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¿Por qué el término ‘dicha’ es sinónimo de felicidad y suerte?

¿Por qué el término ‘dicha’ es sinónimo de felicidad y suerte?

Decimos que alguien es ‘dichoso’ cuando es feliz o la fortuna le sonríe.

El término ‘dicha’ como sinónimo de felicidad o suerte tiene mucho que ver con el verbo ‘decir’, ya que en la antigüedad se tenía el convencimiento de que cada vez que venía al mundo un recién nacido las deidades paganas pronunciaban unas palabras por las que aventuraban cómo sería la futura vida de ese nuevo ser humano.

De hecho, el vocablo ‘dicha’ proviene etimológicamente del latín ‘dicta’ cuyo significado literal era ‘palabras pronunciadas’ (cosas dichas). Dependiendo de sí los dioses pronunciaban unas palabras al recién llegado éste sería feliz (dichoso) a lo largo de su vida y si no lo hacían sería infeliz (desdichado… no dicho).

 

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Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs: el vino no sabe mejor solo porque sea más caro

Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs: el vino no sabe mejor solo porque sea más caro

Muchos han sido los estudios que se han realizado en los que se ponía a prueba la capacidad de varios voluntarios para apreciar un buen vino o distinguir a éste entre otros de menor calidad. Una de las muchas pruebas consistía en hacerles probar varias copas conteniendo el mismo tipo de vino en todas pero indicándoles que se trataba de diferentes caldos y con calidades y precios distintos.

Evidentemente, la inmensa mayoría de voluntarios marcaba como el mejor de todos aquel al que se le había asignado un precio más elevado e incluso, para rizar más el rizo, a algunos participantes se les comentó que procedían de diferentes años de cosecha. Aquellos voluntarios que tenían algún pequeño conocimiento sobre el tema y sabían que una añada había sido mejor que otra rápidamente indicaban que ese era el mejor vino de todos.

Y es que se ha demostrado que es realmente nuestro cerebro quien nos hace convertirnos (inconscientemente) en esnobs, activándose en la corteza orbitofrontal el mecanismo de procesamiento del placer y la recompensa en el momento en el que creemos que estamos disfrutando de algo exclusivo, como por ejemplo beber un vino caro –aunque en realidad se trate de uno barato- o cuando nos damos un capricho caro (ir a degustar un menú con estrella Michelin, acudir a un evento exclusivo o que nos dejen entrar a un reservado o zona vip).

Esto también ocurre con frecuencia al adquirir y vestir ropa de marca. Si le quitásemos a una prenda exclusiva la etiqueta por la que se distingue, el hecho de vestirla no nos produciría esa placentera sensación de elitismo sobre los demás.

 

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Fuentes de consulta y más info: nature / vinetur / ‘El ladrón de cerebros’ de Pere Estupinyà / medlineplus / readcube / ‘Economía 3D’ de Martín Lousteau
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El curioso origen de llamar ‘enfermedad venérea’ a las infecciones de transmisión sexual

El curioso origen de llamar ‘enfermedad venérea’ a las infecciones de transmisión sexual

Se conoce como enfermedad venérea a aquellas infecciones que son transmitidas y contagiadas a través del contacto sexual.

El término ‘venérea’ (o su forma masculina ‘venéreo’) en su origen se utilizaba para referirse al placer y deleite del acto sexual y etimológicamente provenía del nombre en latín ‘Venus’, Diosa romana del amor y la fertilidad (el significado de venéreo era ‘lo que Venus emana’). Esto hizo que frecuentemente estuviera referenciada y relacionada con todo lo que tenía que ver con el deseo carnal y el acto sexual.

Posteriormente, tras expandirse el Cristianismo como principal religión en occidente, la Iglesia Católica señaló como pecado las conductas libidinosas,  el acto sexual fuera del propósito de procrear dentro del matrimonio y todas aquellas conductas lascivas e indecorosas relacionadas con el sexo.

