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¿De dónde proviene la expresión ‘Tener vela en un entierro’?

Expresión utilizada para indicar a alguien que se no inmiscuya u opine sobre asuntos que no le compiten y que suele decirse de modo despectivo: ‘¿Quién te ha dado vela en este entierro?’.

¿De dónde proviene la expresión ‘Tener vela en un entierro’?

Se originó a raíz de la costumbre de repartir cirios (velas) a los asistentes a los cortejos fúnebres, en el camino que iba desde el lugar de velatorio hasta el cementerio. Las personas que recibían dicha vela eran las más allegas al finado y, por tanto, se situaban inmediatamente detrás del féretro durante el mencionado trayecto.

El hecho de que alguien ajeno al entorno del fallecido se colocara en el séquito despertaba el recelo sobre quién lo había invitado a estar allí (le había dado una vela).

También podemos encontrar que hay quien opina que la vela a la que hace mención la locución no es un cirio sino al acto de velar al difunto (personarse en un velatorio sin tener nada en común con el fallecido).

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El histórico origen de la expresión ‘salir con los pies por delante’

Se utiliza la expresión ‘salir con los pies por delante’ para indicar que alguien ha fallecido o puede ocurrirle el deceso.

El histórico origen de la expresión ‘salir con los pies por delante’

A pesar de que al pronunciarla pueda dar a entender que se está hablando de un modo desenfadado o informal de la muerte, en realidad es todo lo contrario, debido a que dicha locución es antiquísima y ya era utilizada por nuestros antepasados varios siglos atrás con la intención de señalar de que un difunto, tras ser velado y en el momento de conducirlo hacia su último adiós (ya fuese enterrado o incinerado) era encaminado correctamente.

La tradición marcaba que, cuando alguien fallecía, debía ser colocado durante el tiempo que durase el velatorio de modo a que sus pies estuviesen mirando hacia la puerta de salida. En esa posición debía salir el cortejo fúnebre (con los pies del difunto por delante) y conducirlo hacia el lugar donde se le daría el definitivo adiós.

Se tenía la creencia (superstición) que el llevarlo de ese modo facilitaría al espíritu del finado a poder ver el camino que lo conducía a su destino definitivo (el más allá). Sin embargo, de ser llevado del revés (con la cabeza por delante) vería el camino que dejaba atrás y su alma podría regresar para llevarse consigo a otro miembro de la familia.

Cabe destacar que, en la actualidad, los cortejos fúnebres siguen realizándose en esa misma posición de llevar el féretro colocado del modo que los pies vayan por delante. También la práctica totalidad de tanatorios tiene  dispuestas sus salas de vela del modo en el que los pies del fallecido miran hacia la puerta de salida.

 

 

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Fuente de la imagen:  s2ublack (Flickr)

¿Sabías que originalmente el término ‘difunto’ se utilizaba para referirse a una persona que se había jubilado?

El término ‘difunto’ es uno de los muchísimos sinónimos que existen y se utilizan para referirse a una persona fallecida (finado, muerto, cadáver, occiso, traspasado, fiambre…), pero este vocablo originalmente no se utilizó para tal fin sino para señalar a aquel que tras una larga vida de trabajo le había llegado la hora de retirarse (jubilarse) y descansar, ya que se tenía el convencimiento de que ya había cumplido con todas sus obligaciones.

¿Sabías que originalmente el término ‘difunto’ se utilizaba para referirse a una persona que se había jubilado?

Etimológicamente, el término difunto proviene del latín deffunctus’ el cual estaba formado por el prefijo ‘de’ (separación) y ‘functus’, participio de ‘fungi’ (desempeñar, cumplir, terminar) y cuyo significado literal venía ser ‘el que ya ha cumplido’ o ‘el que ha terminado’, en referencia (tal y como indico en el párrafo anterior) a aquella persona que al cumplir cierta edad le llegaba la hora del merecido descanso (retiro, jubilación) por haber cumplido con sus obligaciones en la sociedad de la que formaba parte.

 

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Fuentes de consulta: etimologias.dechile / elalmanaque / elcastellano
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué se llama ‘capilla ardiente’ al lugar donde se vela a un difunto importante?

¿Por qué se llama ‘capilla ardiente’ al lugar donde se vela un difunto importante?El vocablo ‘ardiente’ (dentro de la expresión ‘capilla ardiente’) proviene de las velas que arden (y en su extensión iluminación) durante el tiempo en el que se vela y honra un difunto en las horas previas a la celebración del funeral y posterior sepultura.

Para destacar la importancia del finado, normalmente suele decirse capilla ardiente en lugar de velatorio y ésta se instala (dependiendo de la relevancia de la persona fallecida) en un lugar donde pueda acudir un gran número de personas que van hasta allí con el propósito de presentar su respeto, dar las condolencias a los familiares o rezar alguna oración. Durante todo el tiempo en el que permanece instalada la capilla ardiente ésta se mantiene permanentemente iluminada, situando el féretro en el centro y rodeado de ornamentos luminosos.

Años atrás ese alumbrado provenía de las antorchas o candelabros con velas  que se colocaban alrededor del ataúd, pero en la actualidad son muchos los casos que se dan en el que los ornamentos lumínicos son eléctricos (bombillas o luces LED que simulan ser velas).

Antiguamente, tal y como su nombre indica, esas honras de duelo previas al funeral se instalaban en una capilla, bien fuese de un edificio religioso (iglesia, catedral…) o incluso que estuviera dentro de una propiedad particular (normalmente de la persona fallecida), ya  que los miembros de la aristocracia y burguesía solían disponer de capilla propia.

Hoy en día se utiliza cualquier espacio en el que instalar una capilla ardiente, debido a que ya no es algo que se disponga por la importancia o abolengo del fallecido, sino por la relevancia que éste tuvo en la sociedad (políticos, actores, deportistas, escritores…) siendo cada vez más común alojarlas en pabellones, teatros, ayuntamientos…

Cabe destacar que tal y como indica la web de Fundéu: una capilla ardiente se instala, se dispone, se abre…, pero no se celebra ni tiene lugar, ya que se trata de un emplazamiento y no de un acto.

 

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Post publicado a raíz de la consulta realizada a través de twitter por mi compañera Melisa Tuya.
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