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¿Puede un sacerdote presentarse a unas elecciones en un partido político?

¿Puede un sacerdote presentarse a unas elecciones en un partido político?A lo largo de la Historia hemos podido comprobar la estrecha vinculación que ha habido entre numerosísimos gobernantes y la Iglesia, existiendo largos periodos en los que la mayoría de leyes estaban dictadas y regidas por la propia curia eclesiástica. Famosos fueron los tribunales de la Santa Inquisición donde miles de personas murieron o fueron torturadas tras ser acusadas de herejes, brujas o no ser del agrado del religioso de turno. Tampoco podemos olvidar todas aquellas Guerras Santas y ataques terroristas hechos en el nombre de Dios o lo mucho que han mandado (y siguen haciéndolo) los diferentes líderes de todas y cada una de las religiones que hay en el planeta.

Si nos centramos en los representantes de la Iglesia Católica (religión mayoritaria en España, a pesar de ser un Estado aconfesional, tal y como indica el artículo 16.3 de la Constitución española), nos damos cuenta que hoy en día los representantes religiosos siguen teniendo una gran influencia y poder en las decisiones políticas.

Pero, tal y como planteo en el título de este post ¿puede un sacerdote presentarse a unas elecciones en un partido político?…

La respuesta es NO, pero es un ‘no’ con algunos matices.

Por un lado, según podemos encontrar en diferentes puntos de los artículos 285 (§ 3) y 287 (§ 2) del Código de Derecho Canónico (conjunto de normas jurídicas que regulan la organización de la Iglesia católica) los religiosos no pueden participar de la vida política de un país ni presentarse en unas elecciones generales:

[…]Está prohibido a los clérigos aceptar aquellos cargos públicos que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil[…], […]No han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales […]

Pero también podemos encontrar alguna que otra puntualización como la que indica: […]a no ser que según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común[…]

 

Post realizado a raíz de la consulta que me hizo llegar Laura Rodriguez a través del apartado de contacto de este blog

 

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Fuentes de consultas: diocesisdecanarias /  Código de Derecho Canónico (Vatican.va)
Fuente de la imagen: pixabay

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Hacer de abogado del diablo’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Hacer de abogado del Diablo’?Se utiliza la expresión ‘hacer de abogado del diablo’ para referirse a aquellas personas que defienden posturas contrarías a los intereses de alguien y que a sabiendas de que puede no estar en el uso de la razón, presentan pruebas y argumentos lógicos que dan validez a sus conclusiones. El origen de la expresión está estrechamente vinculado con la iglesia:

Desde la creación del catolicismo numerosísimos fueron los casos de beatificación y canonización que se produjeron en los primeros siglos e interminable se hizo la lista de santos y beatos (tanto hombres como mujeres, evidentemente) que se añadieron al santoral.

El criterio por el que se regían a la hora de proponer a un candidato para ser canonizado eran variadísimos y casi cualquier motivo (por insignificante que fuese) les servía para alzar a los altares a todos aquellos hombres y mujeres.

Por esta razón, y a raíz de la avalancha de propuestas, en el año 1587 el papa Sixto V decidió regularizarlo a través de la apertura de procesos para los que se creó específicamente la figura del ‘promotor de la fe’ y cuyo cometido era poner objeciones ante cualquier canonización con el fin de que fuera defendido y demostrado de que realmente el candidato propuesto tenía virtudes suficientes para merecer tal privilegio.

Era tal el exceso de celo que ponía en su cometido, el promotor de la fe, que no tardó en recibir el apelativo de ‘abogado del diablo’ al oponerse y objetar continuamente en un gran número de procesos de canonización, por lo que a menudo se le acusaba de estar más al servicio de las causas de los herejes e incluso del propio demonio.

Gracias a la intervención de este fiscal las canonizaciones y beatificaciones descendieron vertiginosamente. La figura del promotor de la fe o abogado del diablo estuvo en vigor hasta 1983, año en el que el papa Juan Pablo II decidió suprimirlo para así conseguir agilizar y permitir que hubiera muchas más canonizaciones.

 

 

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El curioso y religioso origen de la expresión ‘Poner en entredicho’

El curioso y religioso origen de la expresión ‘Poner en entredicho’

Se utiliza la expresión ‘poner en entredicho’ (o estar/quedar) para hacer referencia de una persona a la que, por algún motivo, cae una duda sobre su honor, honradez o respetabilidad.

Para encontrar el origen de la expresión debemos trasladarnos hasta un antiquísimo procedimiento jurídico conocido como interdicto que consistía en un juicio breve y por vía rápida en el que se resolvía provisionalmente una reclamación por daño inminente o por alguna posesión.

