En realidad, los San Bernardo nunca habían llevado ningún barrilito conteniendo brandy colgado del cuello, pero esa imagen que todo tenemos y que tantas veces hemos visto en fotografías, postales o algunos films, se la debemos al pintor británico, de la época victoriana, Edwin Henry Landseer, un experto en plasmar sobre el lienzo idílicas estampas de bellos paisajes y animales.
En 1831 pintó el cuadro titulado “Alpine mastiffs reanimating a distressed traveller” (Mastines alpinos reanimando a un viajero en apuros) en el que aparecían un par de canes socorriendo a un herido y uno de ellos portaba un barril, añadido por el simple hecho de darle algo más de interés a la pintura.
Al tratarse de uno de los artistas favoritos de la reina Victoria I, el cuadro se popularizó rápidamente, quedando en la memoria colectiva la imagen que plasmaba al San Bernardo con el barril al cuello y desde entonces muchos han sido los artistas y escritores que han incorporado un barrilito de brandy a los canes de esa raza que aparecen en sus obras.
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