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¿De dónde surge llamar a los ‘leotardos’ así?

¿De dónde surge llamar a los ‘leotardos’ así?A través de un email, Eva Sanz me consulta sobre los leotardos y le gustaría saber cuál es su origen y de donde surge llamarlos así.

Como bien sabéis un leotardo o leotardos (tiene el mismo significado en singular que en plural) es una prenda, generalmente de lana, que cubre y ciñe el cuerpo desde la cintura hasta los pies y que suele usarse, generalmente, poniéndose debajo de la ropa (pantalones, faldas) en los días de más frío, a modo de medias gruesas.

Su origen etimológico es un epónimo (palabra originada a raíz de un nombre propio) y debe su existencia a Jules M. Léotard, un famosísimo y revolucionario acróbata francés, inventor del trapecio volante, número con el que cosechó grandes éxitos.

¿De dónde surge llamar a los ‘leotardos’ así? (Jules Léotard)Fue en el desarrollo de su profesión, durante el siglo XIX, cuando comenzó a usar una malla (maillot lo denominaba él) de cuerpo entero, ajustada y sin costuras que le llegaba a medio torso, con objeto de mostrar su musculatura (fue un artista muy popular entre el público femenino), además le permitía una total libertad de movimientos y comodidad en la ejecución de sus ejercicios acrobáticos (al ser tan ajustado evitaba que se enganchara la ropa y se desgarrara).

Fue tal su popularidad que en 1867 George Leybourne le dedicó una canción El joven audaz sobre el trapecio volador (The Daring Young Man on the Flying Trapeze), también conocida como El trapecio volador o El hombre en el trapecio volador (Man on the flying trapeze). Dicha canción ha sido profusamente versionada, aparece en la película Sucedió una noche, en la que Clark Gable la tararea al compás de unos improvisados músicos en el autobús; también en un episodio de Popeye del mismo nombre El hombre en el trapecio volador en el que se caricaturiza a Jules Léotard e incluso ha sido cantada por Bruce Springsteen.



 

Fuente de las imágenes: daquellamanera (Flickr)  / Wikipedia

¿Realmente las espinacas tienen tanto hierro como se cree?

Desde pequeños nos han dicho que comiésemos muchas espinacas porque contenían mucho hierro. Incluso, en las aventuras en dibujos animados de Popeye, éste cogía toda su fuerza a base de zamparse unas buenas dosis de espinacas.

Pero, ¿realmente las espinacas tienen tanto hierro?

Pues no. Las espinacas tienen hierro, pero diez veces menos de lo que se ha creído durante muchísimos años. Eso es debido al error que cometió, a finales del siglo XIX, la secretaria del científico J. Alexander que “corrió” hacia la derecha la coma en los decimales, dándole un valor multiplicado por diez del real.
Realmente, las espinacas tienen 3 mg de metal por cada 100 gramos de espinacas, en lugar de los 30 mg que durante todo este tiempo nos han hecho creer.
En 1930 un grupo de científicos alemanes desmintió formalmente el error. Pero como sucede a menudo, este hallazgo no tuvo la misma repercusión que el casi sensacionalista descubrimiento anterior. Pasar de 30mg de metal por cada 100g de verdura a apenas 3mg implicaba dejar de ser posiblemente uno de los alimentos más férreos conocidos y situarse modestamente entre el resto de los comestibles.
Alimentos como los huevos, las lentejas o incluso el azúcar tienen más hierro que las espinacas.
Pero como curiosidad de ese error hay que destacar que el consumo de espinacas se disparó y creció por encima del 33%. La ciudad de Crystal City (Texas), una de las mayores productoras de espinacas de EE. UU. levantó una estatua en honor de Popeye el marino.