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¿Qué hay de verdad en el consejo que indica que debemos beber ocho vasos de agua al día?

¿Qué hay de verdad en el consejo que indica que debemos beber ocho vasos de agua al día?

Numerosas son las publicaciones en las que a la hora de señalar la cantidad de agua que necesita diariamente nuestro organismo indican que debemos beber ocho vasos de agua al día (correspondiente a dos litros) y lo dejan como una norma a aplicar forzosamente.

Pero este consejo no es del todo correcto, debido a que debemos tener en cuenta muchos factores a la hora de hidratarnos y no todas las personas ni edades necesitan ingerir la misma cantidad de agua.

Beber agua es muy beneficioso para nuestro organismo. Gracias al agua que ingerimos podemos eliminar toxinas e hidratarnos, consiguiendo tener una piel mucho más tersa e incluso ayuda a evitar algunas cefaleas. Hasta ahí estamos de acuerdo.

Pero algo tan inocuo como puede parecer el agua también tiene sus riesgos cuando se abusa de ella y se bebe en exceso…

Por una parte hay que pensar que no es lo mismo aplicar esta norma, de los ocho vasos de agua diarios, al verano (y los días muy calurosos) que al invierno. También depende del lugar donde vivamos y la humedad ambiente que hay o si estamos haciendo deporte. Cada persona, lugar y situación requiere de una cantidad mayor o menor de líquido.

Algo que hemos de tener presente es que a lo largo del día vamos comiendo ciertos alimentos que de por sí ya llevan una importante cantidad de agua incorporada (hortalizas, frutas, lácteos, el pan fresco (pero no las tostadas), la pasta hervida y deshidratada, huevo, carne, pescado, marisco…). Si exprimiésemos todo eso que hemos ido ingiriendo al licuarlo comprobaríamos que lleva una considerable cantidad de líquido que bien podría sustituir a dos o tres de los vasos de agua aconsejados y, por lo tanto, ya no son dos litros (por poner la media) lo que necesitamos, sino 1,5 o incluso menos.

Así que el consejo que indica que debemos beber ocho vasos de agua al día no hay que seguirlo a pies juntillas.

Evidentemente, en un día de mucho calor y con una humedad alta en la que estemos sudando abundantemente por todos nuestros poros es aconsejable que nos hidratemos bien y bebamos mucha más agua que cualquier otro día en el que la temperatura es más baja y que apenas transpiramos.

Pero no, no debéis preocuparos si además de lo que coméis (rico en agua) también os bebéis algún día (de forma excepcional) esos ocho vasos de agua mencionados e incluso alguno de más, porque no os va a pasar nada grave (si no lo tomáis como costumbre, evidentemente). Nuestro organismo es lo suficientemente sabio para saber cuándo tiene más líquido del que debería y lo expulsa a través de la orina y el sudor, pero tampoco es aconsejable forzar la maquinaria (sobre todo los riñones, encargados del filtrado)

Otra cosa a tener en cuenta es que beber mucho con el pretexto de sudar más no es nada bueno, porque podemos ocasionarle problemas a nuestras glándulas sudoríparas.

También es frecuente el error de pensar que bebiendo más agua y sudando más cantidad de líquido se pierde peso más fácilmente.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

¿Sirve de algo poner una cuchara en una botella de cava para evitar que se escapen las burbujas?

¿Sirve de algo poner una cucharilla en una botella de cava para evitar que se escapen las burbujas?Este es uno más de los muchísimos mitos y costumbres que han llegado hasta nosotros, heredados directamente de generaciones pasadas.

Realmente hoy en día poner una cucharilla del revés dentro de una botella de champán, cava o cualquier vino espumoso, no sirve de nada, pero décadas atrás estaban convencidos de que sí y, aunque fuese de muy poquito, creían que algo hacía. Esta es la explicación del porqué…

Desde el mismo momento en que abrimos una botella el dióxido de carbono que contiene empieza a fugarse, pero hay algo que ayuda a ralentizar que se escapé el gas: el frío. Este es el motivo por el que es aconsejable mantener la botella bien fría en todo momento y suele servirse metida en una cubitera llena de hielo o agua muy fría (y ahí es donde debemos dejarla mientras no se haya consumido del todo). Si dejásemos la botella directamente sobre la mesa se calentaría y las burbujas se escaparían con muchísima más rapidez, pero al estar metida en frío la pérdida de gas es mucho más lenta.

