Entradas etiquetadas como ‘Diccionario de la RAE’

¿De dónde surge llamar ‘tragaldabas’ a alguien que come vorazmente?

El término ‘tragaldabas’ ha sido utilizado durante mucho tiempo para referirse a aquellas personas tragonas y que suelen comer vorazmente (los que no dejan ni una miga en el plato), aunque cada vez es menos usada y sustituida por otros vocablos como puede ser tragón, comilón, zampón o glotón.

¿De dónde surge llamar ‘tragaldabas’ a alguien que come vorazmente?

Durante el periodo conocido como ‘Siglo de Oro’ (XVI y XVII) aparecen las primeras menciones a tragaldabas como sinónimo de persona tragona o con un hambre descomunal y nace de juntar los términos ‘tragar’ (acción de ingerir un alimento o líquido) y ‘aldaba’ (pieza de hierro colocada en las puertas que servía para llamar golpeando con ella).

El ingenio de los literatos del Siglo de Oro creó este curioso vocablo con la clara intención de señalas el hambre o buen apetito que tenía alguien y como clara alusión de que ‘se comería hasta las puertas’ (teniendo en cuenta que las aldabas eran de hierro y, normalmente, grandes).

En 1739 el Diccionario de Autoridades incorporó el término ‘tragaldabas’ con la acepción. ‘La persona que come mucho, ò es mui tragón’. Fue a partir del 1925 cuando en el Diccionario de la RAE se le modificó el significado por ‘Persona muy tragona’, que todavía sigue vigente en la actualidad.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

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¿De dónde proviene llamar ‘tajada’ a una borrachera?

Entre los muchos sinónimos que existen para el término ‘borrachera’ el de ‘tajada’ (o ‘tajá’) es uno de los más utilizados, hasta tal punto que el Diccionario de la RAE lo admite como acepción.

¿De dónde proviene llamar ‘tajada’ a una borrachera?

Pero originalmente una tajada nada tenía que ver con el vino o líquido que se bebía para embriagarse, sino que era como se denominaba a aquello que acompañaba a cualquier bebida ‘la tajada’, que consistía en una porción o corte de embutido, queso o carne.

Desde la antigüedad bien se sabía que cualquier bebida alcohólica debía acompañarse siempre con algún alimento, por lo que nacieron numerosos refranes, como por ejemplo ‘Buen vino y buena tajada y no apurarse por nada’ (aquí la tajada del refrán hace referencia a la comida no a la borrachera).

Cuando alguien llegaba a la taberna era típico que pidiese ‘una jarra de vino y una tajada’ y no se sabe a ciencia cierta por qué ni cuándo, pero esa porción de alimento (o sea, la tajada) con el tiempo sirvió para denominar también a la porción o medida de vino, convirtiéndose en habitual el que se pidiera directamente ‘una tajada de vino’ (como si todo fuese un mismo pack).

Con el tiempo, esa vinculación convirtió a la medida de vino en el resultado de su ingesta, siendo, posteriormente, el término tajada una de las muchas formas con las que conocemos el estado de embriaguez o borrachera.

 

 

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¿Sabías que originalmente el término ‘lujuria’ nada tenía que ver con el sexo?

Se conoce como lujuria al ‘deseo excesivo del placer sexual’, tal y como lo describe el diccionario de la RAE (además de añadir como segunda acepción: ‘Exceso o demasía en algunas cosas’).

¿Sabías que originalmente el término ‘lujuria’ nada tenía que ver con el sexo?

Etimológicamente el término proviene del latín ‘luxuria’ cuyo significado original era ‘lujo desmedido’ y ‘derroche excesivo’, pero nada tenía que ver con connotación alguna relacionada con el sexo.

Luxuria provenía de ‘luxus’ (lujo) y de ahí que todo lujo desmedido (sobre todo el de las personas poderosas de la Antigua Roma) fuese calificado de ese modo.

Fue con la llegada del cristianismo a los estamentos gubernamentales romanos (a partir del siglo IV) cuando se modificó el término para referirse a todo tipo de derroche desmedido realizado por los más ricos, comparando estos excesos con los vicios y perversiones sexuales llevadas a cabo por quienes más poder y dinero tenían.

De ahí que se modificara la acepción del vocablo dando lugar el significado de lujuria como ‘desenfreno sexual’ y aquellas personas dadas a la entrega desmedida de los placeres carnales se les comenzó a conocer como ‘lujuriosas’.

