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¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Un gesto muy característico cuando se derrama un poco de cava en la mesa, en un día de celebración, es mojarse las yemas de los dedos en el líquido que se ha vertido fuera de la copa y mientras se exclama la palabra ‘¡alegría, alegría!’ se moja la frente de los presentes (incluso la barriga si hay alguna embarazada presente).

¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Esto es algo que es realizado sobre todo por las personas más mayores y se trata de una práctica que lleva realizándose desde hace muchísimo tiempo y que está englobada dentro de las supersticiones más leves.

No existe un momento concreto en la Historia o una anécdota protagonizada por algún personaje que diese comienzo a esta costumbre, pero lo que sí se sabe es que originalmente este ritual de augurio era realizado cuando el líquido vertido era vino y no cava o champán (tal y como lo conocemos hoy en día).

En el antiguo refranero popular podemos encontrarnos con algunos dichos que hablan sobre lo positivo que representaba que se derramara vino sobre la mesa pero, al mismo tiempo y de forma comparativa, nos advertía de la negatividad y mal augurio que suponía si, por el contrario, lo que se había derramado era la sal (te hablé sobre ello, tiempo atrás, en el post ‘¿De dónde surge la superstición que dice que si te dan un salero en la mano tendrás mala suerte?’).

Y es que en realidad ese acto de tocar con las yemas de los dedos el vino derramado para mojar la frente y al mismo tiempo exclamar ‘¡alegría, alegría!’ son dos actos distintos que, con el paso de los años, han acabado confluyendo para realizarse conjuntamente.

Por un lado tenemos una superstición de carácter religioso, debido a la creencia de que el vino era la sangre de Cristo y, por tanto, el hecho de derramarse sobre una mesa se consideraba como una irreverencia, por lo que, aquel a quien se le había caído, procedía a mojarse las yemas para posteriormente persignarse (hacerse la señal de la cruz en la frente) tanto a él como al resto de comensales (en especial a niños y ancianos).

Pero por otro lado nos encontramos con una costumbre surgida paralelamente (entre los no creyentes) que convirtió en sinónimo de abundancia el hecho de derramar vino. Si caía fuera de la copa al ser servido era una analogía de que sobraba y, por tanto, de alegría porque las cosas iban bien en aquel lugar (al contrario de si lo derramado era la sal, considerada como un producto de primera necesidad).

De ahí surgieron varios refranes, con múltiples variantes, como: ‘Verterse el vino es buen sino, derramarse la sal, mala señal’, ‘Verter el vino es bueno; verter la sal, mala señal’, ‘Derramar el vino es buena señal, pero no la sal’, ‘Verterse el vino es buen sino; derramar la sal es mala señal’

¿De dónde surge exclamar ‘¡alegría, alegría!’ cuando se derrama cava en la mesa?

Ambas prácticas (la superstición de santiguarse y la costumbre de exclamar la palabra alegría) se unieron con el tiempo en un solo acto, motivo por el que suele realizarse conjuntamente, aunque ya no se suele hacer la señal de la cruz en la frente, solo mojarla con las yemas.

También influye el hecho de que el cava (o champán) es mucho más fácil derramarse en el momento de ser abierto, además de que su consumo suele realizarse como acto de celebración y alegría.

 

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Gatos, etimologías curiosas, leyendas urbanas y un poco de ciencia

Como bien sabréis quienes seguís con regularidad este blog o mis redes sociales, hace unas semanas (concretamente el 24 de noviembre) fui invitado por la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia a ofrecer una charla en el Museo de la Ciencia y el Agua con el fin de inaugurar el III ciclo de conferencias ‘Murcia Divulga’.

Gatos, etimologías, curiosidades, leyendas urbanas y un poco de ciencia

A lo largo de casi una hora (y con un hilo conductor que me llevaba de una historia a otra) estuve explicando a los presentes un buen puñado de curiosidades, en una charla que titulé ‘El gato curioso que tenía nueve vidas’ y que abarcaron diversos temas. Leyendas urbanas y mitos alrededor de la ciencia, etimologías, historia e incluso algo de ciencia cotidiana formaron parte de mi conferencia y que, a continuación, podéis visionar en el siguiente vídeo que la ADCMurcia acaba de colgar en su canal de YouTube.


