Aunque ya se había llevado a cabo con anterioridad, el potente establecimiento de las jerarquías eclesiásticas en los mandos del poder propició que, durante la Edad Media en Europa, la mayoría de los juicios que se realizaron para comprobar la culpabilidad o inocencia de un acusado fuesen hechos en nombre de Dios, siendo éste el que debía decidir si el condenado era declarado finalmente inocente o culpable.
Para ello se ponían en práctica una serie de torturas, las cuales debían ser superadas por el reo. Si así lo hacía era liberado de toda condena y puesto en libertad.
Las pruebas a las que eran sometidos por este ‘juicio divino’ estaban compuestas por torturas tan terribles como hacerles andar por brasas de fuego, ser marcados con hierros candentes, ser sumergidos bajo el agua, colgarlo boca abajo durante un largo periodo de tiempo o un sinfín de actos que resultaban terriblemente dolorosos.
A aquel acusado que, tras pasar dichas torturas, era capaz de soportarlas y salía con vida se le liberaba de condena alguna, ya que se sobreentendía que Dios lo había considerado inocente.
Curiosamente no solo eran puestas a prueba divina personas, sino que también se les realizó a animales y objetos como libros, cuadros, esculturas….
El término ordalía proviene del sajón ordal, cuyo significado era ‘juicio divino’.
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¿ Y se salvo alguien de esas ordalias ? Si se salvo alguien no cabe duda de que era un milagro.
Clica sobre mi nombre
14 mayo 2012 | 17:01
Buenas! ¿No era al revés? Recuerdo en una visita a Escocia que nos explicaron que a las sospechosas de brujería las tiraban al foso del castillo de Edimburgo, si morían ahogadas eran absueltas y enterradas como Dios mandaba, sin embargo si sobrevivían eran ejecutadas por brujería, el mundo está loco, ¡sin duda! ¡Enhorabuena por el blog! 😉
15 mayo 2012 | 12:43
A grandes rasgos sí que eran así, pero para ser más exactos no era todo sobrevivir, ni tampoco marcar, estigmatizar o torturar pues como era un juicio la función era juzgar, ya se encargaban del que saliera culpable.
Por ejemplo estaba el de coger un hierro incandescente y llevarlo una distancia, si las heridas producidas (porque eran inevitables) se curaban sin problemas y sin infectarse se consideraba inocente si no culpable.
También estaba el que a un hombre se le pedía que contará su versión, si se paraba en una sola palabra se encasquillaba o cualquier cosa que pudiera hacer pensar que dios está tratando de decir que miente era suficiente para considerarlo culpable.
En el caso extremo estaba el juicio por combate que era el más extremo.
Estas ordalías vienen del derecho germánico y pocas veces la función era matar o tullir al acusado, pues estos juicios estaban reservados para la «clase» militar y no querían perder una espada, lo que se buscaba era el pago del WERGILD que es el antecesor de nuestras sanciones economicas ( las multas vamos)
Espero haber aportado algo al post
Un saludo
15 mayo 2012 | 17:05
«Aunque ya se habían llevado a cabo con posterioridad, el potente establecimiento…propició…» O la grappa que me acabo de tomar ha nublado más mi entendimiento de lo que yo creía, o esto no tiene sentido. Con posterioridad ¿a qué? Busco una respuesta a esta duda, pero… no la encuentro. 😉
Saludos dudosos.
T.H.
16 mayo 2012 | 1:30