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La curiosa historia de los caramelos y dispensadores PEZ

La mayoría de nosotros hemos tenido en algún momento de nuestra infancia (e incluso ya siendo adultos) algún curioso y original dispensador de los caramelitos PEZ. Una estructura rectangular en la que van depositadas las pequeñas pastillas de caramelos y que se acceden a ellos empujando hacia atrás la parte superior (que suele representar la cabeza de algún popular personaje).

La curiosa historia de los caramelos y dispensadores PEZ

Aunque estos caramelos parezcan un invento relativamente moderno, en realidad ya tienen cerca de un siglo. Fueron creados en 1927 por Eduard Haas III un emprendedor austriaco de 30 años de edad (descendiente de una rica familia de médicos y comerciantes) que decidió iniciar en solitario su futuro empresarial.

En su Viena natal adquirió extracto de aceite de menta (pfefferminz) y con sus conocimientos de química elaboró unos pequeños y planos caramelos que servían para refrescar la boca y, sobre todo, para enmascarar el mal aliento que dejaba el tabaco (no solo de fumar sino de mascar, muy de moda en la época). Para el nombre de su invento decidió realizar un curioso acrónimo con las letras ‘p’, ‘e’ y ‘z’ del término ‘pfefferminz’.

El negocio se hizo próspero y en tan solo ocho años ya había abierto una gran fábrica, en la entonces llamada Checoslovaquia, desde donde aumentaría la producción.

Pero el gran auge del producto llegaría tras la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces los caramelos se vendían dentro de unas latitas y en 1948 encargó a Oscar Uxa que diseñara algún tipo de dispensador con el fin de que los consumidores no tuviesen que tocar el producto directamente con las manos (sobre todo pensando en los obreros que los tomaban como sustituto al tabaco). Al mismo tiempo se aprovechó también como una campaña antitabaco. Lo curioso es que el diseño de ese dispensador recordaba a un encendedor.

La curiosa historia de los caramelos y dispensadores PEZEn 1952 Eduard Haas III decidió que era hora de asaltar el mercado americano, instalando unas oficinas de PEZ en Nueva York. Y fue precisamente al primer responsable de la empresa en Estados Unidos, Curtis Allina, a quien se le ocurrió que debían introducir más sabores (afrutados) con el fin de atraer también al público infantil.

Fue de este modo como una década más tarde los caramelos se habían convertido el uno de los dulces preferidos de los niños gracias a los originales diseños de los dispensadores PEZ.

 

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