Por eso, cuando no nos hemos terminado la botella y no queremos seguir bebiendo más en ese momento,  es muy aconsejable meter la botella directamente en la nevera, para que el frío haga su función de ralentizar que se escape el gas.

Evidentemente, el mejor remedio para que las burbujas no se escapen muy rápido es poniéndole un tapón hermético, pero no siempre tenemos uno a mano, por este motivo muchas son las personas que al guardar la botella, e incluso teniéndola sobre la mesa o metida en la cubitera, tienen la costumbre de colocar por la boca de la botella una cucharilla de metal del revés (normalmente de postre).

Como explicaba al inicio del post, este truco no es efectivo ni evita que se escapen las burbujas, pero hace muchos años, cuando los métodos de refrigeración no existían como hoy en día y no se tenía a mano una nevera o hielo para mantener fría la botella, estaban convencidos de que era útil hacerlo. Por aquel entonces lo que se hacía era colocar la cuchara (normalmente era de plata) para que el metal de la misma, como buen conductor del calor, extrajera éste del cuello de la botella y ayudase a que se mantuviera un poquito más fría (muy poco, evidentemente), ayudando a que no terminase de escapar todo el gas.

Ese es el motivo por el que hace muchos años se utilizaba este truco que hoy en día de nada sirve ya que en realidad lo que frena la fuga del carbónico es el frío y eso lo tenemos en el hielo o en el interior del frigorífico, tal y como se ha demostrado en múltiples experimentos científicos.

 

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Post publicado a raíz de una consulta realizada por Nely Fueyo en la página en Facebook de este blog
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El falso mito sobre el peligro de dormir en una habitación con plantas

El falso mito sobre el peligro de dormir en una habitación con plantas

Este es uno de los mitos más comunes y más repetidos hasta la saciedad por nuestras madres y abuelas que insistían en que no se podían tener plantas en los dormitorios debido a que éstas, durante la oscuridad de la noche, absorben oxígeno y liberan dióxido de carbono. Incluso muchos son los hospitales en los que cuando llega la hora de dormir las enfermeras o familiares del paciente retiran las flores o plantas y las dejan en los pasillos.

En realidad la persona que tiene en su dormitorio alguna planta (o incluso varias) no corre peligro alguno de morir por falta de oxígeno. El consumo que hacen las plantas de este elemento, tan necesario para nosotros para poder vivir, es mínimo en comparación al que tiene cualquier ser humano e incluso animal. Lo curioso del asunto es que, quienes defienden la teoría de que hemos de retirar las plantas, en ningún momento se plantean si corremos peligro o no por compartir el dormitorio con otras personas.

De correr algún peligro por quedarnos sin oxígeno todos dormiríamos en habitaciones individuales. Si os ponéis a pensar, podréis recordar un buen puñado de ocasiones en las que habéis compartido y dormido en un mismo cuarto con otras personas (en unas colonias junto a docenas de niños y niñas, en la mili, en un albergue, con vuestros hermanos o primos…) o incluso con algún animal de compañía.

Otro de los motivos por el que es prácticamente imposible quedarse sin oxígeno por la noche al dormir junto a plantas es porque los dormitorios no son unas estancias que quedan cerradas herméticamente. Aunque se cierren las ventanas y puerta siempre hay alguna rendija por la que, por poco que sea, entra oxígeno a la habitación.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

La verdad del famoso mito sobre tragarse un chicle y que tarda siete años en digerirse

El falso mito de que si te tragas un chicle tarda siete años en digerirse

Quién no ha escuchado alguna vez la advertencia, por parte de nuestros mayores, que tuviera cuidado de no tragarse el chicle porque éste tardaba siete años en ser digerido, ya que se quedaba adherido en las paredes del estómago o taponaba nuestras tripas.

Pues bien, éste como otros muchísimos consejos que nos daban de pequeños no deja de ser un mito inventado por la creencia popular y sobre todo como método de asustar a los más pequeños de la casa con el fin de evitar que mascasen chicle y, en caso de hacerlo, se lo tragasen.

Está totalmente demostrado que es una falacia, no existiendo casos conocidos en el que se haya dado que alguna persona mantuviera en su interior un chicle más tiempo del establecido para ser digerido y expulsado como cualquier otro elemento ingerido.

