Se conoce como ‘prólogo’ al texto de introducción que da paso a una obra escrita (por ejemplo un libro). Su etimología proviene del griego homónimo ‘prólogos’ -‘πρόλογος’- (‘pro’: antes, ‘logos’: palabra, escrito, texto).
También podemos encontrar que varios pueden ser los términos utilizados como sinónimos para hacer referencia a esa introducción escrita de un texto: ‘proemio’, del latín ‘prooemĭum’ y éste del griego ‘prooímion’ –‘προοίμιον’– significando literalmente ‘poema o canto que precede’; ‘prolegómeno’ de latín ‘prolegomena’ y a su vez del griego ‘prolegomenon’ –‘προλεγόμενα’– (introducción al texto); ‘prefacio’ del latín ‘praefatio’ (lo que se dice delante).
Pero al igual que un texto necesita su ‘preámbulo’ (del latín ‘praeambŭlus’: que va delante) el sexo también lo requiere, siendo conocido como ‘preliminares’ las caricias, besos y otros juegos de índole erótico-sexual que se llevan a cabo para ir aumentando la libido y excitación.
El término ‘preliminares’ proviene del latín ‘praelimināris’ cuyo significado literal es ‘antes del umbral de la puerta o la entrada’ (‘prae’: ‘antes’; ‘limināris’: umbral’, puerta).
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