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Todas las bolas del sorteo de Navidad pesan exactamente lo mismo [Destripando bulos]

Como es habitual por estas fechas, numerosísimas son las publicaciones que se comparten a través de las redes sociales (especialmente por Whatsapp) en las que se dan todo tipo de datos –muchos de ellos falsos- respecto al sorteo del Gordo de Navidad y la probabilidad que existe de que toque un número u otro.

Todas las bolas del sorteo de Navidad pesan exactamente lo mismo [Destripando bulos]

Uno de esos bulos es el que se refiere al peso de las bolas del sorteo y en él se explica que cuanto más alto es el número más pintura ha tenido que ser utilizada para escribirlo.

Esto, según esta absurda teoría sin fundamento alguno, haría que esas bolas correspondientes a una numeración alta pesasen más y, por tanto, a la hora de situarse dentro del bombo, tras ser girado, irían a parar (debido a ese peso extra) al fondo de éste, junto al orificio por el que se extraen, teniendo más probabilidad para salir.

Y es que, curiosamente, hay otras publicaciones que dicen lo diametralmente opuesto y en lugar de mencionar la pintura hablan de vaciado en parte de la bola, ya que los números están tallados y, por tanto, cuanto mayor es el número menos pesa y tiene una menor posibilidad de ir al fondo del bombo y ser extraído. Como veis dos versiones totalmente diferentes y que ninguna de las dos es cierta ni correcta.

Todas las bolas que entran en el sorteo de la Lotería de Navidad (ya sean las que contienen los premios –1.807- como las cien mil de los números correspondientes a los décimos – del 00000 al 99999-) pesan exactamente lo mismo: ‘3 gramos’ cada una, y, además, tienen las mismas medidas: ‘18,8 milímetros’ de diámetro. El agujero que traspasa cada una de las bolas (para que una vez extraídas puedan ser colocadas en las liras, con el fin de facilitar su comprobación) es de 4 milímetros.

La técnica para escribir en cada una de las bolas (ya sea el número participante o el premio) no se realiza con ningún tipo de pintura ni vaciado sino que se hace mediante láser, lo que no varía en absoluto ni su peso ni tamaño y, por tanto, todas las bolas de los dos bombos (premios y números) tienen exactamente las mismas posibilidades de situarse al fondo del bombo junto al orificio de salida.

 

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‘El gato curioso que tenía nueve vidas’ [Charla en el Museo de la Ciencia y el Agua de Murcia]

¿De dónde surge el mito que indica que los gatos tienen varias vidas? ¿por qué en occidente esa creencia dice que son siete las vidas de un gato y en otros lugares y culturas señalan que son nueve?

'El gato curioso que tenía nueve vidas' [Charla en el Museo de la Ciencia y el Agua de Murcia]

Con esta pequeña introducción, el próximo sábado 24 de noviembre a las 12:00 horas, empezaré mi charla titulada ‘El gato curioso que tenía nueve vidas’ y que ofreceré en el Museo de la Ciencia y el Agua de Murcia invitado por la Asociación de Divulgación Científica de esa hermosa región (@ADCMurcia) con motivo de la inauguración del III Ciclo de conferencias ‘Murcia divulga en el museo’.

Una charla que me hace una especial ilusión ofrecer, debido a que en esa tierra tengo grandes amigos (también dedicados a la divulgación) y me consta que son muchos los lectores de este blog y mis redes sociales que me siguen desde allí.

Será una charla de aproximadamente 45 minutos (espero no pasarme del tiempo, ya que tengo muchas cosas que contar) en los que explicaré al público presente un buen número de curiosidades de diversas temáticas (historia, ciencia, etimologías, mitología, leyendas urbanas…) a través de un hilo conductor que llevará de una anécdota a otra.

Cuestiones tan triviales (pero a la vez interesantes y curiosas) como hablar de algunos errores de traducción que ha habido a lo largo de la Historia, destripar algunos mitos que llevamos toda la vida escuchando, etimologías de algunas palabras que no dejan de ser sorprendentes, datos científicos sobre hechos, lugares, inventos o personas e incluso resolver alguna duda sobre conocidas supersticiones.

Tras la charla se abrirá un turno de preguntas del público asistente.

Si ese día te encuentras en Murcia te invito a asistir a mi charla (la entrada es libre hasta completar aforo) y podrás aprovechar para desvirtualizarme e intercambiar dudas y opiniones (si lo deseas).