Un chicle ni se queda pegado en las paredes del estómago (el cual cada tres o cuatro días forma un nuevo revestimiento y por lo tanto se desprendería en ese plazo de tiempo), ni obstruye o tapona las tripas ni conductos de salida (en este caso teniendo en cuenta el hecho de tragarse un chicle, que es de lo que estoy hablando. Diferente sería el tragar de golpe una gran cantidad de chicles que sí podrían hacer un pequeño y momentáneo tapón, pero que podría ser expulsado en poco tiempo –me refiero a un plazo de días, no años-).

El chicle, al igual que todo lo que ingerimos, pasa por el proceso digestivo y se elimina a través de las heces, a veces incluso más rápido que cualquier otra cosa que hayamos comido, ya que muchas gomas de mascar (de las llamadas ‘sin azúcar’) son endulzadas con sorbitol, un componente que tiene efectos laxantes (de ahí que se desaconseje mascar grandes cantidades de ese tipo de chicles).

Para terminar, tan solo queda apuntar que, tal y como indico al inicio del post, el mito de que se tarda siete años en digerirse surge de la necesidad de asustar a los más pequeños de la casa y el hecho de que se utilice el número 7 es por ser un número cabalístico, utilizado para infinidad de cosas y dichos (la superstición de los siete años de mala suerte si se rompe un espejo, las siete vidas de un gato, como número de la buena o mala suerte, los días de la semana, las notas musicales, los pecados capitales, los brazos del candelabro Judío, los chakras, los arcángeles, los siete enanitos, los siete magníficos y un larguísimo etcétera…)

 

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Fuente de la imagen: ccmackay (morguefile)

¿De dónde surge el mito que indica que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro?

¿De dónde surge el mito que indica que sólo utilizamos el 10 por ciento de nuestro cerebro?No hay una sola prueba o evidencia que demuestre que tan solo utilizamos un 10% de nuestro cerebro, pero a pesar de ello se ha hecho mucha literatura (y últimamente cinematografía) al respecto, por lo que éste ha acabado siendo uno de los mitos (ya convertido en leyenda urbana) que más éxito tiene entre los amigos de propagar y creer en este tipo de cosas.

Si nos ponemos a indagar de dónde surge este mito nos encontraremos que muchas son las fuentes que se lo atribuye a Albert Einstein. Según dicen, el famoso físico en una ocasión dio como respuesta (a modo de guasa)  que ‘él tan sólo utilizaba el 10 % de su cerebro’ y parece ser que dicha contestación quedó perpetuada como algo generalizado para el resto del planeta. También hemos de tener en cuenta que son centenares las citas y frases pertenecientes a otras personas y que le son asignadas a Einstein sólo por el hecho de ser el científico más conocido de la historia, dándole así cierta credibilidad por mucho de que eso pueda tratarse de una falacia. Evidentemente, la irrupción de internet y las redes sociales han ayudado a difundir este tipo de mensajes erróneos.

Otro de los posibles orígenes de este mito está en la cita Estamos haciendo uso de tan solo una pequeña parte de nuestros posibles recursos físicos y mentales’ que fue incluida en el artículo ‘The energies of men’ (Las energías del hombre) escrito por el prestigioso psicólogo neoyorquino William James y que fue publicado en 1907 en el ‘The American Magazine’. Esta frase ya había sido pronunciada una década atrás por el propio profesor James en la Universidad de Harvard .

Pero también nos encontramos con quienes apuntan que, muy posiblemente, el mito naciera a principios del siglo XIX, cuando era habitual que los charlatanes y vendedores ambulantes viajaran de una población a otra con el fin de vender sus ‘productos milagros’ (crecepelo, tónicos que daban fuerza y vigor o algún elixir que aseguraba proporcionar una memoria e inteligencia prodigiosas). Para poder venderlos mejor, durante sus demostraciones de charlatanería, intentaban convencer a la gente que se agolpaba frente a ellos de que el cerebro del ser humano todavía no había llegado a su potencial máximo y que ingiriendo su producto lo conseguirían; un argumento que con una teatralizada demostración y utilizando las palabras adecuadas lograba convencer a los presentes vendiéndose un buen número de brebajes.