El interdicto, igualmente llamado entredicho (del latín interdictus), también se aplicó a través del ‘derecho canónico’ y consistía en una práctica eclesiástica por la que se prohibía/censuraba a alguna persona o lugar determinado a hacer uso de los santos oficios y/o sacramentos.

Se ponía a alguien en entredicho cuando cometía un acto de herejía, atentaba o difamaba contra algún miembro de la Iglesia Católica, celebraba oficios sin haber sido ordenado sacerdote, contraía matrimonio habiendo sido ordenado sacerdote o pertenecía a una comunidad como monja, incitaba a la desobediencia eclesiástica y un largo etcétera de motivos que eran puestos a consideración por las jerarquías eclesiásticas encargadas de velar por la moral y correcta conducta de los parroquianos.

El entredicho era considerado un ‘castigo provisional’, pero no una excomunión definitiva, por lo cual durante el periodo del mismo esa persona no podía formar parte de la congregación religiosa o recibir los santos sacramentos (exceptuando el bautismo en un recién nacido o recibir la eucaristía en el lecho de muerte, que no extremaunción).

El hecho de que una persona fuese puesta en entredicho hacía que ésta quedase señalada frente a la comunidad en la que vivía y un vestigio de la misma quedase ligada a ella perpetuamente, de ahí que con los años se utilizase expresiones como ‘estar/quedar/poner en entredicho’ para referirse a la duda existente sobre la honorabilidad de alguien.

 

 

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Fuentes de consulta: RAE / wordreference / etimologias.dechile / ‘Diccionario teolójico, canónico, jurídico’ de Justo Donoso / vatican
Fuente de la imagen: Lachlan Lardy (Flickr)

¿Sabías que fue un error de traducción lo que convirtió a la manzana en el ‘fruto prohibido’?

¿Sabías que fue un error de traducción lo que convirtió a la manzana en el ‘fruto prohibido’?Estamos acostumbrados a escuchar desde siempre que la manzana está considerada como el ‘fruto prohibido’ debido a que Adán y Eva la comieron a pesar de habérselo prohibido Dios. Evidentemente, este es un argumento válido para aquellos que son creyentes y lo toman como referencia a su creacionismo a través de lo escrito en la Biblia.

Pero aun y todo, pasando por encima el detalle sobre sí lo que pone en las Sagradas Escrituras es cierto o no (dejemos por un momento nuestro escepticismo aparcado a un lado), si cogemos la Biblia original (escrita en hebreo) y la repasamos no hay ni un solo momento en el que aparezca nombrada la manzana como la fruta que dio origen al llamado ‘pecado original’.

Esto se debe a que fue un error de traducción, cuando en el año 382 d.C. Jerónimo de Estridón recibió el encargo por parte del papa Damaso I de realizar una versión en latín de la Biblia (la conocida como Vulgata, debido a que estaba escrita para el vulgo, modo de llamar al pueblo llano).

Jerónimo no dominaba el hebreo y, a pesar de trasladarse a Belén para aprenderlo y perfeccionarlo, hizo que en la transcripción de algunos pasajes cometiese algunos errores que han llevado a la confusión a lo largo de todos estos siglos.

Originalmente en el Génesis, aparece el pasaje en el que Dios indica a Adán y Eva que no deberán comer del fruto del árbol del bien y del mal. El término ‘mal’ fue traducido al latín vulgar por ‘malum’ que tanto servía para designar a un acto negativo como para llamar a una manzana, por lo que el vulgo que comenzó a leer la nueva versión de la Biblia se quedó con el significado de manzana.

Ya hace muchísimo tiempo que esto se conoce, pero se popularizó tanto el mito de la manzana que ha prevalecido el error y al final ha sido aceptado hasta por la propia Iglesia, que no ha hecho nada por enmendar el error.

Cabe destacar que la popularización de la manzana como fruta prohibida llegó a más personas gracias a la extensa obra pictórica que se realizó durante el ‘renacimiento’ en la que muchísimos fueron los artistas que plasmaron en cuadros la escena de Adán y Eva en el Jardín del Edén tomando una manzana del árbol mientras son observados por la serpiente que encarnaba al mal. Entre ellos el  pintor flamenco del siglo XVI, Michel Coxcie, que realizó la obra ‘El pecado original’ que he utilizado como imagen para ilustrar este post.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons
Fuentes de consulta: cvc.cervantes.es / archief.rnw.nl / enlacejudio / wikipedia / gotquestions

¿Sabías que el Día de San Valentín fue un invento de la Iglesia para acabar con una antigua fiesta pagana?

¿Sabías que el Día de San Valentín fue un invento de la Iglesia para acabar con una antiquísima fiesta pagana?