 

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‘Bordiona’, el término en desuso con el que se conocía a cierto tipo de prostitutas en el Medievo

Posiblemente, de la gran cantidad de vocablos que existen para referirse a una prostituta, el de ‘bordiona’ quizá no lo hayas escuchado nunca. Y es que este antiquísimo término lleva en desuso mucho tiempo pero fue frecuente su uso durante la Edad Media.

‘Bordiona’, el término en desuso con el que se conocía a cierto tipo de prostitutas en el Medievo

La bordiona era la prostituta que ejercía en un burdel y de ahí su etimología. Pero, ojo, si acudes al diccionario de la RAE (dependiendo de la edición) podrás encontrar que los más recientes (a partir de 1992) dan como origen al término bordiona el vocablo ‘borde’.

Pero que ello no te lleve a confusión, ya que esa locución borde a la que se refiere es la misma palabra que nos llegó del occitano y provenía del término latino ‘burdus’ del que nacieron vocablos como burdel (lugar donde se ejerce la prostitución), borde (en referencia a la persona antipática, no al extremo de una cosa) o burdo (algo basto o grosero).

Cabe destacar que el término ‘burdus’ se utilizaba en la Antigua Roma para referirse a los bastardos (hijos nacidos fuera del matrimonio) y a aquellas plantas que brotaban sin haber sido cultivadas o injertadas.

 

 

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¿Cuál es el origen de la exclamación ‘caray’?

Días atrás, mi compañero y amigo José Miguel Cruz, del programa La linterna de Cope Catalunya y Andorra (en el que realizo una sección de curiosidades), me preguntó sobre el origen de la exclamación ‘¡caray!’.

¿Cuál es el origen de la exclamación ‘caray’?

Se utiliza el término ‘caray’ a modo de exclamación y con intención de indicar algún tipo de emoción o sentimiento (de sorpresa, admiración, enfado…) sin utilizar una palabra malsonante (muy en la línea de otras como ‘caramba’, ‘¡ostras!’, ‘jolines’ o las desfasadas ‘cáspita’ o ‘canasto’).

No es un vocablo que surgió de la nada sino que tiene tras de si un origen etimológico de lo más curioso, ya que pocas son las personas que conocen que el término ‘caray’ es un eufemismo que surgió para sustituir a otra exclamación malsonante: ‘carajo’ (que, como sabréis, se utiliza como sinónimo de ‘pene’).

En realidad caray no es más que el resultado final de la catalanización del término carajo. Inicialmente se decía en la forma ‘carall’ y con el tiempo se modificó a ‘carai’ e incluso podemos encontrarlo en la forma ‘carat’. Estos tres términos están recogidos por los diferentes diccionarios de la lengua catalana dándoles como acepción a todos ellos el de ‘interjección y eufemismo de carajo’.

Las primeras referencias en castellano, recogidas en los diccionarios, de este eufemismo las encontramos por un lado en la 10ª edición del Diccionario de la RAE de 1852 en la forma ‘caray’ y con la acepción: ‘Interjección semejante a las de caramba, cáspita, canasto y otras’. Ese mismo año (1852) aparece recogida en el Gran diccionario de la lengua española de Adolfo de Castro y Rossi en la forma ‘carai’ y con la acepción: ‘Interjección de sorpresa, o extrañeza, o dolor. Es voz nada decorosa’.

Cabe destacar que en los diccionarios podemos encontrar también que se le da una segunda acepción al término caray que es el de ‘tortuga de mar’, pero hay que señalar que este caray no proviene del mencionado carajo sino que es una variación de ‘carey’ que es como realmente se denomina la citada tortuga de mar.

 

 

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Fuentes de consulta: Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española / RAE (1) / RAE (2) / enciclopedia.cat (1) / enciclopedia.cat (2) / enciclopedia.cat (3) / libertaddigital / etimologias.dechile
Fuente de la imagen: publicdomainfiles

‘Sex symbol’ el término nacido para referirse a las sexualmente atractivas estrellas de cine

‘Sex symbol’ el término nacido para referirse a las sexualmente atractivas estrellas de cine

El 14 de octubre de 1917 se estrenaba en los cines de Estados Unidos la que está considerada como una de las primeras grandes superproducciones cinematográficas de Hollywood: ‘Cleopatra’, la cual estaba basada en la obra ‘Antony and Cleopatra’ escrita tres siglos antes (1606) por William Shakespeare.

‘Sex symbol’ el término nacido para referirse a las sexualmente atractivas estrellas de cineSe trataba de un ambicioso filme (en la época dorada del cine mudo) que contó con un presupuesto de medio millón de dólares (toda una fortuna para aquel tiempo), más de doscientos actores y actrices (entre papeles principales y figurantes) y que fue protagonizada por Theda Bara, una joven actriz de 22 años y una de las mayores representantes de lo que se denominaba por aquel entonces como ‘vamp’ (apócope de vampiresa que te explico en la siguiente curiosidad), un tipo de mujer sumamente atractiva y sexualmente muy sugerente.

El papel de Theda Bara, donde aparecía muy ligera de ropa y realizando sensuales bailes, le valió el apelativo de ‘sex symbol’ (cuyo significado, según la RAE, es: persona que, debido a su físico, es considerada prototipo del atractivo sexual), siendo la primera estrella cinematográfica a la que se le calificó de este modo.

El primer hombre al que se señaló como símbolo sexual fue el actor, de origen italiano, Rodolfo Valentino, quien en la década de los años 20 se convirtió en todo un mito erótico de la gran pantalla.

No fue hasta cuatro décadas más tarde cuando realmente se popularizaría el término ‘sex symbol’, calificando de ese modo a las actrices Marilyn Monroe y Brigitte Bardot o los actores Marlon Brando y Alain Delon.

 

 

 

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¿Qué diferencia hay entre los términos ‘migrante’, ‘inmigrante’ y ‘emigrante’?

Desde un tiempo a esta parte junto a los términos ‘inmigrante’ y ‘emigrante’, que se utilizaban para hacer referencia a aquella persona que llegaba a un lugar desde otro (normalmente fuera de las fronteras)  o bien para quien se marchaba de su tierra para establecerse en otro destino donde vivir y trabajar, se ha puesto muy de moda el usar el de ‘migrante’, un vocablo aparentemente neutro y con el que se intenta evitar darle el carácter peyorativo que, lamentablemente, en algunas ocasiones se le ha dado a los otros dos términos mencionados.

¿Qué diferencia hay entre los términos ‘migrante’, ‘inmigrante’ y ‘emigrante’?

De hecho, la palabra ‘migrante’ es un comodín que se puede utilizar tanto para referirse a quien migra hacia el extranjero o a quien viene desde el exterior.

Aunque la existencia del término migrante es antiquísima, hasta ahora se usaba junto a los prefijos in- o e- para hacer referencia a si alguien venía o iba de/a un lugar.

Lamentablemente muchas son las personas que tienen asociada la palabra ‘inmigrante’ con pobreza, delincuencia, guetos… por lo que se está aconsejando el uso del vocablo ‘migrantes’ para referirse en los últimos tiempos a todo aquel individuo o grupo que se traslada del lugar donde habita a otro (ya sea dentro del mismo territorio nacional o a un país extranjero) en un intento por acabar con el lenguaje ofensivo que en determinados momentos es usado hacia ese colectivo de personas (en definitiva, para tratar de ser ‘políticamente correctos’ a la hora de referirnos a ellos).

También es llamativo que algunas personas o medios dan como significado del término migrante la acepción de ‘[…]persona que se marcha de su país (ya sea por problemas socio-económicos o bélicos) sin un rumbo fijo y no sabiendo a dónde ir ni en qué lugar establecer su residencia[…]’, pero cabe destacar que esta es una definición algo errónea, debido a que con ella se está generalizando, cuando no todos los migrantes vagan sin rumbo fijo y muchos son los que sí saben el lugar dónde van a ir a establecerse.

A continuación os dejo las diferentes definiciones que da el diccionario de la RAE a los términos ‘migrante’, ‘inmigrante’ y ‘emigrante’:

  • Migrante: Que migra

Migrar:

  1. Trasladarse desde el lugar en que se habita a otro diferente.
  • Inmigrante: Que inmigra

Inmigrar:

  1. Dicho de una persona: Llegar a un país extranjero para radicarse en él.
  2. Dicho de una persona: Instalarse en un lugar distinto de donde vivía dentro del propio país, en busca de mejores medios de vida.
  3. Dicho de un animal o de una planta: Asentarse en un territorio distinto del suyo originario.
  • Emigrante: Que emigra

Emigrar:

  1. Dicho de una persona: Abandonar su propio país para establecerse en otro extranjero.
  2. Dicho de una persona: Abandonar la residencia habitual en busca de mejores medios de vida dentro de su propio país.
  3. Dicho de algunas especies animales o vegetales: Cambiar de lugar por exigencias de la estación, de la alimentación o de la reproducción.

Para finalizar, cabe puntualizar que son muchos los expertos y lingüistas que indican que, a pesar de que el vocablo ‘migrante’ puede utilizarse para referirse tanto al que emigra como a quien inmigra, es preferible el uso de cada término debido a que resulta mucho más específico para hacer referencia a cada situación del migrante.

 

 

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Post realizado a raíz de la consulta realizada a través de la página en Facebook de este blog por Jose L.M.
Fuentes de consulta y más info: Rae (1) / Rae (2) / Rae (3) / Fundéu / castellanoactual / IOM (Organización Internacional para las Migraciones) / diccionariodedudas
Fuente de la imagen: coastguard.dodlive

¿Debemos decir ‘Consejo de ministras’? ¡Claro que sí! (aunque nos pongamos en contra a la RAE)

Tras conocerse la composición del nuevo gobierno, presidido por Pedro Sánchez, muchas son las personas que han iniciado un debate a través de las redes sociales solicitando que se pueda denominar como ‘Consejo de ministras’ a la reunión que a partir de ahora se celebrará cada semana (normalmente los viernes) en el Palacio de la Moncloa (sede presidencial).

¿Debemos decir ‘Consejo de ministras’? ¡Claro que sí! (aunque nos pongamos en contra a la RAE)

El hecho de que dicho gobierno esté conformado (por primera vez en la Historia de la democracia española) por más mujeres que hombres (11 de 17) se ha propuesto desde diferentes colectivos que se le cambie la denominación a esa reunión y se feminice el término pasando de ‘Consejo de ministros’ a llamarse ‘Consejo de ministras’ e incluso ‘Consejo de ministros y ministras’ (o a la inversa, evidentemente).

No han tardado en pronunciarse algunos expertos en lingüística que señalan que sería una incorrección cambiar el término con el que se ha denominado hasta ahora a la reunión de representantes de las diferentes carteras o departamentos en los que se divide el gobierno de un Estado.

Se acogen a la norma establecida por la RAE (Real Academia Española de la Lengua) que dicta que aunque haya mayoría de mujeres en un colectivo (en este caso ocupando la titularidad de los Ministerios) predomina el término en masculino para referirse al mismo y, por tanto, debe seguir llamándose Consejo de ministros y  no cambiarlo por el de Consejo de ministras (paradójicamente, incluso en el hipotético caso de que tan solo hubiese un miembro varón entre todas ellas seguiría predominando el género masculino para referirse a ello).

Tampoco se acepta la utilización de ambos términos al unísono: ‘Consejo de ministros y ministras’, debido a que, según señala la RAE, esos desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. Por tanto, la institución sigue empeñada en que se utilice únicamente la alusión al género masculino para referirse a ambos sexos cuando estos pertenecen a un mismo colectivo.

Cabe destacar que también hay quien aboga por cambiar el término consejo de ministros por el de ‘consejo de Gobierno’.

Pero ahora viene la reflexión que un gran número de personas están haciendo desde las redes sociales: si muchas de las palabras que actualmente están recogidas en el Diccionario de la RAE fueron incorporadas a través del tiempo bajo el criterio de que se habían convertido en términos de uso común y cotidiano entre  la población ¿por qué no podemos empezar a dar nuevos usos y cambiar algunos vocablos obsoletos? Quizá si empezamos a referirnos  al Consejo de ministros como Consejo de ministras (o ‘Consejo de ministros y ministras’) en unos años habremos conseguido que la institución se actualice, modernice y adecue a los tiempos y formas de expresarse de los y las hablantes que compartimos este maravilloso idioma (aunque en ocasiones algo desfasado y sexista).

Fuentes de consulta: RAE / RAE / lavanguardia / verne
Fuente de la imagen: @susanadiaz

¿De dónde surge llamar ‘piscolabis’ al aperitivo ofrecido en un evento?

Algunas personas son las que llaman ‘piscolabis’ al aperitivo que se ofrece en algún tipo de evento o recepción. Éste suele ser una pequeña porción que suele tomarse de un solo bocado y que, tal y como describe el diccionario de la RAE, consiste en una ‘ligera refacción que se toma, no tanto por necesidad como por ocasión o por regalo’.

¿De dónde surge llamar ‘piscolabis’ al aperitivo ofrecido en un evento?

Aunque el propio diccionario señala que es un término de origen incierto, muchos son los etimólogos que apuntan que el vocablo ‘piscolabis’ apareció hacia la primera mitad del siglo XIX, siendo común ofrecer ese tipo de refrigerios en las recepciones ofrecidas por la aristocracia.

Según indican, el término se formó a raíz de la deformación de dos palabras: ‘pizco’, que es la ‘porción mínima que se toma de algo’ (y que también se usa en la forma ‘pizca’, por ejemplo: ‘una pizca de algo’) y ‘labios’, debido a que dicha porción de alimento se depositaba delicadamente sobre el borde de la boca.

Así pues, podríamos decir que un piscolabis viene a ser una pequeña porción de alimento que se deposita con sutileza sobre el labio inferior de la boca, para ser ingerido elegantemente.

 

 

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Fuente de la imagen: Alfred López

¿De dónde surge el famoso refrán ‘En martes, ni te cases ni te embarques’?

Un refrán que lleva toda nuestra vida acompañándonos es aquel que dice ‘En martes, ni te cases ni te embarques’ que venía a ser una advertencia sobre el segundo día de la semana (en algunas culturas y calendarios es el tercero), el cual desde la antigüedad ha estado considerado como un día funesto y de infortunio.

¿De dónde surge el famoso refrán ‘En martes, ni te cases ni te embarques’?

Desde tiempos inmemoriales, el martes ha estado considerado como el día de la semana predestinado a los conflictos, guerras y a que todo lo relacionado con los negocios saliesen mal. Esa creencia se basada en que dicha jornada estaba dedicada a Marte, el Dios Romano de la Guerra, pero al igual que esta deidad proporcionaba a los ejércitos del imperio la protección (dándoles grandes triunfos en batallas y conquistas, o al menos los antiguos romanos creían que sus victorias provenían gracias a la protección que les daba esta divinidad) también sabían (o más bien creían y tenían la superstición) de que esa protección que les otorgaba el Dios Marte para las guerras se la quitaba de otros asuntos más mundanos, como podía ser el realizar negocios o cerrar un trato en un día que caía en martes.

Debemos tener en cuenta que en la antigüedad los viajes (sobre todo en barco) no se realizaban por turismo, tal y como lo concebimos hoy en día, sino para ir a realizar algún negocio. De ahí que también se evitaba embarcarse o realizar un desplazamiento en ese día cuando el fin del mismo era para cerrar un trato, pues se temía que acabaría saliendo mal.

Los antiguos romanos eran terriblemente supersticiosos y por tal motivo veían vinculaciones con el infortunio (aunque no las tuviese) en cualquier cosa relacionada con el martes de ahí que también se evitase contraer matrimonio en ese día. Debemos tener en cuenta que un casamiento, en aquella época, no se realizaba como un acto de amor entre una pareja de enamorados sino como una unión de intereses y como cierre de un trato comercial entre diferentes familias que emparejaban a sus hijos. Al tratarse de un acuerdo de carácter mercantil, la superstición de que saliera mal por realizarse en martes era lo que originó con los años los refranes y dichos que aconsejaban no realizar ciertas cosas en martes.

Cabe destacar que muchos son los historiadores que al término ‘embarcarse’ del refrán no le dan el sentido de subir en una embarcación y realizar un viaje, sino que ven en la locución una referencia al sentido de tomar parte en un negocio arriesgado (el diccionario de la RAE, da como tercera acepción de la palabra ‘embarcarse’ el siguiente significado:  ‘Hacer que alguien intervenga en una empresa difícil o arriesgada’).

A partir de la Edad Media se popularizaron este tipo de refranes en España, sobre todo por el carácter supersticioso que se le dio a este día ya no por el Dios Marte (el cual ya no tenía ningún significado pues ya se había extendido el cristianismo) sino porque según explicaban algunos cronistas se perdieron algunas batallas importantes frente a los musulmanes.

Aunque el refrán más popular es el que indica que ‘En martes, ni te cases ni te embarques’, existe una amplia gama de variantes, pudiéndonos encontrar otros que indican: ‘En martes, ni tu tela urdas ni tu hija cases’, ‘En martes y trece, ni te cases ni te embarques’, ‘En martes, ni te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes’

 

 

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