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¿Cuál es el origen del nombre de los días de la semana?

Los días de la semana en español tienen su origen en la mitología y la cultura de la Antigua Roma (a excepción del sábado y domingo).

¿Cuál es el origen del nombre de los días de la semana?

A continuación, os presento el origen etimológico de cada uno de ellos:

Lunes: proviene del latín ‘lunae dies’, que significa día de la Luna. La Luna era considerada un objeto divino en la mitología romana, y se le atribuían poderes mágicos y una influencia importante en la vida cotidiana.

Martes: proviene del latín ‘Martis dies’ (día de Marte). Marte era el dios romano de la guerra.

Miércoles: proviene del latín ‘Mercurii dies’ (día de Mercurio). Mercurio era el dios romano del comercio y los viajeros.

Jueves: proviene del latín ‘Jovis dies’ (día de Júpiter). Júpiter era el dios romano del cielo y el trueno, y era considerado el dios principal en la mitología romana.

Viernes: proviene del latín ‘Veneris dies’ (día de Venus). Venus era la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad.

Sábado: proviene del hebreo ‘Shabat’ y viene a significar ‘día de descanso’ (aunque al castellano nos llegó desde el latín tardío ‘sabbătum’ y a éste, a su vez, del griego ‘sábbaton’, con idéntico significado). En el judaísmo, el sábado es el día de descanso semanal en honor a Dios y en la cultura anglosajona este día está dedicado a Saturno, dios romano de la agricultura y las cosechas (Saturday).

Domingo: proviene del latín ‘dies Dominicus’ y su significado es ‘día del Señor’. En la cultura cristiana, el domingo es el día de la semana en el que se celebra la resurrección de Jesucristo. En la cultura anglosajona el domingo está dedicado al Sol, considerado un objeto divino en la mitología romana  (Sunday).

 

 

 

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Algunas curiosas y conocidas expresiones relacionadas con la Semana Santa

Media docena de curiosas expresiones relacionadas con la Semana Santa

Nuestro lenguaje cotidiano está lleno de frases hechas que las utilizamos comúnmente para referirnos a innumerables situaciones.

Las hay de todo tipo: relacionadas con la meteorología, la agricultura, los distintos oficios, el santoral, de hechos históricos, religiosos… y es que de estos últimos hay un buen puñado que están relacionados (directa o indirectamente) con la Semana Santa. Aquí tenéis algunas:

 

‘Estar pasando un calvario’

Proviene del monte en el que fue crucificado Jesús, llamado Monte Calvario (calvarium en latín quiere decir calavera) ya que en aquel lugar era donde se amontonaban las calaveras de todos aquellos condenados que habían sido ejecutados.

En referencia al sufrimiento de Jesús en la cruz, se utiliza la expresión ‘estar pasando un calvario’ para referirse a las penurias y desgracias por las que atraviesa una persona.

 

‘Hacer una barrabasada’

La expresión tiene relación con Barrabás, un personaje que, según los evangelios, estaba preso a la espera de ser ejecutado en la cruz. Cuando Jesús fue apresado, Poncio Pilatos (jefe militar de la provincia romana de Judea) dio a elegir a la multitud a quién querían que indultase y la multitud eligió a Barrabás, por lo que Jesús acabó crucificado.

De esa toma de decisión desacertada surgió el término ‘barrabasada’ como  aquel acto que provoca un gran daño o perjuicio.

 

‘Ser un tonto de capirote’

El capirote es el gorro en forma de cucurucho invertido que portan sobre la cabeza los nazarenos.

Antes de ser usado por  los penitentes que desfilan en las procesiones de Semana Santa, el capirote lo utilizó la Santa Inquisición para colocárselo (a modo de escarnio público) en la cabeza a todo aquel al que acusaba de algún delito, pecado o herejía. Esto provocaba que el ‘populacho’ hiciera burla del reo, llamándole entro otras cosas ‘tonto’.

Durante las primeras procesiones religiosas (en la Edad Media) era muy común que algunos de los penitentes que en ellas desfilaban fuesen los presos mencionados en el párrafo anterior, quienes, arrepentidos de sus actos, querían arrepentirse de sus pecados, motivo por el que se incorporó esta pieza a este recorrido religioso.

 

‘No ser nada del otro jueves’

La tradición católica marcaba que durante la Cuaresma y Semana Santa, los viernes debía llevarse a cabo lo que es conocido como ‘abstinencia’ y que consistía en no poder comer carne y ciertos alimentos durante esa jornada. Eso llevó a que, aquellos que se lo podían permitir, el día anterior (el jueves) comieran opíparamente.

Esto era muy común en el Jueves Santo, ya que al día siguiente no solo debía realizarse la abstinencia sino que también se tenía que hacer ayuno de cualquier alimento (estar todo el Viernes Santo sin comer, a excepción de pequeñas porciones de dulces que le aportaran energía.

Pero no todos los jueves podían realizarse un banquete de exquisiteces, habiendo algunos jueves en el que el menú no era mucho más abundante o sabroso que otros. De ahí que surgiera la expresión ‘No ser nada del otro jueves’, al no haber diferencia entre uno y otro día.

 

‘Llorar como una Magdalena’

Algunas personas erróneamente pronuncian esta expresión diciendo ‘llorar como una madalena’, pero no, nada tiene que ver ese pequeño y redondeado bollo de repostería con la expresión original.

La Magdalena a la que se refiere el dicho es ‘María Magdalena’, personaje bíblico salvada por Jesús de ser lapidada cuando la acusaron de adultera (según el evangelio de Juan) y que estuvo presente durante la crucifixión, llorando amargamente la muerte del Mesías.

Este hecho es el que dio origen a la expresión para referirse a aquella persona que llora mucho y desconsoladamente.

 

 

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El curioso e histórico origen de la expresión ‘no es nada del otro jueves’

El curioso e histórico origen de la expresión ‘no es nada del otro jueves’

Decimos que algo ‘no es nada del otro jueves’ cuando lo consideramos poca cosa, vulgar, no destacable, llamativo o deseoso.

Hay que remontarse a la época en que, por motivos religiosos, el ayuno y la abstinencia de carne (en particular) era habitual realizarlo los viernes de cada semana, sobre todo en tiempo de Cuaresma.

Como bien dice el refranero español hecha la ley, hecha la trampa’ ¿Y cuál era la trampa? Pues precisamente comer de manera exagerada los jueves hasta las doce de la noche, para compensar el ayuno al que había que someterse al día siguiente como penitencia.

Se convirtió en tal costumbre, para aquellos que podían permitírselo, que el jueves pasó a ser sinónimo de opíparas comilonas de gran exquisitez. Día que era esperado como si fuese el de la fiesta mayor.

Pero claro, no todos los jueves se tenía en la mesa los mejores manjares, por lo que el día que la comida no era tan exquisita o abundante no se podía comparar con la de la semana anterior y, por lo tanto, surgió el dicho ‘no es nada del otro jueves’ para señalara que no había estado al nivel esperado y no merecía la expectación generada.

Por aquella época surgió otra expresión popular muy relacionada que decía hacer medianoche’, la cual se refería a la espera hasta la medianoche del viernes, una vez acabado el periodo de ayuno, para poder deleitarse otra vez con una abundante y opípara cena.

 

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Fuentes de consulta: 1de3 / trestristestigres
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