A pesar de que hoy en día es una de las celebraciones más consumistas y que más beneficios generan a infinidad de comercios, el Día de San Valentín en sus orígenes no fue inventado por unos grandes almacenes (tal y como señalan algunos), aunque fue hábilmente aprovechada por los empresarios para sacar una buena tajada de una fecha tan señalada en el calendario.

Pero el Día de San Valentín, como sinónimo del día de los enamorados empezó a celebrarse quince siglos atrás, concretamente en el año 494 d.C, siendo auspiciado por el papa Gelasio I, quien tomó la medida de celebrar una festividad católica el 14 de febrero, con el fin de anular y prohibir la fiesta pagana de las Lupercales que se celebraba desde la Antigua Roma cada 15 de febrero en honor a Lupercus, protector de los pastores y sus rebaños y como homenaje a la  loba que amamantó a los gemelos Rómulo y Remo (destinados a fundar Roma según las antiguas leyendas).

Desde el siglo IV se había ido eliminando paulatinamente todas las celebraciones paganas, siendo sustituidas o reconvertidas en otras de carácter religioso (tal y como os he explicado anteriormente en los posts ‘¿Por qué el carnaval cae cada año en una fecha distinta?’ y ‘Por qué se celebra el día de Navidad el 25 de diciembre?’).

Gelasio I necesitaba anteponer otra fiesta a la celebración de las Lupercales, por lo que escogió el del Santo que caía justo un día antes y que había (supuestamente) vivido dos siglos antes: ‘San Valentín’.

No se tenía muy claro quién era este santo, que venía a suplir esa importante fiesta pagana, pero alrededor de él se crearon infinidad de leyendas (la mayoría desmentidas con el transcurso de los siglos) que indicaban que Valentín había sido bondadoso médico romano que decidió hacerse cristiano y ordenarse como sacerdote, y como tal ofició un buen número de bodas entre jóvenes enamorados. El problema residía en que en aquella época (año 270 d.C) los soldados no podían contraer matrimonio, pero muchos fueron los que quisieron hacerlo para unirse a sus amadas. Según explica la leyenda, el emperador romano Claudio II se enteró de lo que estaba realizando Valentín y ordeno ejecutarlo, convirtiéndose el religioso en un mártir y referente de todos los enamorados.

Al menos esta es la historia que difundió la Iglesia Católica para justificar el hecho de instaurar, a partir del año 494 d.C,  la celebración del Día de los enamorados en la festividad de San Valentín y por lo tanto así poder cargarse de un plumazo la fiesta pagana de las Lupercales.

Y como festividad religiosa se estuvo celebrando a lo largo de los siguientes quince siglos (hasta 1969) año en el que bajo el pontificado de Pablo VI la Iglesia Católica decidió eliminar San Valentín como festividad del calendario postconciliar (acordado en el Concilio Vaticano II), pasando a ser esta una fecha con santo pero sin celebración.

Pero por aquel entonces la comercialización del Día de San Valentín como fecha del Día de los Enamorados ya estaba totalmente instaurada en la sociedad de consumo.

Como nota curiosa, indicar que el primer registro que existe sobre la comercialización de esta fecha es el que señala a la norteamericana Esther A. Howland como la precursora de la venta de tarjetas regalo con motivos románticos y dibujos de enamorados que ideó y realizó a mediados de la década de 1840, vendiéndolas por unos centavos en la librería que regentaba su padre en Worcester (Massachusetts) y las cuales se convirtieron en todo un éxito.

Cabe destacar que varios son los santos llamados Valentín a los que se les ha adjudicado ser el ‘santo’ al que se le dedicó el Día de los Enamorados, no llegando a ningún acuerdo ni tan siquiera los mismos miembros de la iglesia, por lo que las leyendas y mitos alrededor de este personaje y sus diferentes procedencias son múltiples, pudiendo encontrarnos con infinidad de iglesias que dicen tener los restos de San Valentín.

 

No te pierdas el episodio #2 del podcast «Ya está el listo que todo lo sabe» dedicado a las curiosidades de San Valentín y el amor

 

 

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¿Cuál es el origen de la ‘fumata’ que anuncia la elección de nuevo papa?

¿Cuál es el origen de la ‘fumata’ que anuncia la elección de nuevo papa?Varios son los rituales que se llevan a cabo cada vez que se pone en marcha la elección de un nuevo papa que será el máximo representante de la Iglesia Católica. Uno de ellos es la peculiar forma de anunciar al mundo que, tras consiguientes deliberaciones y votación, ya hay un nuevo Sumo Pontífice y es a través de la fumata que sale por una chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina, lugar en el que se celebra el cónclave papal.

