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Muelle, mollera, mullido y mollete, cuatro términos con un mismo origen etimológico

Como bien sabéis los fieles seguidores de este blog, soy un apasionado de las palabras (y los palabros) y siempre que puedo me pongo a bucear en los orígenes etimológicos de algunos términos, intentando encontrar conexiones con otros vocablos, que, en muchas ocasiones y a simple vista, parece que no tienen nada que ver entre sí pero que, sorprendentemente, provienen de una misma raíz. Bastantes son los posts que he publicado al respecto y al pie de esta entrada encontraréis una lista con todos ellos y sus respectivos enlaces.

Muelle, mollera, mullido y mollete, cuatro términos con un mismo origen etimológico

En esta ocasión vuelvo a la carga con cuatro términos con un mismo origen etimológico: muelle, mollera, mullido y mollete.

Conocemos como muelle a la pieza elástica (helicoidal o espiral) generalmente metálica y que recupera su forma después de una deformación y/o presión. Podemos encontrar muelles en el interior de un colchón (para que sea más blando y recupere su forma tras estar tumbados), dentro de algunos bolígrafos (con el fin de hacer salir la mina con la que se escribe), en el mecanismo de una puerta (para ayudar a cerrarse sola o más fácilmente)…

El término mullido hace referencia a algo blando o esponjoso (por ejemplo, un colchón lo es).

A su vez, la mollera es la parte más alta de la cabeza y que, al nacer, es la más branda (debido a la ‘fontanela’, espacio membranoso del cráneo que durante los primeros meses de vida está sin soldar). Existen varias expresiones que utilizan este término, como ‘Ser duro de mollera’ o ‘Ser cerrado de mollera’, para indicar que alguien es cabezota, terco u obstinado.

Por último, el vocablo mollete hace referencia a algo blando, pero sobre todo a un tipo de panecillo esponjoso o a los mofletes (mejillas gruesas y carnosas).

Todos ellos provienen del término en latín ‘mollis’, cuyo significado era ‘blando’, ‘flexible’, ‘flojo’.

Cabe destacar que el término ‘muelle’ es homógrafo (palabras que se escriben exactamente que otras pero cuyos significados y orígenes etimológicos son totalmente distintos), debido a que comparte la grafía con el vocablo utilizado para designar el lugar en el que algunas embarcaciones realizan la carga y descarga de mercancías o pasajeros. También al andén de una estación de ferrocarril y zona de carga y descarga de mercancías de una empresa. En este caso, su origen etimológico, para llegar al castellano, fue el catalán ‘moll’ (de exacto significado) y a este del latín ‘mōles’ (masa), que a su vez derivaba del griego ‘mō͂los’.

 

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Fuentes de las imágenes: pxhere / Wikimedia commons / Wikimedia commons / pickpic

¿Por qué se llama ‘solar’ a una parcela de terreno?

¿Por qué se llama ‘solar’ a una parcela de terreno?

A través de la página en Facebook de este blog, Mónica Zelaya me preguntaba por qué a los terrenos edificables también se les llama solares.

Nada tiene que ver el término ‘solar’, cuando éste se refiere a una porción de terreno (edificable o no), con el astro rey, el Sol, pues sus etimologías son totalmente diferentes; lo que las convierte en vocablos homógrafos (palabras que se escriben de la misma manera pero que tienen diferente significado)

El origen de ‘solar’ (terreno) lo encontramos en la palabra latina ‘solum’, la cual significa suelo y hasta allí llegó desde el término indoeuropeo ‘su̯ol-‘, cuyo significado era ‘suela’ (solĕa en latín y de ahí al mencionado solum).

Aquello que tocaba/pisaba la suela (del pie/calzado) pasó a definirse con los diferentes derivados de la palabra (solar, suelo, etc…), motivo por el que a una parcela de terreno también se la conozca como ‘solar’.

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Fuente de la imagen: habitaclia