Populares son las peregrinaciones que, desde la Edad Media, vienen realizándose para ir a visitar a un Santo o una Virgen y pedirle, a través de las oraciones y donativos, sus favores y bendiciones.
Cuando se llega al santuario o lugar de destino de dicha peregrinación una de las principales costumbres es la presentarse ante la estatua del venerado Santo (o Santa, Virgen…) y besar alguna parte de la figura.
Era habitual que se formaran largas colas para ello, por lo que en algunas ocasiones en las que el peregrino que llegaba no encontraba gente esperando (o era colado por algún acceso directo) y, por tanto, podía besar al santo directamente y sin esperas, se consideraba que era algo fuera de lo común por lo que éste había tenido mucha suerte al evitar la larga espera y solía decirse ‘ha sido llegar y besar al Santo’.
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Fuente de la imagen: archivalladolid (Flickr)