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¿De dónde surge la expresión ‘De aquellos polvos, estos lodos’?

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¿De dónde surge la expresión ‘De aquellos polvos, estos lodos’?

Esta es una locución, en forma de advertencia, utilizada habitualmente para indicar que aquellas cosas que pasan en el presente (malas o buenas) suelen ser una consecuencia directa de algo que se hizo, dijo u ocurrió en el pasado (por ejemplo tomar una trascendental e importante decisión para nuestro futuro).

Se trata de una expresión que tiene una antigüedad mínima de seiscientos años, debido a que las primeras constancias escritas datan de mediados del siglo XV, apareciendo mencionada en la obra ‘Refranes que dicen las viejas tras el fuego’ de Íñigo López de Mendoza y de la Vega (marqués de Santillana), en la forma ‘Con esos poluos se fizieron esos lodos’ y, pudiendo observar, que con el paso del tiempo se ha ido transformando la locución.

En el ‘Libro de refranes y sentencias’ de Mosén Pedro Vallés (1549) aparece recogida como ‘De aquellos poluos se hizieron aquellos lodos’ y, un siglo después, por Gonzalo Correas en el ‘Vocabulario de refranes y frases proverbiales’ (1627) como ‘De aquellos polvos se hicieron estos lodos’ y ‘De estos polvos vinieron estos lodos’.

Aquel mismo siglo, aparece mencionado dentro del texto de la segunda parte (en la Crisi I) de la célebre novela ‘El Criticón’ de Baltasar Gracián (publicada en 1653) en que indica: ‘[…]Es la niñez fuente risueña: nace entre menudas arenas, que de los polvos de la nada salen los lodos del cuerpo, brolla tan clara como sencilla, ríe lo que no murmura, bulle entre campanillas de viento, arrúllase entre pucheros y cíñese de verduras que la fajan.[…]

Desde entonces la expresión ha sido citada en docenas de obras y ha formado parte del lenguaje coloquial variando su estructura según ha ido avanzando el tiempo y llegando a nuestros días en la forma ‘De aquellos polvos, estos lodos’, ‘De esos polvos vienen estos lodos’ e incluso como ‘Aquellos polvos traen estos lodos’.

Lo que ya está más enrevesado es encontrar el motivo que lo originó. Hay quien señala que la expresión podría estar estrechamente relacionada con otra inmensamente popular ‘Echar un polvo’ y la posible consecuencia del mismo (embarazo, enfermedades venéreas). También se puede encontrar que se la relacione con la fórmula litúrgica ‘Recuerda hombre, que eres polvo, y que al polvo regresarás’ (aunque realmente no hay suficientes fuentes que lo señalen).

También nos encontramos que el escritor Gregorio Doval, en su obra ‘Del hecho al dicho’, señala como uno de los posibles orígenes un auto de fe celebrado en Madrid, en 1784, por el tribunal de la Santa Inquisición en el que se acusó a varias personas de brujería tras elaborar unos supuestos ‘polvos afrodisíacos’. En vista a la fecha que da este célebre autor a dichos sucesos, es más que improbable que la expresión surgiera de tales hechos, debido a que más de dos siglos antes ya aparecía la misma recogida en los textos mencionados unos párrafos más arriba.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons
Fuentes de consulta: cvc.cervantes / ‘El Criticón’ (Segunda Parte – Crisi I) de Baltasar Gracián / ‘Refranes que dicen las viejas tras el fuego’ de Íñigo López de Mendoza y de la Vega (marqués de Santillana) / ‘Libro de refranes y sentencias’ de Mosén Pedro Vallés / ‘Del hecho al dicho’ de Gregorio Doval / hombrerefranero / blog.cofm / prodavinci / martinezdecarnero / natureduca

¿Cuál es el origen de la expresión ‘lo bueno, si breve, dos veces bueno’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘lo bueno, si breve, dos veces bueno’? Cuando se quiere recomendar brevedad y concisión, a la hora de realizar o explicar cualquier cosa, suele utilizarse la expresión ‘lo bueno, si breve, dos veces bueno’.

Para encontrar el origen de este famoso dicho debemos retroceder hasta el siglo XVII (concretamente al año 1647), en el que el conocidísimo escritor, del Siglo de Oro, Baltasar Gracián publicó su no menos conocida obra literaria ‘Oráculo manual y arte de prudencia’; una recopilación de aforismos (sentencias breves y doctrinales que se proponen como regla en alguna ciencia o arte) y en el que aparece reflejada en el párrafo 105, que trata sobre el hecho de no cansar:

No cansar. Suele ser pessado el hombre de un negocio, y el de un verbo. La brevedad es lisongera, y más negociante; gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos vezes bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas essencias que fárragos; y es verdad común que hombre largo raras vezes entendido, no tanto en lo material de la disposición quanto en lo formal del discurso. Ai hombres que sirven más de embaraço que de adorno del universo, alajas perdidas que todos las desvían. Escuse el Discreto el embaraçar, y mucho menos a grandes personajes, que viven mui ocupados, y sería peor desazonar uno dellos que todo lo restante del mundo. Lo bien dicho se dize presto.

Más adelante, en el párrafo 299, podemos encontrar otro aforismo referente al hecho de la conveniencia de quedarse con hambre, en el que utiliza una expresión muy similar:

Dexar con hambre. Hase de dexar en los labios aun con el néctar. Es el deseo medida de la estimación; hasta la material sed es treta de buen gusto picarla, pero no acabarla. Lo bueno, si poco, dos vezes bueno. Es grande la vaxa de la segunda vez: hartazgos de agrado son peligrosos, que ocasionan desprecio a la más eterna eminencia. Única regla de agradar: coger el apetito picado con el hambre con que quedó. Si se ha de irritar, sea antes por impaciencia del deseo que por enfado de la fruición: gústase al doble de la felicidad penada.

Cabe destacar que en ‘El libro del buen amor’ del Arcipreste de Hita (1343) en la estrofa 1606 aparece el siguiente texto:

Quiero abreviar la predicaçión,
que siempre me pagué de pequeño sermón,
e de dueña pequeña et de breve rasón,
ca poco et bien dicho afincase el corazón.

Algo que según algunos expertos podría ser el origen del sentido de la expresión que hoy os traigo al blog.

 

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Fuentes de consulta: fgae (pdf) / edu.mec (pdf) / RAE
Fuente de la imagen de Baltasar Gracián: Wikimedia commons