Suele utilizarse la expresión ‘Ídolo con pies de barro’ (e incluso ‘Gigante con pies de barro’) para señalar la vulnerabilidad y fragilidad de algo o alguien, a pesar de tener una apariencia fuerte y sólida.
El origen de la locución la encontramos en el Antiguo Testamento, más concretamente en el Libro de Daniel (pasaje 2:26-45) en el que este profeta explica el episodio en el que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, tuvo un sueño en el que aparecía una gigantesca estatua hecha por diversos elementos: la cabeza era de oro, el torso de plata, la caderas de bronce, las piernas de hierro y los pies eran de barro cocido. Una piedra cayó rodando hacia la escultura, chocando contra los pies y haciéndola desmoronarse, debido a la fragilidad del elemento con la que se había hecho la base, por muy fuertes y sólidas que fueran las del resto del cuerpo.
Te puede interesar leer: ¿De dónde surge llamar ‘ídolo’ a aquel personaje al que admiramos?
Fuente de la imagen: pixabay