ACTUALIZACIÓN: Aquí tenéis el vídeo de la charla

'El gato curioso que tenía nueve vidas' [Charla en el Museo de la Ciencia y el Agua de Murcia]

 

Título de la charla: ‘El gato curioso que tenía nueve vidas’ por Alfred López
Lugar: Museo de la Ciencia y el Agua (Plaza de la Ciencia, 1, 30002 Murcia)
Hora: 12:00

Más info: http://cienciayagua.org/actividad/ciclo-murcia-divulga-en-el-museo-el-gato-curioso-que-tenia-nueve-vidas/http://murciadivulga.com/2018/11/19/el-gato-curioso-que-tenia-nueve-vidas/

Destripando bulos: ‘Senado’ (o ‘senador’) no proviene del término ‘seno’

Destripando bulos: ‘Senado’ (o ‘senador’) no proviene del término ‘seno’Circula por las redes sociales un meme en el cual se explica (erróneamente) que ‘Senado’ viene de ‘seno’, añadiendo que, de hecho, esa cámara tiene forma de seno (pecho), motivo por el cual a los senadores (y políticos en general) les cuesta tanto dejar el cargo (dejar la teta).

Pero no, nada tienen que ver los términos ‘senador’ o ‘Senado’ con el de seno (tanto para referirse al pecho femenino como a un lugar) y este no es más que otro bulo viral con el que se intenta desprestigiar a la institución política utilizando la demagogia y la similitud entre dichos vocablos.

Por un lado encontramos que senador proviene del latín ‘senātor’, término compuesto por ‘senex’, cuyo significado es ‘anciano’, ‘viejo’ y el sufijo –tor (referente a una ocupación o profesión). Por tanto, el Senado era (en la Antigua Roma) el lugar en el que se reunían los hombres ancianos y sabios que habían sido elegidos como miembros de una institución cuya finalidad era aconsejar al gobierno (magistrados, emperadores, cónsules..) y que, precisamente, habían sido escogidos debido a su avanzada edad (y, por tanto, sabiduría).

Destripando bulos: ‘Senado’ (o ‘senador’) no proviene del término ‘seno’

Por otro lado nos encontramos que el término ‘seno’ tiene un origen etimológico totalmente diferente. Proviene también del latín, pero en este caso de ‘sinus’, que significa ‘concavidad’ o ‘hueco’ y que dio origen también al modo con el que conocemos el pecho.

Pero seno (debido a su forma cóncava) también se utiliza para referirse a un lugar determinado o como parte interna de algo, por ejemplo: ‘el seno del mar’, ‘en el seno de una familia’, ‘el seno de la sociedad’, ‘en el seno de la Unión Europea’ e incluso podemos leer o escuchar en alguna ocasión frases como ‘[…]ha sido estudiado en el seno del Senado[…]’.

 

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¿Por qué los artistas italianos tienen superstición al color morado?

Los artistas de cada nacionalidad tienen superstición a un color concreto y lo curioso es que en la mayoría de ocasiones no coincide con el color que les da mal fario a los del país vecino.

Por qué los artistas italianos tienen superstición al color morado

Por ejemplo en Francia el color del infortunio para los actores (y población en general) es el verde, en Inglaterra el azul y en España el color al que más personas le tienen tirria (sean artistas o no) es el amarillo (y no, no proviene del hecho de que Moliere murió sobre un escenario vestido de ese color –en realidad iba de verde-, se trata de una leyenda urbana y el motivo es otro, tal y como os expliqué en un anterior post).

El color morado (o púrpura) es el que causa pavor a la mayoría de actores y actrices italianos y el origen sobre el porqué lo encontramos en la Edad Media. Por aquel entonces, y tras la toma de casi todos los poderes por parte del catolicismo, cuando llegaban los periodos de Adviento y Cuaresma los religiosos vestían las casullas de color púrpura.

Durante todo el tiempo que duraba tanto la Cuaresma (todo el periodo de Pascua hasta la finalización de la Semana Santa) como el Adviento (que incluía la Navidad y abarcaba desde finales de noviembre hasta principios de febrero) se prohibía todo tipo de representaciones (ya fuese en teatros o callejero). Por tal razón los actores asociaron el color morado de los motivos  religiosos con el periodo en el que se les impedía trabajar (cuya suma se alargaba a alrededor de cuatro meses anuales) y, por tanto, dejaban de ganar dinero. Toda una desgracia para este colectivo ya que solían vivir al día y se mantenían de lo recaudado noche tras noche en las funciones.