Como bien es sabido, el color de ese humo es de color blanco y, por el contrario, para anunciar que todavía no se ha llegado a un consenso es de color negro.

Hay un tercer color, que es el amarillo, y éste se utiliza previamente al cónclave y sólo para probar la estufa en la que deberá quemarse los votos.

Para hacer que el humo de la fumata sea de un color u otro, actualmente se utilizan diferentes compuestos químicos que garanticen que los presentes en la Plaza de San Pedro  podrán distinguir perfectamente el mensaje que desde el interior se les quiere transmitir.

Cabe destacar que, cuando ya se ha escogido nuevo papa y la fumata es blanca,  desde el 2005 se incorporó un repique de campanas que lo hacen más evidente aún si cabe.

La utilización de la fumata como modo de comunicar al exterior que, tras realizarse el escrutinio de los votos, ya hay un cardenal que ha sido votado mayoritariamente es tan antigua como el propio cónclave y debemos de viajar nueve siglos atrás para encontrar su origen.

Fue Gregorio X quien en el Concilio de Lyon, celebrado en el año 1274, promulgó un documento llamado “Ubi periculum” y en el cual se establecía toda la metodología a seguir para celebrar el cónclave de elección papal, tal y como lo conocemos hoy en día.

¿Cuál es el origen de la ‘fumata’ que anuncia la elección de nuevo papa?Hasta aquella fecha muchos eran los tejemanejes que se habían estado utilizando para escoger un papa, siendo un cargo que en más de una ocasión se conseguía a base de pagar una buena suma por él o por pactos y alianzas entre naciones. También se han dado casos tan extraños como el de elegir a un imberbe adolescente. Muchos han sido los reyes y poderosos que han señalado quién debía dirigir la iglesia, haciendo y deshaciendo a su antojo y voluntad.

Cuando en el siglo XIII, Gregorio X puso las bases de cómo debía ser un cónclave (él mismo fue elegido papa tras 34 meses de discusiones y desavenencias entre los propios cardenales) se determinó que se celebraría aislados del mundo y sin comunicación alguna con el exterior. Desde entonces se ha mantenido toda esa liturgia de aislamiento y posterior forma de anuncio, algo que le confiere mucho mayor atractivo a todo ese ritual

Para conseguir que el humo de la chimenea saliese de un color u otro se quemaba junto a las papeletas de los votos un poco de paja: seca para la fumata blanca y húmeda para que fuese una fumata negra. Actualmente se utilizan dos estufas: una desde donde se queman los votos y la otra que se encarga de dar color al humo.

Esto se ha hecho para que no haya ningún tipo de confusión, ya que son varias las ocasiones en las que el color quedaba bastante confuso (sin ir más lejos, en el anuncio tras la elección papal de Juan Pablo I en 1978 hubo una fumata gris).

 

Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons / forocatolico

 

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¿Sabías que el papa ‘renuncia’ pero no ‘dimite’?

¿Sabías que el papa ‘renuncia’ pero no ‘dimite’?Mucho se ha hablado en las últimas horas desde que la Santa Sede anunciase a través de la agencia italiana de noticias (ANSA) la renuncia del papa Benedicto XVI, achacándolo a su avanzada edad y sus problemas de salud.

Un gran número de medios haciéndose eco de la noticia titulaban sus artículos indicando que el papa había dimitido o abdicado del cargo, algo totalmente incorrecto ya que un papa no dimite ni abdica, sino que renuncia a su ministerio.

Renuncia/renunciar son los términos correctos que se deben utilizar para indicar la finalización del oficio eclesiástico (en este caso el papado).

¿Sabías que el papa ‘renuncia’ pero no ‘dimite’? - Código de Derecho CanónicoAsí lo recoge el Código de Derecho Canónico vigente, promulgado por Juan Pablo II el 25 de enero de 1983 y en cuyo Libro I de las normas generales (Cann. 1 – 6) podemos encontrar en el Título IX de los oficios eclesiásticos (Cann. 145 – 196) el Capítulo II de la pérdida del oficio eclesiástico que nos informa en el Art. 1 de la renuncia sobre todas las formas posibles de renuncia a dicho oficio. En ninguna de ellas se contempla la dimisión y/o abdicación, por lo que, a pesar de ser las tres palabras sinónimas entre sí (tal y como podemos encontrar en el Diccionario de la RAE 123) no se deben utilizar estos términos para referirse a la finalización voluntaria por parte del papa de su cese como Sumo Pontífice.

 

 

Fuentes de consulta: Fundeu / RAE / Vatican / Fernando Garcia-Quismondo
Fuente de la imagen: Wikimedia commons / popularlibros

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