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La leyenda urbana sobre el curioso origen de la anchura en las vías de los trenes norteamericanos

Esta curiosa historia lleva bastante tiempo correteando por Internet y ya se ha convertido en todo un clásico dentre de las «Leyendas Urbanas Modernas». Todo apunta indicar que la autoría pertenece a Didier Nordon, autor que desde hace ya muchos años publica una columna mensual sobre curiosidades científicas (de título «Bloc-Notes») en la revista Pour la Science. Al parecer éste corresponde a la primera nota de su columna en el número de septiembre de añol 2000.

De todos modos, su lectura es altamente recomendable.

La distancia entre los raíles de ferrocarril en los Estados Unidos es exactamente de 4 pies y 8,5 pulgadas (1435mm).
¿Cuál es la razón de una cifra tan extraña?
Pues ni más ni menos que el ferrocarril estadounidense fue construido a imagen y semejanza del de Inglaterra por ingenieros ingleses expatriados, que pensaron que sería una buena idea, ya que esto permitiría igualmente utilizar locomotoras inglesas.
¿Y por qué los ingleses habían construido así su ferrocarril?
Porque los ingenieros que pusieron en marcha los tranvías en Inglaterra eran los mismos que luego se ocuparon de diseñar las primeras vías de trenes y dicha distancia era la que entonces imperaba.
Pero, ¿por qué imperaba dicha distancia?
Porque las personas que construían tranvías eran las mismas que construían carros y, por lo tanto, utilizaron los mismos métodos y las mismas herramientas.
¿Y por qué las ruedas de los carros estaban separadas exactamente 4 pies y 8,5 pulgadas?
Porque en todas partes de Europa los caminos ya tenían carriles y una distancia diferente hubiera provocado la ruptura de los ejes de la carreta.
¿Por qué los carriles de los caminos estaban separados a una distancia tan exacta?
Porque databan del tiempo de los romanos y fueron construidos por éstos para acelerar el despliegue de sus legiones.
¿Por qué los romanos utilizaron esta medida?
Porque sus primeros carros eran instrumentos de guerra tirados por dos caballos, que galopaban uno junto al otro y debían estar lo bastante espaciados como para no estorbarse. A fin de asegurar una buena estabilidad del carro, era necesario que las ruedas no se deslizasen sobre las huellas de los cascos de los caballos y que, al mismo tiempo, no estuviesen demasiado espaciadas, ya que eso hubiera podido provocar accidentes cuando dos carros se cruzaban.
He aquí la respuesta a nuestra pregunta inicial. La distancia de las vías del ferrocarril de los Estados Unidos (4 pies y 8,5 pulgadas) se debe a que dos mil años antes, en otro continente, los carros romanos eran construidos en función de la dimensión del culo de los caballos utilizados durante la expansión de su imperio.
Y, ahora, le pondremos la guinda al pavo, ya que esta historia ha dado lugar a una prolongación interesante. Si observamos la nave espacial estadounidense en su plataforma de lanzamiento, veremos dos depósitos adicionales adjuntos al depósito principal. La sociedad THIOKOL se encarga de fabricar tales depósitos en su fábrica del estado de Utah. A los ingenieros que los diseñaron les hubiera gustado que fuesen un poco más anchos, pero debían enviarlos por tren hasta el lugar del lanzamiento. El ferrocarril que une la fábrica y Cabo Cañaveral atraviesa un túnel bajo las montañas Rocosas. Los depósitos debían pasar por dicho túnel. El túnel es sólo un poco más ancho que las vías del tren y las vías del tren sólo un poco más anchas que el culo de dos caballos.
Conclusión: el medio de transporte más avanzado del mundo está limitado por la anchura del culo de dos caballos. Las especificaciones y la burocracia son eternas. Por eso, la próxima vez que nos encontremos con especificaciones absurdas y nos preguntemos que quién será el tonto del culo que las habrá inventado, es posible que se trate de una pregunta muy sutil.

La historia también figura catalogada como “Leyenda Urbana” en Snopes.

En el año 2007, la empresa de mensajería brasileña Luft Logistic creó un spot publicitario utilizando esta historia. Podéis visionarla aquí:

¿Qué es un HOAX?