Esto es lo que originó que entre los comediantes se le cogiera una peculiar animadversión al color morado y todo lo que representaba que, con el paso de los siglos, quedó en la cultura popular como si de una superstición se tratara.

Por qué los artistas italianos tienen superstición al color moradoFue tal la inquina que se cogió a ese color por parte de los artistas que incluso, ya en la época contemporánea, se han dado casos de actores que han interrumpido una función teatral a medias porque han divisado entre el público a alguien que vestía de morado e incluso hay quien ha renunciado a actuar en el Teatro Regio de Turín porque el techo de este coliseo es de color púrpura.

 

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Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

Una de las supersticiones más extendidas en España y que además siguen al dedillo un gran número de artistas y personas relacionadas con el mundo del espectáculo, el cine y la televisión es que vestir de color amarillo trae mala suerte. Por tal motivo innumerable son los profesionales (sobre todo de las artes escénicas) que se niegan a llevarlo e incluso a compartir escenario o plató si hay algún elemento amarillo (ya sea de atrezo o textil).

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)

La inmensa mayoría de los supersticiosos a ese color (e incluso un gran número de expertos e historiadores) se acogen a la leyenda (que no deja de ser urbana) que explica que Jean-Baptiste Poquelin (más conocido por el sobrenombre de Molière) falleció el 17 de febrero de 1673 mientras representaba en un teatro de París la insigne obra ‘El enfermo imaginario’. Todas esas fuentes y personas indican (erróneamente) que el ilustre dramaturgo y actor vestía en ese momento de amarillo.

Pero esto no es cierto, debido a que Molière no falleció sobre el escenario (aunque sí se encontraba con un fuerte dolor de pecho durante la representación) pero le dio tiempo de llegar a su  casa, donde murió pocas horas después, posiblemente a causa de una tuberculosis (aunque nunca se determinó el motivo real del deceso).

Otro detalle importante es que Molière no iba vestido de amarillo en dicha función, pues existen suficientes pruebas documentales que indican que, para interpretar el papel del hipocondriaco Argán (protagonista de la obra), encargó a una importante sastrería parisina un traje de color amaranto (rojo tirando a granate) y de ese modo era como iba vestido cada noche de las cuatro funciones que le dio tiempo a protagonizar.

Cabe destacar que en el mundo del teatro francés el color verde es por antonomasia el que causa superstición a los actores y esto viene de unos cuantos siglos antes del fallecimiento de Molière, aunque no se sabe por qué a partir de mediados del siglo XIX aparecieron ciertos escritos que vinculaban dicha superstición hacia el verde en los escenarios franceses y el fallecimiento del célebre dramaturgo y actor.

El motivo por el que se originó la superstición al verde en el mundo teatral de Francia viene de mucho antes de la muerte de Molière: antiguamente para conseguir los pigmentos de este color se debían usar elementos químicos como el óxido de cobre (cardenillo) con el que tintaban la ropa. Esto hacía enfermar a muchos de los actores que habían vestido una prenda teñida con ello.

Ojo, hay quien dice que también influyó el color de las llamas de las lámparas situadas al borde del escenario para iluminarlo, que provocaban que el espectador no pudiese ver con claridad a los actores y a estos moverse con facilidad por el escenario, pero realmente ese no es el origen de la superstición al color verde en entre los actores franceses sino el de porqué a los comediantes británicos les trae mala suerte el color azul (los ingleses a la luz que dan ciertas bombillas en el escenario de tono azul lo llaman ‘Ghost light’ o ‘luz fantasma’, pues parece que aparecen espectros y espíritus en el escenario). Como veis en cada país los actores le tienen superstición a un color diferente (en Italia es al morado, pero esto os lo cuento detalladamente en mi próximo post).

Pero, llegados a este punto, os estaréis preguntando ¿por qué entonces en España se le tiene superstición al color amarillo y cuál es el motivo de vincularlo al fallecimiento de Molière?

Empezaré respondiendo a la segunda cuestión… cuando a mediados del siglo XIX en Francia empezó a relacionarse, inexplicablemente, la superstición de los actores al color verde con la muerte de Molière (que nada tenía que ver, como os he comentado más arriba) en España ya llevaba muchísimo tiempo instaurada la costumbre de que el color amarillo traía mala suerte (aunque ésta no se originó en los teatros). No se sabe bien si fue una torpeza, un fallo de traducción o realizado deliberadamente por alguien que le venía bien justificar y/o relacionar la superstición española al amarillo con la muerte de Molière que, de la noche a la mañana, aquellas reseñas que se hacía al color amaranto (amarante en francés) de las ropas que vestía el dramaturgo se convirtieron en castellano en amarillo.

