Entradas etiquetadas como ‘musas’

¿Qué diferencia hay entre un ‘museo’ y una ‘pinacoteca’?

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan qué diferencia hay entre un ‘museo’ y una ‘pinacoteca’.

¿Qué diferencia hay entre un ‘museo’ y una ‘pinacoteca’?

Es habitual utilizar los términos ‘museo’ y ‘pinacoteca’ como sinónimos de un lugar donde se guardan y exhiben obras (que también puede ser denominado como ‘Galería de arte’)

El término pinacoteca hace referencia única y exclusivamente a las obras pictóricas (cuadros, pinturas, lienzos…). Etimológicamente proviene del latín ‘pinacothēca’ y este del griego ‘pinakothḗkē’, formado por ‘pinakos’, genitivo de ‘pinax’ (tabla pintada) y ‘thêke’ (depósito), siendo su significado literal ‘depósito de tablas pintadas’ (teniendo en cuenta que en la Antigua Grecia se pintaba sobre tablas y no lienzos).

Por su parte, un museo es el lugar destinado a conservar y exhibir cualquier tipo de objeto, ya sea de carácter artístico, científico, cotidiano, social… Todo aquello que se puede reunir y mostrar puede formar parte de la colección de un museo. La etimología del término la encontramos en el latín ‘musēum’ y a su vez este del griego ‘mouseîon’ siendo su significado ‘casa o templo de las musas’, debido que en la antigüedad se tenía el convencimiento que toda aquella obra artística (escultura, pintura, danza, música, poesía…) había sido realizada gracias a la influencia que las musas habían realizado sobre el correspondiente creador (artista) y, por tanto, donde posteriormente se guardarían y/o expondrían debía ser un lugar dedicado a esas deidades.

 

 

Te puede interesar leer también:

 

 

Fuente de la imagen: pxhere

¿De dónde surge la expresión ‘La casualidad es la décima musa’?

Recibo un mensaje Inés M. Salvador donde me pregunta de dónde surge la expresión ‘La casualidad es la décima musa’ y en el que también quiere saber quiénes eran las otras ‘nueve musas’.

¿De dónde surge la expresión ‘La casualidad es la décima musa’?

Según la mitología griega, existían nueve deidades femeninas, conocidas como ‘musas’, que eran las encargadas de dotar de talento e inspirar a los artistas y escritores.

Estas eran hijas de Zeus (un Dios considerado por los griego como el padre de los dioses y los hombres’) y de Mnemosine (Diosa de la memoria). Los relatos mitológicos recogieron que a lo largo de nueve noches  mantuvieron relaciones, engendrando en un parto múltiple a nueve hijas cuya misión encomendada era ser las patrocinadoras de todas las artes (de la antigüedad).

Calíope era la musa de la retórica y la poesía; Clío, de la historia; Erato, de la elegía; Euterpe, de la música; Melpómene, de la tragedia; Polimnia, de la lírica; Talia, de la comedia; Terpsícore, de la danza y Urania, de la astronomía y astrología.

Con el término ‘musa’ también se ha conocido a la inspiración o ingenio que ha tenido un artista o escritor y frecuentes han sido las ocasiones en las que el no tener una buena idea para plasmar en una obra ha sido achacada por estos a que  no habían sido visitados por las musas.

Fue el célebre escritor y dramaturgo español, Enrique Jardiel Poncela, quien acuñó el aforismo ‘La casualidad es la décima musa’, siendo incluida en su obra ‘Máximas mínimas’, publicada en 1937.

Jardiel Poncela destacó por ser uno de los grandes y más productivos autores del llamado ‘teatro del absurdo’, siendo muy prolífica su obra literaria (autor de docenas de obras, guiones cinematográficos, novelas, narrativa corta e infinidad de artículos periodísticos), algo que, a menudo, achacaba a la casualidad, haciendo un paralelismo entre esta y la musas, de ahí que lo encasillase como la décima de ellas.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué salir a caminar nos ayuda a pensar?

¿Por qué salir a caminar nos ayuda a pensar?

Tiempo atrás os traía al blog la curiosa anécdota de cómo el poeta Wallace Stevens encontraba la inspiración mientras daba largos paseos, en los que iba anotando en trozos de papel todo lo que se le iba ocurriendo mientras caminaba.

Y es que está demostrado que el echar a caminar, cuando uno necesita tener una idea, es uno  de los más efectivos métodos para conseguir que las musas de la inspiración vengan a visitarnos.

Yo mismo puedo dar fe de que así es (al menos en mi caso). Diariamente me paso un gran número de horas sentado frente al ordenador o consultando infinidad de libros donde encontrar información con la que escribir los posts que publico en los diferentes blogs en los que trabajo, para mi próximo libro, las charlas que imparto o mis colaboraciones radiofónicas. Hay momentos en el que la actividad es tal que acabo bloqueándome y soy incapaz de escribir dos párrafos seguidos sin que me quede en blanco. Es cuando decido levantarme de la silla y comienzo a caminar de un lado para el otro del pasillo o salgo a dar un paseo por los alrededores de mi casa.

Y la verdad es que es mano de santo, tras unos minutos caminando comienzan a fluir las ideas y palabras que hace tan solo un instante era incapaz de encontrar.

Todo se debe a los cambios que experimenta nuestro organismo en el momento que nos levantamos de la silla y echamos a caminar. Solo por el hecho de andar un poco nuestro corazón comienza a bombear más rápido, enviando mucha más sangre  a nuestro diferentes órganos (entre ellos el cerebro) y permitiendo que llegue oxígeno con mayor frecuencia. Esto provoca que los procesos mentales se realicen con mayor agilidad y más eficazmente.

En un estudio realizado por la Universidad de Stanford, los investigadores  Marily Oppezzo y Daniel Schwartz sometieron a 176 voluntarios a diferentes pruebas, determinando la eficacia de caminar a la hora de conseguir que las ideas fluyan y podamos pensar mucho mejor mientras andamos.

Da lo mismo si lo hacemos en nuestra propia habitación, yendo pasillo arriba y abajo (como es mi caso en algunas ocasiones), si andamos sobre una cinta, por la calle o en el campo… nuestro corazón bombea más rápido y nuestro cerebro recibe más sangre y oxigeno, una combinación perfecta para inspirarnos.

Eso sí, el estudio señala que esos paseos son muy beneficiosos a la hora de intentar ser creativos y tener diversas ideas o puntos de vista, pero no lo es tanto a la hora de tener que concentrarnos para encontrar una solución concreta, una única y especifica respuesta, debido a que los paseos favorecen a nuestra creatividad pero nos dispersan de la concentración.

También nuestra creatividad puede ir en aumento cuanto más atractivo es el entorno que elegimos para dar el paseo, no siendo lo mismo caminar sobre la cinta en casa que hacerlo en el campo.

 

 

Lee y descubre en este blog más posts con Curiosidades de ciencia

 

 

Fuentes de consulta: cookingideas / stanford / newyorker
Fuente de la imagen: Feans (Flickr)