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¿Cuál es el origen del término ‘asesor’?

Usamos el término asesor para referirnos a aquella persona que se dedica (profesionalmente) a dar consejo a alguien sobre un asunto (ya sea legal, financiero, amoroso…).

¿Cuál es el origen del término ‘asesor’?

El origen del vocablo lo encontramos en tiempos de la Antigua Roma debido a que ya entonces se creó la figura del consultor que en cualquier asunto (normalmente legal o comercial) se sentaba junto a su cliente y le aconsejaba sobre qué decisión tomar (incluso muchos eran los magistrados que consultaban a un experto antes de dictar un veredicto).

Y es justamente al hecho de sentarse junto a alguien para dar su opinión y consejo lo que originó el término ya que éste proviene del latín ‘assessor’ (el que asiste) y a su vez de ‘assidēre’ cuyo significado literal es ‘sentado junto a’.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

Fuente de la imagen: wicker-furniture (Flickr)

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Echarle a uno los perros’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘Echarle a uno los perros’?A través del apartado de contacto, Luis Carmona me pregunta sobre el origen de la expresión ‘Echarle a uno los perros’ cuando queremos referirnos al hecho de hostigar e increpar a alguien.

‘Echarle a uno los perros’ es otra más de las muchas expresiones que tienen su origen en el mundo de la tauromaquia y procede de un momento de la corrida en el que en algunas ocasiones el toro de lidia hacía caso omiso a las indicaciones del torero, no entrando al trapo (embestir el capote) o que en el transcurso de la faena se dirigía hacia otro punto del coso taurino diferente al que el matador deseaba. Esa indisciplina del animal era castigada sacando una jauría de perros adiestrados, los cuales acosaban, ladraban y mordían a la res.

Con ello se pretendía que el toro quedase distraído y situado en un lugar al que el torero (o alguno de sus auxiliares) se acercaba y le daba muerte a través de una estocada o apuntillándolo entre las cervicales.

Este lance no se efectuaba siempre, dejándolo en manos del público presente que era quien solicitaba al presidente de la corrida (a grito de ¡perros, perros, perros!) la presencia de los canes.

A partir de este acto de echar los perros al toro nació la expresión con la que indicamos que a alguien se le acosa o reprende.

 

Fuente de la imagen: corsner vía photopin cc

 

Nota importante:
Tanto este blog,  su autor, como la web en la que se encuentra alojado (20minutos.es) mantienen por convicción propia y como línea editorial el no fomentar ni apoyar la tauromaquia. Ello no exime, al mal llamado ‘arte’, de haber proporcionado un sinfín de interesantes anécdotas y/o curiosidades a lo largo de la historia siendo dignas de su publicación en esta página, sin que esto pueda representar un cambio de actitud hacia la misma.