Cabe destacar que en realidad los seres humanos utilizamos la totalidad de nuestro cerebro y todas las resonancias magnéticas, tomografías por emisión de positrones o PET y otros estudios por imágenes que se han realizado para determinar la actividad del cerebro, no han mostrado zonas del cerebro inactivas (en personas sin lesiones cerebrales, evidentemente).

 

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Portada Vuelve el listo que todo lo sabe

 

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Fuentes de consulta: archive.org / scientificamerican / livescience / BBC / Naukas / Quo
Fuente de la imagen: Yoel (morguefile)

¿De dónde surge el mito que indica que dar azúcar a los niños los vuelve hiperactivos?

¿De dónde surge el mito que indica que dar azúcar a los niños los vuelve hiperactivos?Uno de los mitos científicos más extendidos entre la población es aquel que indica que dar azúcar a los niños los vuelve hiperactivos.

Si bien es conocido que tomar dulces aumenta la liberación de insulina, los investigadores y científicos no han podido demostrar reacción metabólica alguna que asocie su consumo con una sobreexcitación del sistema nervioso del niño (hiperactividad), señalando que se trata más de una razón psicológica que orgánica.

Evidentemente habrá muchos padres y madres que estarán pensando en este momento, mientras leen este post, que ellos recuerdan infinidad de ocasiones en las que sus hijos se han comportado de una manera hiperactiva tras haberse atiborrado a dulces y chuches, pero esto tiene una explicación lógica que es la que señalan los expertos: los niños no se ponen hiperactivos y sobreexcitados por la ingesta del azúcar sino por el entorno y momento en el que lo están tomando.

Hay que tener en cuenta que, en la mayoría de ocasiones, cuando a un niño se le da algún tipo de dulce (chucherías, pastel, bebidas azucaradas o cualquier producto con un alto contenido en azúcares) suele ser dentro de un entorno festivo, rodeado de otros niños y en el que se realizan juegos, risas y alborotos.

Ya sea en un parque infantil, un cumpleaños o cualquier fiesta especial, es el hecho de estar jugando, correteando y trotando de un lado a otro sin parar con otros niños (amigos, compañeros, primos, hermanos…) lo que causa la sobreexcitación e hiperactividad del pequeño y no lo que ha estado comiendo, que en su caso lo quema muy rápidamente al estar tan activo.

El asociar esa sobreexcitación del niño con los dulces que ha tomado en la fiesta/evento especial es lo que causó que fuesen muchos los progenitores que rápidamente asociasen los dulces/azúcar con la hiperactividad, convirtiéndose en uno de los mitos más comunes.

Cabe destacar que quien más influyó en difundirlo, o al menos dio pie para ello, fue Benjamin Feingold, alergólogo estadounidense que en 1973 propuso prevenir las posibles conductas de hiperactividad infantil suprimiendo los colorantes, conservantes, sabores y edulcorantes artificiales de las dietas de los niños. Fue precisamente el citar a los edulcorantes lo que hizo relacionarlos con el azúcar y cualquier dulce en general, aunque no tuviese nada que ver.

 

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Fuentes de consulta: medlineplus / esmas / babycenter / bbc / medicinajoven / xatakaciencia / bmj / yalescientific
Fuente de la imagen: Ronniehall (Flickr)

La importancia de comprobar las fuentes para que no te cuelen un fake (bulo)

La importancia de comprobar las fuentes para que no te cuelen un fake (bulo)Ya son más de diez años (desde enero de 2006) los que llevo día a día investigando, escribiendo y publicando en el blog ‘Ya está el listo que todo lo sabe’ y las diferentes colaboraciones que realizo para varios medios y páginas.

Siempre trato de ser sumamente meticuloso a la hora de buscar las respuestas a aquellas dudas que quiero resolver, buscando en infinidad de fuentes y contrastándolas al máximo con el fin de no publicar ningún post que contenga errores.

Evidentemente en mis inicios cometí algún que otro error, que con el tiempo supe reparar y que me sirvió para que no me fiase a la primera de cambio de cualquier cosa que viese publicada por ahí, por muy enlazada, retuiteada y extendida que estuviera.

Esto me lleva a tener un estricto celo a la hora de leer según qué contenidos y comprobar sistemáticamente todo aquello que me crea alguna duda y numerosos son los posts que he publicado destripando leyendas urbanas, falsas cadenas y bulos que muchos daban como ciertos.

