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¿De dónde surge la expresión ‘Ser más maja (o majo) que las pesetas’?

A través de Instagram me hacen llegar una consulta pública que hizo la usuaria @mad4yu a través de un vídeo en el que, entre otras cosas, preguntaba sobre el origen de la expresión ‘Ser más maja que las pesetas’.

¿De dónde surge la expresión ‘Ser más maja que las pesetas’?

Para encontrar el origen de la expresión debemos viajar hacia atrás en el tiempo, hasta antes incluso de que se pusiera en circulación las primeras pesetas (en 1836).

Tal y como figura en la edición actual del diccionario de la RAE (en la cuarta acepción de la palabra ‘majo’ y ‘maja’), este término hacía referencia en los siglos XVIII y XIX a aquella persona de las clases populares de Madrid que en su porte, acciones y vestidos afectaba libertad y guapeza.

El término ‘majo’ (en la forma masculina) fue recogido por primera vez en el diccionario de Autoridades de 1734 con el siguiente significado: ‘El hombre que afecta guapeza y valentía en las acciones o palabras. Comúnmente llaman así a los que viven en los Arrabales de esta Corte’. Sin embargo, en esa misma edición de la publicación académica daban esta acepción para la entrada ‘maja’: ‘El hombre molesto y pesado, y lo mismo que Majadero’.

Ahora hablemos de las pesetas… María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII y regente del reino debido a la minoría de edad de la heredera al trono (Isabel II), mandó acuñar en 1836 (durante la Primera Guerra Carlista) unas nuevas monedas, cuyo valor era de una peseta con las que pagó los servicios de las tropas que lucharon contra los carlistas (que apoyaban al aspirante a rey, Carlos María Isidro de Borbón).

La regente y su hija eran apoyadas por las clases más populares, viendo con muy buenos ojos la acuñación de aquella nueva moneda, la cual fue muy apreciada por los ciudadanos, de ahí que no tardasen en hacer analogías entre la moneda y esos personajes con tanta clase, gracia y talento denominados ‘majos’ naciendo expresiones  como ‘Es/eres/ser más majo/a que las pesetas’, que han llegado hasta nuestros días, a pesar de que ya llevamos dos décadas desde que desapareció la peseta como moneda oficial de España, al ser sustituida por los euros.

 

 

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Fuente de la imagen: @beachboy Canva.com a través de 20minutos

El curioso e histórico origen del término ‘pesetero’

El término ‘pesetero’ es un adjetivo aplicado a las personas muy aficionadas al dinero y sinónimo de tacaño.

El curioso e histórico origen del término ‘pesetero’

Sigue utilizándose, aunque la ‘peseta’ dejó de ser una moneda de curso legal en España en el año 2001 (año en el que entró en vigor el euro).

El hecho de llamar despectivamente pesetero a alguien proviene de los últimos años de la ‘Primera Guerra Carlista’ (que se desarrolló entre 1833-1840). María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII y regente del reino debido a la minoría de edad de la heredera al trono Isabel I, mandó acuñar en 1836 unas nuevas monedas, cuyo valor era de ’1 peseta’, con las que pagó los servicios de las tropas que lucharon contra sus enemigos carlistas (defensores del aspirante al trono, Carlos María Isidro de Borbón).

El hecho de que recibieran dicha gratificación en forma de pesetas fue lo que dio origen a ser llamados despectivamente, desde el bando contrario, peseteros.

 

 

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¿De dónde surge la expresión ‘Para ti la perra gorda’?

Hoy en día apenas se usa la expresión ‘Para ti la perra gorda’ pero hasta hace unas décadas era muy común su uso sobre todo para zanjar una disputa verbal en la que una de las partes desistía de seguir discutiendo y la decía a modo de zanjar el tema, como si le estuviera dando la razón a la parte contraria pero no dándosela en realidad.

¿De dónde surge la expresión ‘Para ti la perra gorda’?

La expresión hace referencia a una moneda de bronce acuñada en España en 1870 cuyo valor era de diez céntimos de peseta. Ésta llevaba en el anverso la figura femenina de Hispania sentada sobre unas montañas y en el reverso un león de pie (sobre sus patas traseras) sujetando el escudo de España.

Y es precisamente ese león, cuyo diseño dejaba mucho que desear, lo que propició que el pueblo comenzase a decir que más que un león parecía un perro, rebautizando a las monedas de diez céntimos con el sobrenombre de ‘perra gorda’.

Pero al igual que había una perra gorda también había una moneda apodada como ‘perra chica’, la cual era exactamente igual pero de menor tamaño y la mitad de valor (cinco céntimos de peseta). Cabe destacar que también se acuñaron monedas de uno y dos céntimos en los que aparecía el mencionado león en el anverso, pero éstas no recibieron tales apelativos.

A lo largo de siete décadas fueron monedas de uso común y, por tanto, el apelativo de perra chica y perra gorda se utilizó ampliamente, dando esta última origen a la expresión referida.

Como dato curioso, señalar que en 1941 fueron sustituidas por monedas del mismo valor pero realizadas de aluminio y en el que se cambió el diseño (en el anverso aparecía un jinete íbero con una lanza y en el reverso el escudo de España con el águila de San Juan) y el bronce fundido, de todas las monedas antiguas de las perras gordas y chicas, fue utilizado en el tendido eléctrico del ferrocarril que unió la poblaciones de Ávila y Segovia.

 

 

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