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¿De dónde surge decir que una mujer embarazada está ‘encinta’?

La mayoría de etimólogos y expertos indican que el término ‘encinta’, en relación a una mujer que está en estado, proviene del participio de presente latino ‘inciens, incientis’, que significa ‘embarazada’ o ‘que está a punto de dar a luz’ y a su vez este participio también puede estar relacionado con la palabra ‘incesante’, cuyo significado es ‘continuo’ o ‘que no cesa’. Esto podría estar relacionado con la idea de que el embarazo es un proceso continuo e incesante, desde la concepción hasta el parto (aunque esto último no es apoyado por todos estudiosos del tema).

¿De dónde surge decir que una mujer embarazada está ‘encinta’?

En el diccionario de la RAE da como origen del término encinta el latín tardío ‘incincta’ y este del latín inciens, incientis, ya señalado. Además, le da la acepción de ‘Dicho de una mujer: preñada’, la misma que se le dio desde su primera incorporación en el diccionario académico en la edición de 1822.

Por otro lado también nos encontramos con algunas  publicaciones que sugieren que la palabra ‘encinta’ proviene del latín ‘in-cincta’, que significaba ‘ceñida’ o ‘atada alrededor’, basándose en que, en la antigüedad, las mujeres usaban ropa ajustada alrededor de su abdomen para sostener su barriga durante el embarazo, la cual era ceñida con una cinta. Pero esta explicación (que surgió del erudito, Isidoro de Sevilla, en el siglo VII) quedó descartada como cierta hace varios siglos y se ha convertido en lo que se denomina como ‘etimología popular’ (más cerca de la leyenda urbana que del origen real).

Cabe destacar que para hacer referencia al embarazo debe escribirse el término ‘encinta’ todo junto en una sola palabra y no en la forma ‘en cinta’, como en alguna ocasión aparece.

 

 

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Fuente de la imagen: pexels

Cuando el método más efectivo para realizar un test de embarazo era inyectando la orina a una rana

Quienes ya tenemos cierta edad nos acordamos, pero quizá los más jóvenes han quedado sorprendidos al ver en la magnífica serie ‘Arde Madrid’ (dirigida por Paco León y protagonizada por él mismo junto a Inma cuesta) una escena en la que, para averiguar si uno de los personajes femeninos que aparece (no digo quién para no hacer spoiler) había quedado embarazada, echaban la primera orina de la mañana en un cubo que contenía varias ranas.

Cuando el método más efectivo para realizar un test de embarazo era inyectando la orina a una rana

Y es que, por sorprendente que parezca, a lo largo de cuatro décadas ese fue el método más usado y efectivo que existía para averiguar, de una forma rápida (por decirlo de algún modo), si una mujer estaba encinta o no.

Quizá parezca que ese tipo de pruebas se encuentra más en la línea de ser algo cercano a la pseudoterapias que a la ciencia, pero no es así y cabe destacar que ese test de embarazo era un método había pasado las consiguientes pruebas de investigación y contaba con todas las garantías científicas.

La prueba consistía en inyectar bajo la piel de una rana hembra viva (que no era de cualquier tipo sino de la especie concreta conocida como ‘rana africana de uñas’ o ‘xenopus laevis’ original del África subsahariano) una cantidad de la primera orina de la mañana, de la mujer que deseaba averiguar si estaba embarazada, y posteriormente había que esperar entre 18 y 24 horas para ver si el animal había desovado (que se veía porque era una gran cantidad de pequeños puntitos negros que aparecían alrededor de la rana en el receptáculo donde se guardaba) y, de ser así, se confirmaba el positivo en el embarazo con un índice de acierto del 95%.

Cuando el método más efectivo para realizar un test de embarazo era inyectando la orina a una rana

Ese desovado de la rana se producía por la estimulación que el animal gracias a una hormona llamada ‘gonadotropina coriónica humana’hCG– (acrónimo del inglés ‘human chorionic gonadotropin’) presente únicamente en la orina de las mujeres embarazadas.

Este método de detección del embarazo empezó a desarrollarse en la década de los años 1930 y se mantuvo como algo habitual hasta bien entrados en 1970 (cuando ya se reemplazó por otros métodos como el análisis de sangre u orina en laboratorio o el famoso ‘predictor’).

Cabe destacar que, a partir de finales de la década de los años 1940, también se utilizó para los test de embarazo a sapos machos (concretamente el ‘sapo argentino’ o ‘rhinella arenarum’), siendo muy similar al realizado con las ranas hembras, pues se le inyectaba orina (en el saco linfático dorsal) y había que esperar si el animal eyaculaba. Este era un método con el que se podía tener los resultados entre tres y cuatro horas después y no había que esperar tanto como con la ‘prueba de la rana’.

Eso sí, tanto las ranas como los sapos podían ser reutilizados para nuevos tests, pero había que esperar varias semanas para hacerlo. Por tal motivo en las farmacias era habitual que hubiese una considerable cantidad de estos animales, ya que estamos hablando de una época en la que las familias solían ser numerosas y una tasa muy alta de natalidad.

 

 

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Fuentes de las imágenes: Wikimedia commons / Otis Historical Archives (Flickr)