Lamentablemente no ocurre lo mismo con un grandísimo número de internautas, quienes se creen a pies juntillas todo lo que leen o les pasa algún conocido a través de las redes sociales; compartiéndolo con sus amigos y seguidores haciendo así mucho más grande un posible bulo.

Pero no solo los usuarios corrientes son los que se tragan todas esas mentidas que circulan por la red sin comprobarlas, sino que por desgracia también hay medios y profesionales que se dedican a publicar y dar altavoz a aquello que corretea por la red, solo porque ha sido compartido por tropecientas personas.

Hace unos meses descubrí un blog que se dedicaba a inventarse explicaciones etimológicas sobre expresiones muy populares y a difundirlas, todo a modo de divertimiento y sin advertir en ningún momento de que lo que en ella se explicaba se trataba de una burda mentira. La página en cuestión se llama Emitologías y aunque en su título hace un juego de palabras con los términos etimología  y mito en ningún lado del blog advierten que todo el contenido que allí publican se lo han inventado y nada tiene que ver con la realidad.

Me puse en contacto con el autor de dicha página, quien se esconde en todo momento tras el anonimato y le comenté de lo peligroso que resulta difundir bulos sin advertir que lo son. Pero de poco o nada sirvió, ya que a ese anónimo bloguero le importó un bledo y vino a contestarme que él y una amiga lo pasaban la mar de bien escribiendo esos contenidos y que no era culpa de ellos el que la gente fuese tan crédula; haciendo caso omiso a mi petición de que pusieran en el blog o en los posts algún aviso en el dijese que se trataba de un contenido de coña/falso/inventado.

Pues bien, esto ha llevado a que muchos internautas comenzasen a conocer la página, pero no como un sitio que publica etimologías inventadas, sino creyendo que lo que allí publican es verdadero, por lo que un gran número de sus posts han sido compartidos por muchísimos internautas en sus redes sociales.

Esto ha pasado con una de esas falsas etimologías publicadas por Emitologías, concretamente con la titulada “TE PONGO MIRANDO PA’ CUENCA”, la cual llegó a ser llevada por un usuario a Menéame y obtuvo 51 ‘meneos’ (afortunadamente 7 usuarios la votaron como negativa y no subió a la portada).

Tras pasar por Menéame y ser compartido por un buen número de internautas, algún que otro bloguero pilló esa falsa información y sin comprobarlo la fueron publicando en sus respectivos blogs (y lo mismo ha pasado con otros contenidos de esa página).

Pero esto no ha sido lo peor…

Recientemente el apartado de ‘redes’ de la web de Abc.es (a través de su acuerdo con Bitácoras.com) ha publicado un artículo titulado “La aplicación que enseña el origen de la expresión «mirar para Cuenca»” el cual lo han sacado de la página windowsphoneapps(*) que había publicado previamente esa falsa etimología. Han referenciando al blog Emitologías como la fuente fiable de la información, sin haber caído en ningún momento en que se trataba de un bulo. Esa entrada del diario digital ha sido ampliamente difundida en las redes sociales provocando que cada vez se haya ido haciendo más grande esta cadena de despropósitos y mentiras en la que miles de personas se han creído la falsa historia que cuentan sobre el origen de la expresión ‘poner mirando pa’ Cuenca’.

Creo sinceramente que el problema radica en que nadie de Bitacoras.com ni de Abc.es (que se deduce que tienen sobrada experiencia y solvencia a la hora de publicar y contrastar cualquier información) se haya molestado en comprobar, antes de publicarlo, si ese contenido era cierto y si la fuente a la que enlazaban era de fiar o no (que no lo es, como ya he explicado).

