Cierto día, mientras leía como todas las mañanas el periódico, Rudyard Kipling (autor de “El libro de la selva”) se encontró con un anuncio que llamó su atención. Acto seguido escribió una carta al editor del periódico:
«Acabo de leer que estoy muerto. No se olvide de borrarme de su lista de suscriptores»