Los HOAX (bulo, engaño), son mensajes con falsas advertencias de virus, de cualquier otro tipo de alerta, de cadena (incluso solidaria, o que involucra a nuestra propia salud), o/y de algún tipo de denuncia, distribuida por correo electrónico.

Su denominador común, es pedir que los distribuyas «a la mayor cantidad posible de conocidos ó contactos». Jamás hay que reenviar un mensaje de este tipo cuando nos llegue a nuestro correo.

 

Esta clase de alarmas, suelen ser TOTALMENTE FALSAS, o basadas en hechos erróneos, pero lo peor es que activan un tipo de «contaminación» muy diferente, propagar cientos y hasta miles de mensajes de advertencia sobre los mismos. Y aún en el caso de denuncias basadas en hecho reales, esta forma de hacerlo desvirtúa totalmente su verdadero objetivo.

Ya hay una serie de Hoaxes que se han convertido en «leyendas urbanas» que van y vienen por Internet.

Los Hoax pueden dividirse en cuatro grandes grupos:

Campañas benéficas o altruistas: van desde grandes corporaciones que estarían dispuestas a donar dinero para causas ecologistas por cada correo electrónico que reciban hasta los niños que padecerían enfermedades terminales y cuyo último deseo sería coleccionar emails de apoyo. Sin olvidar, claro está, los pedidos similares de los supuestos condenados a muerte y de los aspirantes a integrar el libro Guinnes.

Cadenas millonarias: casi siempre alientan a los cibernautas a forrar con dinero sus bolsillos con sólo hacer un clic o solicitándoles que reenvíen esa clase de mensajes a sus amigos luego de colocarse al tope de los futuros beneficiarios de una catarata de euros. En otras ocasiones, este tipo de espiral electrónica asegura que el dinero provendrá de multinacionales que estarían realizando testeos tecnológicos.

Cadenas de la suerte: rayos, centellas y las más inspiradas admoniciones recaerán -dicen esta clase de correos- a quienes no reenvíen los mensajes. No faltan los que aparentemente lo hicieron y, gracias a ello, ingresaron airosos al panteón de la felicidad o se hicieron ricos y famosos.

Virus devastadores: esta clase de correos advierte sobre la existencia de virus temerarios que están dispuestos a hacer estragos en el «sistema inmunológico» de cuanto ordenador se cruce en su camino. En muchas ocasiones, tales alertas son avaladas falsamente por compañías de la talla de Microsoft o IBM.

Los Hoax en su mayoría provienen del continente americano, países como México, Venezuela, Perú, Argentina o Uruguay son los que más envían o hacen llegar a España estos Hoaxes, aunque en la actualidad es prácticamente imposible saber con exactitud donde nació un bulo u otro. Lee el resto de la entrada »

La curiosa ‘leyenda urbana’ de Albert Einstein y su chofer

La curiosa 'leyenda urbana' de Albert Einstein y su choferLa historia que viene a continuación lleva bastantes años circulando por la red pero no existe ni una sola constancia de que sea verdadera, por lo que ya forma parte de las miles de «Leyendas Urbanas» que corren por internet.

Suele ser muy utilizada por profesionales del coaching y motivación personal como ejemplo, pero, lamentablemente, lo hacen indicando que la anécdota es cierta, cuando no es así. También cabe destacar que son cientos las webs y publicaciones (muchas de ellas de medios importantes) que han publicado esta historia como si fuese cierta, pero no deja de ser un copia y pega.

Según parece, este bulo se originó en la revista ‘Selecciones del Reader’s Digest’ en la década de 1970 (muy popular en aquella época) y de la que se sabe que publicó infinidad de historias que resultaron ser leyendas urbanas.

La conocida como ‘Albert Einstein y su chofer’ es la siguiente:

Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.

Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.

«Si quiere», le dijo el chofer, «le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra».

Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.

El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:
«La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda».

 

Vídeo en mi cuenta @curiosisimo de la red social TikTok en el que desmiento este bulo:
https://www.tiktok.com/@curiosisimo/video/6975535268363308294

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