Para finalizar este post os añado la conversación que mantuve con el autor del blog Emitologías a través de los mensajes de su página en Facebook, ya que no me quiso facilitar un email de contacto:

 

12/05/2014 19:08  Alfred López

Hola, Disculpa por mi insistencia para conseguir un modo donde enviarte un correo, pero el tema que me trae a contactar contigo es serio e importante. Evidentemente tiene mucho que ver con tu blog y los textos que en él publicas, ya que todo lo expuesto está inventado pero la gente que accede al contenido en ningún momento es advertida de que lo que va a leer es completamente producto de la imaginación del autor, sin tener nada que ver con el verdadero origen etimológico. Y sí, sé que te defenderás argumentando que en el título ya lo pone: emitologías, y la verdad es que es un argumento no valido, porque la gente no tiene que reparar en si la m y la t están cambiadas de sitio y por lo tanto habla de mitos pero no de etimos. Te comento todo esto porque los que nos dedicamos profesionalmente a la labor de encontrar los orígenes etimológicos de las expresiones y palabras le echamos muchísimas horas de investigación para que aparezca de la nada un blog que se inventa historias, que no lo advierte y que hace que mucha gente quede desinformada por culpa de ello. Pero lo peor de todo es que hay personas que se creen según qué a pies juntillas y a mi me ha ocurrido el discutirme una persona una etimología y cuyos argumentos erróneos los había sacado de este blog y he de decirte que lo defendía como si le fuese la vida en ello… sólo porque lo había leído en un enlace de Facebook de tu blog. Fue a través del enlace que esta persona me facilitó cuando descubrí tu página y me di cuenta del daño que puedes llegar a causar desinformando. Es por ello que te pido que añadas una leyenda bajo el título del blog donde ponga que todo lo que van a leer está inventado y lo mismo haría al pie de cada post. Ruego no te tomes a mal mi mensaje, pero creo que es necesario. Los que nos dedicamos a divulgar te lo agradeceríamos. Un cordial saludo Alfred López

 

12/05/2014 19:27  Emitologías

Hola Alfred, En primer lugar quiero decirte que no me tomo a mal tu mensaje, es más, me alegro de que me escribas y perdona por haberte «obligado» a escribirme aquí: conozco ya los problemas que acarrea dejar la dirección de mail por internet sin control. En segundo lugar te cuento la historia de este blog y mi punto de vista, que es de alguna manera diferente al tuyo. Todo empezó como un juego con una amiga que habla español aunque este no sea su lengua madre. Le interesan mucho las expresiones extrañas y la idea de inventarse un origen para cada una nos resultó muy divertida a los dos. Cuando empecé a escribirlas y a publicarlas jamás pensé que hubiera nadie capaz de creerse la cantidad de cosas que se me han ocurrido, sobre todo porque hay algunas historias que de verdad no hay por donde cogerlas desde el punto de vista histórico. Sin embargo, y tu mensaje así me lo confirma, queda claro que una parte de la gente que sigue el blog (por desgracia no toda) ha desarrollado un interés por las etimologías que antes no tenía, y creo que esto es una buena noticia. Evidentemente basta buscar en Google el nombre de muchos de los personajes que cito para ver que no son verdad y, obviamente, en ningún otro sitio encontrarán una confirmación de lo que digo. Imaginemos además por un momento que cuando digo que «Heródoto lo cuenta» haya alguien que abra el libro de Heródoto buscando la historia. No la encontrará, pero habrá una persona que habrá buscado quién era Heródoto y habrá incluso echado un vistazo a su obra.
En cualquier caso el motivo que hay detrás de este blog sigue siendo puro entretenimiento, no sólo para mí sino para todas esas personas que lo siguen aun sabiendo que todo lo que cuento no es verdad. Decir cada vez que lo que escribo no es verdad le quitaría todo el interés al blog. La esperanza es en parte que cuando alguien lea una historia tan extraña piense «esto no puede ser verdad» y busque cuál puede ser el verdadero origen de la expresión. Por otro lado, quien se crea todo lo que lee en Facebook merece seguir haciéndolo. Lo mismo para quien no entienda la parte de la información donde digo «explicaciones mitológicas».
Gracias por el interés y espero que entiendas (incluso si no lo respetas) mi punto de vista.
Un saludo.

 

(*)ACTUALIZACIÓN:

Tras la publicación de este post la web windowsphoneapps  han rectificado y añadido una nota indicando del error de su info, cosa que es de agradecer y les honra.

Por su parte, hasta el momento ABC.es ha hecho oídos sordos al aviso de que ese contenido que han publicado es un bulo, cerrando los comentarios a la moderación.

