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El origen de comer los tradicionales ‘canelones de Sant Esteve’ en Cataluña el 26 de diciembre

Tal y como te explicaba en el post anterior, el 26 de diciembre, día de Sant Esteve, es una jornada importante dentro del calendario de festividades navideñas en Cataluña, debido a la herencia de las tradiciones carolingias.

El origen de comer los tradicionales ‘canelones de Sant Esteve’ en Cataluña el 26 de diciembre

Hoy en día (y desde hace más de un siglo) ya no se utilizaba esa jornada posterior a la comida familiar de Navidad para que los diferentes miembros de un clan pudiesen regresar a sus respectivos hogares. Por lo que, al continuar siendo un día festivo en Cataluña, muchas familias optaron para dividir las celebraciones de las fiestas navideñas en dos y acudir en esa segunda jornada a comer a la casa familiar de la esposa (debido a que la Navidad se celebraba por tradición –heteropatriarcal- en la casa del padre del esposo).

Hoy en día se ha puesto muy de moda lo que se conoce como ‘cocina de aprovechamiento’, en el que se elaboran platos culinarios con los restos de las comidas de días anteriores y esto ya lo realizaban nuestros antepasados, por lo que el día de San Esteban era una jornada ideal para acabar con las existencias y sobras de la comida de Navidad.

Un gran número de fuentes indican que los canelones de Sant Esteve nacieron del aprovechamiento de lo sobrante de la sopa de escudella y la carne de ave servida en Nochebuena y Navidad (pavo, pollo, pularda o capón, estas dos últimas más típicas en la gastronomía navideña catalana). Pero esta es una verdad a medias, debido a que la tradición de comer este plato el 26 de diciembre es relativamente moderna y no se inició hasta bien entrados el siglo XX.

En ningún recetario de cocina catalana, anterior a 1900, aparece mencionada la receta de los canelones con relación a los elaborados y degustados en San Esteban. Tampoco figura en ningún libro o crónica sobre las celebraciones de siglos atrás que se degustase tal plato el día posterior a la Navidad. Sí que aparece mencionado que, antiguamente, aquellos que partían de regreso a su hogares el 26 de diciembre, llevaban para comer por el camino algunas viandas sobrantes de la comida del día anterior, pero ninguna mención a los canelones.

En realidad la tradición de comer canelones en Cataluña fue importada a finales del siglo XIX por los hermanos Charles y Michel Pompidor cuando abrieron, en 1897, el restaurante «Maison Dorée», ubicado en la plaza Cataluña de Barcelona. El mencionado restaurante era una sucursal en la Ciudad Condal del Maison Dorée de París, uno de los restaurantes más famosos y prestigiosos de la capital francesa y por el que que pasaban comensales de altísimo nivel, entre ellos el compositor y gastrónomo Giacomo Rossini, quien dejó al chef del establecimiento parisino la receta de sus famosos ‘canelones Rossini’.

Los hermanos Pompidor se trajeron consigo dicha receta y empezaron a servir el plato de canelones (con ciertas variaciones) en el restaurante que abrieron en Barcelona. Era un plato muy exclusivo, ya que solo se servía en contadas ocasiones, debido a la dificultad por conseguir unas láminas de pasta ideales para enrollar el canelón y que, hasta la fecha debían ser importadas desde Italia o Francia.

Una de las innovaciones que realizaron los hermanos Pompidor en el Maison Dorée de Barcelona, ya entrados en la primera década de 1900, fue el reinventar los canelones Rossini en un plato autóctono, empezando por convertirlo en una de las comidas estrellas del local el día de Sant Esteve, en el que se elaboraba con las viandas sobrantes de la comida de Navidad que había servido el restaurante.

El establecimiento de los hermanos Charles y Michel Pompidor cerró sus puertas en 1918, pero sus famosos «canelons de Sant Esteve» ya habían quedado incorporados en los recetarios de cocina catalana. Ayudó en gran medida el que el industrial catalán Ramon Flo Valls abriese en la Ciudad Condal una empresa en la que se elaboraba pasta alimenticia al estilo italiano y que, a partir de 1911, comercializara las placas para elaborar canelones (tres años después el negocio pasó a ser denominado con el nombre comercial «Pastas El Pavo»).

Fue a partir de ese momento cuando muchos hogares catalanes empezaron a incorporar los canelones como plato estrella en las celebraciones, convirtiéndose en el principal del mencionado día de Sant Esteve.

Como nota curiosa, cabe señalar que antes de ponerse de moda los canelones en San Esteban, en los hogares catalanes se servía para comer el 26 de diciembre un sabroso arroz que se echaba al caldo sobrante de la sopa de escudella, junto con los restos de la comida de Navidad.

 

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons