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Diez expresiones viejunas que posiblemente nunca has escuchado (y que antiguamente fueron muy famosas)

Un gran número de expresiones y términos que utilizamos coloquialmente hoy en día son heredadas del lenguaje y forma de hablar de nuestros antepasados. De hecho, muchas de ellas se han ido transmitiendo por vía oral de una generación a otra hasta llegar a nosotros, teniendo centenares de años de antigüedad.

Diez expresiones viejunas que posiblemente nunca has escuchado (y que antiguamente fueron muy famosas)

Sin embargo otras se han quedado por el camino y aunque antiguamente estuvieron en boca de muchísimas personas las nuevas generaciones no las han adoptado y jamás las han escuchado decir. Sobre una decena de estas últimas va mi post de hoy…

Expresión cuyo origen se le atribuye a la Reina Católica, Isabel de Castilla, y que era utilizada para señalar alguna intención o amenaza oculta. O sea, cuando alguien hacía o decía una cosa malintencionadamente disfrazándola de otra.

Se utilizaba para señalar a un individuo a quien le había salido alguna cosa mal (a causa de una acción equivocada o simple mala suerte) y acababa renunciando a conseguir el propósito, abandonándolo y/o dejando perder lo que ya había conseguido.

Significaba literalmente ‘acampar un ejército’ y se refería al lugar exacto en donde se levantaban las tiendas de campaña militar en la que se guarecían los altos mandos (como los generales e incluso el propio rey). Se usaba para indicar el punto en el que alguien iba a instalarse a vivir provisionalmente durante un tiempo.

Expresión que durante largo tiempo fue utilizada para referirse a aquella persona que se las daba de ilustrada y sabia y que por el contrario no dejaba de ser un ignorante presuntuoso.

Se utilizó durante muchísimo tiempo para señalar la entereza, soberbia y actitud orgullosa que sigue manteniendo aquel que está atravesando por un momento difícil y adverso.

Se conocía como ‘refitolear’ al hecho de andar curioseando e inmiscuyéndose en los asuntos de los demás. Refitorero era como se le conocía al fraile que estaba al cuidado del refectorio, nombre que se le daba a la sala en la que los religiosos se reunían para comer en los monasterios. Ese fraile solía curiosear en las conversaciones de los allí presentes.

El significado de esta expresión es el de intentar desviar la atención sobre un asunto del que no conviene hablar y que se hable de otros mucho más superfluos y livianos. Se originó a raíz de una anécdota acontecida en la Antigua Grecia protagonizada por el militar ateniense Alcibíades Clinias Escambónidas  (siglo V a.C.) quien cortó el rabo a su mascota con el fin de que se hablase de este incidente y no de la corrupción de su gobierno.

Antiguamente fue ampliamente utilizada para referirse a aquel que debía pasar la noche en el cuartelillo (o una temporada en la cárcel) tras haber sido detenido. Hacía referencia a la estatua que representaba al Arcángel Miguel que coronaba el edificio que albergaba la cárcel de la Corte junto a la Plaza Mayor de Madrid durante el reinado de Felipe IV.

Se utilizaba para referirse a una persona que aparentemente no era demasiado lista o no destacaba por su inteligencia y que, inesperadamente, daba un consejo con la solución que resolvía algún problema. Proviene de una parábola del Antiguo Testamento, concretamente en ‘El libro de los números’ (22-24).

Significaba literalmente ‘tener que pagar algo de mala gana’. Se conocía como faltriquera al bolsillo de las prendas de vestir, pero también se usaba este término para llamar así al rudimentario bolso de tela (e incluso un simple paño) en el que se guardaba y/o envolvía el dinero.

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

¿De dónde surge la expresión ‘el perro de Alcibíades’?

A través de la página en Facebook de este blog, Jesús Ramirez me hace llegar un mensaje en el que me consulta sobre la procedencia de la expresión ‘el perro de Alcibíades’ y me cuenta cómo su padre suele pronunciarla a menudo para referirse a las maniobras de distracción que hacen algunos políticos cuando se les pregunta sobre alguna cuestión y quieren fijar la atención en otro tema.

Y es que el significado de este modismo (que comienza a estar algo en desuso) es precisamente ese, el intentar desviar la atención sobre un asunto del que no conviene hablar y que se hable de otros mucho más superfluos y livianos.

¿De dónde surge la expresión ‘el perro de Alcibíades’?

Según los cronistas, la expresión surge de una anécdota acontecida en la Antigua Grecia protagonizada por el militar ateniense Alcibíades Clinias Escambónidas  (siglo V a.C.).

Alcibíades destacó por ser un gran estadista y estratega militar pero también por ir cambiando de bando según le iba interesando (traicionó a los atenienses con los espartanos y a éstos con los persas).

No se sabe a ciencia cierta el momento exacto en el que se produjo la anécdota que dio origen a la expresión (o si ésta realmente ocurrió), pero según cuentan la inmensa mayoría de cronistas (cada uno con una versión diferente) en cierta ocasión Alcibíades compró un perro por el que pagó una importante suma de dinero y acto seguido mandó cortarle el rabo (que era una de las peculiaridades más llamativas del can).

Parece ser que dicho acto lo hizo para que en el consejo (otras versiones cuentan que lo ciudadanos) no hablasen de las corrupciones de su gobierno y estuviesen entretenidos criticando la acción de haberle cortado el rabo al pobre perro.

 

 

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Fuente de la imagen:  Wikimedia commons