Otro medio que ha caído en el engaño de Emitologías ha sido la web de noticias Cádiz Directo: http://www.cadizdirecto.com/origen-de-la-expresion-te-pongo-mirando-pa-cuenca.html Les he avisado error, pero también ha hecho oídos sordos (prefieren seguir manteniendo un buen flujo de visitas que corregir un error). al igual que ABC. es tiene los comentarios cerrados con moderación.

 

 

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Destripando mitos: ¿Es peligroso despertar a un sonámbulo?

¿Es peligroso despertar a un sonámbulo?Este es uno más de los muchísimos mitos que han sido alimentados a través de la literatura y la cinematografía y en el que frecuentemente han retratado, erróneamente, escenas en las que un sonámbulo sufría un patatús tras ser despertado.

La practica mayoría de expertos relacionados con los trastornos del sueño señalan que una persona sonámbula, que es despertada durante uno de su paseos nocturnos, no debería sufrir ningún tipo de ataque cardiaco ni tampoco debería entrar en ningún estado de shock, siempre y cuando la forma de haber sido despertada se ha hecho de una manera brusca.

Evidentemente el sonámbulo se encuentra en ese momento dormido y al ser despertado puede llevarse un susto, pero del mismo modo que se lo llevaría cualquiera de nosotros si de repente alguien empieza a zarandearnos, cuando estamos dormidos plácidamente, con la intención de que nos despertemos.

Es más aconsejable que una persona que padece de sonambulismo se lleve un pequeño susto a no que pueda sufrir un daño mayor si tropieza, se cae o tocar algo que no debiera durante un paseo nocturno mientras dormita.

Muchos son los casos de personas que incluso han salido de sus casas sin ser conscientes y han llegado a caminar varias calles, con el peligro que ello conlleva, al tratarse de un momento en el que no hay una lucidez sobre lo que se está haciendo, algo que hace que sea mucho más peligroso no despertarlo que sí hacerlo.

El periodo en el que se puede padecer sonambulismo con más posibilidad es siendo pequeños y se calcula que alrededor del 20% de los niños se han levantado alguna vez durante la noche, mientras que en la edad adulta ese porcentaje suele ser de un escaso 0,4%.

Por cierto… la imagen que ilustra este post no se trata de ningún hombre sonámbulo, sino de una escultura realizada por el artista Tony Matelli y que colocó en el Campus del Wellesley College (Massachusetts).

 

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Fuentes de consulta: xatakaciencia / mentalfloss / maikelnai / theregister
Fuente de la imagen: Lorianne DiSabato (Flickr)

¿De dónde surge el mito que asegura que la vitamina C cura el resfriado?

¿De dónde surge el mito que asegura que la vitamina C cura el resfriado?Estoy completamente seguro que en alguna ocasión, en la que cualquiera de los lectores de este blog hayáis cogido un resfriado, alguien os ha recomendado tomar vitamina C (sobre todo zumo de naranja) con el fin de que se os cure más rápida y eficazmente.

Este, como muchos otros, no deja de ser un mito que a pesar de llevar muchos años demostrado que es falso sigue transfiriéndose de una persona a otra como si de un consejo válido se tratase.

Hace unos años era muy común que fuesen nuestras madres y abuelas las que nos dijesen esos remedios que creían infalibles para curar enfermedades (aunque no tuvieran base científica alguna), pero hoy en día son las redes sociales las encargadas de difundir cualquier tipo de mensaje y convertirlo incluso en viral, sin importar si se trata de un bulo o no. Lamentablemente continua habiendo demasiada gente que comparte la información sin comprobar previamente si es errónea o no.

Sobre el tema que os traigo hoy al blog, cabe destacar que actualmente ya existen suficientes estudios científicos en los que se ha demostrado la ineficacia de tomar vitamina C como remedio para curar o prevenir un resfriado.

Pero, evidentemente, hay un origen y un responsable directo para que durante tantísimos años nos hayamos creído a pies juntillas que realmente sí que era un buen remedio: el bioquímico Linus Pauling, quien, además de ganar el Premio Nobel de Química en 1954, puso mucho empeño en intentar demostrar las virtudes y bondades que tenía la vitamina C sobre la salud de las personas.

En 1970 Pauling publicó el libro ‘Vitamin C and the Common Cold’ (La vitamina C y el resfriado común) que alcanzó una gran popularidad, por lo que la convicción que aseguraba que era un remedio infalible quedó incrustada en la sociedad y se convirtió en el perfecto consejo que se le da a alguien cuando lo ves acatarrado.

