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¿De dónde surge llamar ‘calderilla’ al conjunto de monedas de escaso valor?

¿De dónde surge llamar ‘calderilla’ al conjunto de monedas de escaso valor?

Solemos llamar ‘calderilla’ al conjunto de monedas de menor valor (moneda fraccionaria) que habitualmente llevamos encima (céntimos), además de ser un término utilizado para referirse a aquellas cosas que tienen un precio bajo: ‘Es tan barato que solo te va a costar calderilla’, ‘Esto para mi es calderilla’

El vocablo proviene de un conjunto de monedas de ínfimo valor que se acuñaron entre los siglos XVII y XVIII y que estaban realizadas de cobre, un material que por aquel entonces tenía un escaso coste y que también se utilizaba para confeccionar los calderos (recipientes que servían para cocinar los alimentos).

Si bien es sabido que el término calderilla proviene de caldero y que éste era de cobre, en este punto es cuando existen divergencias entre las diferentes fuentes sobre si se acuñó el vocablo porque las monedas y los calderos estaban hechos del mismo material o bien porque el cobre utilizado era reciclado de viejos calderos con el que se realizaban las monedas.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Post realizado a raíz de una consulta de Carmen Pérez enviada a través del apartado de contacto.
Fuentes de consulta: erroreshistoricos / fuenterrebollo / RAE
Fuente de la imagen: pixabay

¿De dónde surge la antigua expresión ‘rascarse la faltriquera’?

¿De dónde surge la antigua expresión ‘rascarse la faltriquera’?A través del apartado de contacto, Asun Domenech me escribe preguntándome de dónde surge la expresión ‘rascarse la faltriquera’, la cual la escuchaba decir a su abuela (hace ya más de treinta años) cada vez que tenía que pagar algo o hacer un desembolso de dinero.

Esta es una expresión que posiblemente muchos de los lectores de este blog no habréis escuchado decir jamás y aquellos que tenemos cierta edad podríamos recordar que algunos de nuestros mayores dijese años atrás.

La expresión ‘Rascarse la faltriquera’ significa literalmente ‘tener que pagar algo de mala gana’.

Se conocía como faltriquera al bolsillo de las prendas de vestir, pero también se usaba este término para llamar así al rudimentario bolso de tela (e incluso un simple paño) en el que se guardaba y/o envolvía el dinero y el cual llevaban antiguamente las mujeres entre sus ropas (muchas de ellas bajo el delantal, la falda, dentro de la blusa…).

El hecho de tener que realizar un pago (que no se solía hacer con agrado) obligaba a esa persona a  rebuscar en el bolsillo o entre sus ropas (haciendo un gesto que recordaba a como si estuviera rascándose), hasta coger el dinero con el que debía pagar. Ese gesto se realizaba así para no mostrar en público el dinero que se llevaba encima con el fin de no ser robada.

Etimológicamente el término faltriquera proviene del mozárabe ḥaṭrikáyra, cuyo significado era ‘lugar para las bagatelas’ (cosas de poco valor) y fue evolucionando en el tiempo hasta tal y como se conoce actualmente. Fue una palabra muy utilizada en los entornos rurales durante la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XX.

Algunos son los grupos o entidades que intentan recuperar el uso de palabras antiguas en desuso, estando el de faltriquera entre ellas.

 

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Fuente de la imagen: hecho-a-mano-calanda

¿Cuál es el origen de la expresión ‘pagar a tocateja’?

¿Alguna vez te han pedido que pagues algo a tocateja? Con esta curiosa expresión te están pidiendo que desembolses una compra o reembolses una deuda al contado, en efectivo y en mano. Literalmente y según la RAE:

“En dinero contante, sin dilación en el pago, con dinero en mano, en efectivo”

El origen de la expresión ‘pagar a tocateja’  proviene de una moneda de oro de gran tamaño (7,15 centímetros de diámetro y 339,35 gramos de peso) acuñada por Felipe III (de la Casa de los Austria) en el siglo XVII, llamada centén y cuyo valor era de 100 escudos(*).

Probablemente y debido al  gran tamaño que tenía cada moneda de centén, no tardó en comenzar a ser conocida popularmente con el nombre de ‘tejo’, que era la manera con la que se llamaba al pedazo pequeño de teja o piedra, muy utilizado  en diversos juegos infantiles de la época. Con el tiempo de tejo pasó a teja.

Por lo tanto ‘pagar a tocateja’ era concretamente tocando la teja, la moneda.

 

(*)En el siglo XIX, bajo el reinado de Isabel II se acuñaron unas monedas de 100 reales a las que también se les llamó centén, pero su peso era de 8,33 gramo y un pequeño tamaño de 22 milímetros.
 

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Fuente imagen: ceutaldia

¿El dinero da la felicidad?

Sí, el dinero suele dar la felicidad, pero sólo si te enriquece más que a tus vecinos, amigos o compañeros.

De poco sirve ganar o tener mucho dinero si los demás ganan o tienen más que tú.
Eso es lo que ha determinado un estudio realizado por un grupo de investigadores británicos, liderado por Chris Boyce, del departamento de Psicología de la Universidad de Warwick.

Según el autor del estudio: “Ganar un millón de libras al año no es suficiente para hacerte feliz si sabes que todos tus amigos ganan 2 millones”.

 

 

 

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(Fuente: Universidad de Warwick –vía GPS)