos dirigir con ella, creo que puede resultar muy útil el poder conocer otros modelos políticos en primera persona.

Tal vez para importar ideas de cuestiones que nos son, quizás un tanto ajenas, pero que funcionan, o para descubrir también medidas que no funcionan y que de ninguna manera querría que se aplicaran en España.

De momento llevamos aquí ya un par de días y el programa promete. Además de las lecciones puras sobre modelo federal, ya he podido debatir con el Comité para Asuntos Internacionales del Senado sobre la falta de implicación de los Estados Unidos en la crisis de los refugiados, a pesar de que es algo que afecta a los derechos humanos y a nivel mundial.

O de preguntar qué opinan en la Oficina para Asuntos Europeos del Departamento de Estado sobre la situación que se está viviendo en Cataluña. La verdad es que ahora no sé si volverían a invitarme (je, je).

También he descubierto que no es oro todo lo que reluce. Cuando aterricé en Washington, capital de la primera potencia mundial y supuesto modelo económico, 800.000 funcionarios federales en todo el país habían sido enviados a su casa porque Trump no podía pagar sus nóminas al no haber conseguido un acuerdo para prorrogar el presupuesto federal.

Todos los Departamentos de Estado (Ministerios) oficinas y edificios que dependen del gobierno estaban, literalmente, cerrados a cal y canto. Es lo que se llama un shutdown. Algo que de haber sucedido en otro país nos hubiera hecho poner el grito en el cielo.

Así que espero con ganas lo que este programa y este viaje me deparen, porque estoy segura que será sorprendente y útil, tanto para adquirir ideas nuevas como para desaprender cosas que daba por sentadas. Y confío en que me acompañéis en él a través de este blog.

¡Seguiremos informando!