A pesar de que las enfermedades de transmisión sexual ya se conocían desde muchísimo tiempo antes, en la Edad Media se empezó a llamarlas ‘venéreas’ debido a que éstas se contraían a través del deleite sexual pero, sobre todo, culpabilizando a las mujeres de ello, ya que éstas (según la Iglesia Católica) eran las responsables de infectar a los hombres por culpa de su lujuria la cual emanaba de la diosa pagana Venus.

Así fue como desde la religión se tergiversó y utilizó un término que había sido originalmente concebido para referirse al deleite del placer carnal del sexo y el amor y lo convirtió en un vocablo relacionado con las enfermedades contraídas a través de los ‘actos impuros’.

 

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¿De dónde surge el término ‘sadomasoquismo’?

¿De dónde surge el término ‘sadomasoquismo’?

Se conoce como ‘sadomasoquismo’ a la práctica sexual en la que se alcanza placer a través de causar y recibir dolor y/o humillación. Esta parafilia de comportamiento sexual (a la que el Diccionario de la RAE acuña como ‘perversión’), tiene una antigüedad que se pierde en el tiempo (nuestros ancestros ya disfrutaban dando o recibiendo algún tipo de daño).

Pero el término sadomasoquismo, con el que lo conocemos, en realidad está compuesto de dos vocablos (sado/sadismo y masoquismo) que corresponden a dos famosos escritores: el primero a Donatien Alphonse François, comúnmente conocido como ‘marqués de Sade’, quien introdujo en algunas de sus obras a personajes que encontraban excitación y placer sexual al provocar dolor y humillación en otras personas. El propio marqués de Sade disfrutaba con este tipo de prácticas.

Por otro lado nos encontramos con el escritor de origen austriaco Leopold von Sacher-Masoch, quien en algunas de sus obras introdujo situaciones en las que alguno de sus personajes disfrutaban y alcanzaban el clímax sexual al verse humillado o maltratado por otra persona.

Fue en el año 1890 cuando el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing publicó un tratado sobre la psicopatología de la conducta sexual y en él señalaba que el patrón de comportamiento se ciertos individuos que sentían placer sexual a través del dolor y/o humillación (ya fuese dando como recibiendo) se asemejaba a lo descrito tanto por el marqués de Sade (los que infligen dolor) como por Leopold von Sacher-Masoch (los que lo reciben).

Así fue como acuñó ambos comportamientos con la distinción nominal de ambos ‘Sadismo’ por el marqués de Sade y ‘Masoquismo’ derivado de Masoch y de la unión de ambos surgió ‘Sadomasoquismo‘.

Cabe puntualizar que una persona que es sometida al sadismo no tiene porque sentir placer de esa práctica (el que lo siente es quien produce el dolor) ni en el caso del masoquismo ser la persona que lo inflige (pues el placer lo disfruta quien recibe el castigo).

 

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Voltaire y su satisfactoria participación en una orgía [Anécdota]

Voltaire y su satisfactoria participación en una orgía [Anécdota]

A mediados del siglo XVIII, François Marie Arouet (universalmente conocido como Voltaire) fue invitado a asistir a una orgía en París. Jamás había participado en una y se tenía como un hombre abierto a nuevas experiencias, por lo que la curiosidad que sentía por saber cómo era hizo que aceptase la invitación a unirse a la bacanal.

La mañana siguiente, tras una más que satisfactoria y placentera noche, el filósofo francés comentó a sus amigos lo mucho que había aprendido y la gran experiencia que había supuesto para él.

Esto hizo que volviesen a invitarle a una nueva orgía para esa misma noche, pero Voltaire, a pesar de ver grandes virtudes en el hedonismo (doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida), prefirió declinar la invitación con la siguiente e ingeniosa contestación:

«Mis buenos amigos, una vez es filosofía, dos veces es perversión»

 

Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog

 

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