Con el tiempo y docenas de estudios científicos realizados, se llegó a demostrar que la vitamina C puede ser buena para muchas cosas de nuestro organismo, pero no para curar o mejorar los síntomas de un resfriado. Este, como otros muchos remedios, ha basado su posible eficacia en casos puntuales y en el placebo que producía en aquellas personas que estaban convencidas de las virtudes de la vitamina C contenida en algo que tomaban (zumo de naranja, por poner un ejemplo).

 

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Fuentes de consulta: quackwatch 1 / quackwatch 2 / xatakaciencia / askdoctork / nlm.nih
Fuente de la imagen: askdoctork

¿De dónde surge el mito que dice que hay varias mujeres por cada hombre?

¿De dónde surge el mito que dice que hay varias mujeres por cada hombre?A través de la página en Facebook de este blog, Arancha Delgado me pregunta si es verdad el famoso mito que dice que hay/nacen más mujeres que hombres.

La respuesta a esta cuestión es muy sencilla: ‘no’. Pero, evidentemente, la misma no puede ser rotunda y contundente, ya que tiene muchísimos matices y porqués que deben ser explicados.

A nivel de todo el planeta el tanto por ciento de hombres y mujeres que nacen está muy equilibrado y podríamos decir que hay un empate técnico: 50,34% hombres y 49,66% mujeres (según datos de la Population Reference Bureau )

Si nos pusiéramos a diferenciar por regiones o países es donde podríamos encontrar leves diferencias, que en algunos casos dan mayor ventaja al número de féminas nacidas, pero que puede variar en un 3 o 4% en los casos más extremos, siendo en la mayoría de ocasiones tan solo unas décimas.

Por poner un ejemplo: en España la proporción de mujeres es del 50,75% frente al 49,25% de hombres (según datos del Instituto Nacional de Estadística del 1 de enero de 2013). Si lo comparamos con los datos estadísticos de población de 1900 (también del INE) la proporción era de 51,19% mujeres y 48,81% hombres.

Pero si en lugar de centrar la estadística en el número de nacimientos nos fijamos en personas vivas de un sexo u otro, podemos observar que, según va envejeciendo la población (y debido a que las mujeres tienen mayor esperanza de vida), nos encontramos que ese porcentaje se acentúa progresivamente.

La población actual con 60 años es de un 50,90% de mujeres y 49,10% hombres. En la franja de 75 años de edad se sitúa en el 55,48% mujeres y 44,52% hombres. La mayor diferencia la encontramos en personas mayores de 90 años, donde hay un 69,43% de mujeres frente al 30,57% de hombres.

Como he adelantado al inicio del post, salvo casos muy concretos, a nivel mundial el número de hombres y mujeres es prácticamente igual, pero cabe destacar que a lo largo de la historia ha habido varios factores determinantes que han podido desequilibrar la balanza hacia un lado u otro, como guerras y enfermedades epidémicas.

En época de guerras la mortalidad masculina era superior, ya que eran los hombres quienes solían ir al frente, por lo que la población femenina era mucho mayor.

También hemos de tener en cuenta que siglos atrás, debido a que no había avances médicos, un gran número de mujeres fallecían en el momento de dar a luz o por otras circunstancias, por lo que la balanza de la demografía entre sexos parece que se ha ido manteniendo bastante equilibrada.

Por último queda explicar de dónde surge el famoso mito, que durante muchísimos años ha ido pasando de boca en boca a través de las generaciones, y el cual decía que por cada hombre había/correspondía siete mujeres (algunas versiones dicen cinco y otras tres). Viene de la época en la que por cuestión de mayor mortalidad masculina a consecuencia de las guerras (sobre todo en la Edad Media), muchas aldeas/poblaciones quedaban sin apenas hombres, por lo que dio pie a que en muchos lugares se realizarán dichas comparativas. Las mujeres fértiles y en edad de seguir procreando debían proporcionar descendencia (a poder ser de sexo varón) y, evidentemente, tenían que hacerlo a través de los pocos hombres disponibles (que en algunos casos sí que era en una proporción de 1 a 7). Pero como he indicado, han sido en periodos y lugares muy concretos.

 

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Fuentes de consulta: Population Reference Bureau / Instituto Nacional de Estadística
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