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Media docena de oficios cuyo nombre quizás desconocías (II)

Segunda entrega de la serie de post con media docena de oficios cuyo nombre quizás desconocías.

Media docena de oficios cuyo nombre quizás desconocías (II)

Chamarilero: Así se conocía a la persona que se dedicaba a la compra y venta callejera (de pueblo en pueblo) de cualquier objeto de ocasión, cosas inservibles o trastos viejos. Tiene una etimología algo discutida, pero son bastantes los lingüistas que opinan que es más que probable que el término provenga del verbo chamar, ‘acción de intercambiar algo’, y este del portugués cambar, ‘cambiar’.

Armígero: Antiquísimo oficio que, en tiempos de la caballería, consistía en ser el escudero y/o encargado de llevar las armas a su señor. El vocablo proviene del latín ‘armĭger’, cuyo significado literal era ‘llevar armas’.

Sochantre: Encargado de dirigir el coro de cantores en los oficios religiosos. El término es la unión del prefijo ‘so’ (debajo) y ‘chantre’ (cantor) proveniente del francés de ‘chanteur’, de exacto significado. Cabe destacar que en el escalafón eclesiástico también podíamos encontrar la figura del ‘chantre’ que venía ser el máximo responsable de un coro.

Merino: Tipo de pastor al cuidado del ganado y los pastos. El término proviene del nombre que reciben cierto tipo de ovejas, las merinas (sí, las mismas a las que se menciona en el dicho popular ‘No hay que mezclar churras con merinas’).

Chiquichaque: Denominado así aquel profesional dedicado a aserrar las piezas gruesas de madera. Dicho nombre lo recibía de la onomatopeya del sonido que hacía los dientes de la sierra al friccionar contra la madera que cortaba.

Desbravador: Profesional dedicado a la doma (desbravar) de algunos animales salvajes como caballos o potros cerriles.

 

 

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Fuente de la imagen: wikiart

Media docena de oficios cuyo nombre quizás desconocías (I)

Miles son los oficios que existen e innumerables los términos por los que se conocen. Algunas profesiones han desaparecido con el paso de los años, pero otras muchas siguen siendo realizadas por trabajadores cualificados y cuya denominación del trabajo que llevan a cabo es totalmente desconocido para la mayoría de personas. Eso sí, todas ellas están (o han estado) recogidas en alguna de las ediciones de los diferentes diccionarios de la RAE.

En este post os traigo media docena de la primera entrega (de una serie de entradas que iré publicando).

Media docena de oficios cuyo nombre quizás desconocías (I)

Mojón: Término que proviene del occitano moisson y que originalmente se utilizaba para denominar de ese modo a los borrachines, ya que este era su significado literal y que con el tiempo se transformó en la forma de hacer referencia a la persona que se dedicaba a catar el vino (catavinos) e informar sobre las cualidades de esos caldos. No debemos confundir con la palabra mojón que sirve para referirse a la señal de piedra que se encuentra en las carreteras indicando el punto kilométrico (en este caso proviene del árabe mutŭlo)

Currinche: En el argot del mundo periodístico, esta era la forma en la que los profesionales se referían a los principiantes (también llamados gacetilleros o plumillas) encargados de cubrir ruedas de prensa, redactar noticias cortas o realizar los trabajos menos gratificantes. Su etimología es algo discutida y algunos etimólogos apuntan que podría ser una forma derivada de currante (currito).

Marchamador: Empleado de la aduana que se dedica a revisar y marcar los paquetes y género que por allí pasan. El término proviene de marchamo que es, tal y como indica la RAE: ‘la señal o marca que se pone en los fardos o bultos en las aduanas, como prueba de que están despachados o reconocidos’. Etimológicamente procede del árabe máršam, cuyo significado era hierro para marcar.

Trujamán: Persona que tenía como oficio la de mediar en una compra, venta o negocio entre personas de distintos idiomas y que, con el tiempo, se convirtió este término en un sinónimo de intérprete o traductor. El término proviene del árabe hispánico turgumán, de idéntico significado.

Añacal: (también llamado anacalo) era la persona que, antiguamente, tenía encomendado trasladar al molino el trigo u otro cereal que debía ser molido y, posteriormente, llevar la harina resultante al horno donde se cocería (en algunas ocasiones era en el mismo lugar) para después entregar el pan resultante a sus propietarios. El término proviene del árabe hispánico annaqqál, cuyo significado literal era acarreador.

Afeitadera: Modo en el que antiguamente se conocía a la mujer que tenía el oficio de arreglar el cabello o embellecer a otras personas. Y es que debemos tener en cuenta que el término afeitar, que la originó, etimológicamente proviene del latín affectare, cuyo significado literal es arreglar, que, con el tiempo, sirvió para referirse al acto de peinarse y, luego, a quitarse el vello de la cara.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons