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Curiosidades sobre algunos tipos de bofetadas y sus etimologías

Infinidad de términos son los utilizados como sinónimos para referirse a una bofetada: guantazo, revés, bofetón, cachete, soplamocos o sopapo (entre otros).

Algunas curiosidades sobre los tipos de bofetadas y sus etimologías

Pero en realidad, aunque todos se refieren al acto del golpe que se da en la cara con la mano abierta, no todos tienen las mismas connotaciones.

Por ejemplo el revés se produce cuando se da con el reverso y no la palma de la mano.

El guantazo es, tal y como su nombre indica, el que se propina con un guante, pero éste no está colocado en la mano, sino agarrado con esta y es esa prenda vacía la que golpea contra la cara del agredido.

Algunas curiosidades sobre los tipos de bofetadas y sus etimologías

Se conoce como ‘soplamocos’ al bofetón que se le da a alguien en todas las narices (con la mano abierta, no el puño), con tal fuerza que el agredido acaba soltando mocos debido a dicho golpe.

El sopapo en realidad no es una bofetada que se da en la cara sino bajo la barbilla, en la parte conocida como ‘papada’. Y es que el término (que proviene del latín escrito del mismo modo) está compuesto por ‘so’ que significa ‘debajo’ y ‘papo’ que es como se conoce a la parte que se encuentra entre la barbilla y el cuello.

 

 

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Fuente de las imágenes: clker / giphy

¿Por qué antiguamente durante las ejecuciones públicas los padres abofeteaban a sus hijos?

¿Por qué antiguamente durante las ejecuciones públicas los padres abofeteaban a sus hijos?Tiempo atrás, cuando las ejecuciones a los presos se realizaban públicamente en una plaza, para el disfrute y regocijo de los habitantes de la población, existía una curiosa práctica realizada por un gran número de padres hacia sus hijos.

Esta costumbre consistía en asestar una bofetada en la mejilla derecha del muchacho en el mismo instante en que el filo decapitaba la cabeza del condenado o el verdugo abría la trampilla de la horca.

A la sonora bofetada le seguía unas sabias palabras del progenitor (que muy posiblemente habría heredado de su padre décadas atrás, en una situación similar) y no eran otras que un recordatorio de esa ejecución para el resto de la vida del joven, indicándole que un mismo destino, como el que había tenido el desgraciado que se encontraba yaciendo muerto sobre el cadalso, podría ser el futuro que le esperase al muchacho en caso de meterse en problemas con la justicia y no llevar una vida recta y digna.

Ese ritual de iniciación venía a marcar la puesta de largo del joven (por llamarlo de algún modo) siendo a partir de ese momento cuando comenzarían a tratarlo como a un adulto más de la familia, debiendo incorporarse a la vida laboral y tener responsabilidades.

 

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