En realidad la superstición española al color amarillo no se originó en los escenarios teatrales, tal y como se viene repitiendo desde hace tantísimo tiempo, sino en el coso taurino. Mucho antes de que llegara a España (en el siglo XIX) la versión errónea sobre el color de la ropa de Molière ya existía cierta animadversión hacia el color amarillo en el mundo de la tauromaquia ¿el motivo? porque ese era el color del reverso del capote de brega y, por tanto, en caso de ser corneado el torero por el animal durante una faena ese sería el último color que vería en caso de fallecer.

Destripando mitos: Molière no murió sobre un escenario vestido de amarillo (y ese no es el origen de la superstición española a este color)El capote de brega está compuesto originalmente por dos colores: el rosa (o fucsia) en el anverso y el amarillo en el reverso. El rosa, dentro del mundo de la tauromaquia está considerado como un color de buena suerte (de ahí que las medias que llevan los toreros también sean de ese color, para atraer la buena suerte). Por el contrario, el amarillo del reverso se consideró como de mal fario por el motivo que explico en el párrafo anterior que relaciona una cogida por parte del toro y el visionado por parte del matador del  envés del capote de brega.

Sí, parece una explicación algo pillada por los pelos, pero es la única documentada que se le dio antiguamente, mucho antes de que se cambiara, en el siglo XIX, por la errónea y falsa versión sobre el color de la ropa que vestía Molière en el momento de fallecer y que ha llegado hasta nuestros días.

Y para finalizar, una pequeña reflexión… si supuestamente (como tantísimo tiempo se ha estado defendiendo) Molière falleció sobre un escenario vestido de amarillo ¿por qué solo en España los actores y actrices le tienen superstición a ese color? Debería haber sido ese mismo color para los artistas de todos los países y no en cada lugar tener superstición a un color diferente (en Francia el verde, Inglaterra el azul, Italia el morado…).

 

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Fuentes de las imágenes: Captura Vimeo / Wikimedia commons

Destripando mitos: No, Afrodita A nunca gritó la famosa frase ‘¡Pechos fuera!’ en la serie Mazinger Z

Destripando mitos: No, Afrodita A nunca gritó la famosa frase ‘¡Pechos fuera!’ en la serie Mazinger Z

Días atrás fui testigo de una conversación en twitter entre mi amiga @MissTabooSw y el usuario @Emilietf sobre un comentario que había hecho ella en un tuit donde decía lo siguiente:

[…]Todas nos volvemos Afrodita y chillamos “PECHOS FUERA” (quien sea de mi quinta y viese MazingerZ sabe de k hablo)[…]

Fue entonces cuando recibió la contestación de Emilietf en la que le indicaba que no quería romperle la magia pero que jamás se dijo esa frase en la serie de dibujos animados Mazinger Z. Misss Taboo aseguraba que, siendo ella una niña, recordaba haberla dicho (en referencia al personaje de Afrodita A) y como su padre le había dado alguna que otra colleja.

Y la verdad es que esta es una más de las muchísimas leyendas urbanas que, a lo largo de los años, hemos ido compartido y dado como cierto. Preguntes a quien le preguntes (que ya haya cumplido los 40 años) te contestará que Afrodita A, el personaje femenino de la serie Mazinger Z, cada vez que disparaba los misiles que salían de sus pectorales gritaba ¡Pechos fuera!

Destripando mitos: No, Afrodita A nunca gritó la famosa frase ‘¡Pechos fuera!’ en la serie Mazinger ZPero no, nunca se dijo tal frase en los 92 capítulos en los que constaba la serie. Aunque cabe destacar que en España inicialmente tan solo se emitieron 32 capítulos por TVE -27 durante su estreno en 1978 y cinco más, sueltos y no correlativos- un año después (en las navidades de 1979). No fue hasta la llegada de las televisiones privadas cuando Telecinco emitió la serie completa a partir de 1993.

Pero ¿por qué aquellos niños y niñas que vieron la serie en 1978 jugaban en el patio a Mazinger Z y gritaban eso de ¡Pechos fuera! Si nunca se dijo? Muy sencillo, por una serie de coincidencias que se dieron y que acabaron convirtiendo la frase en algo popular.

Por un lado tenemos que tener en cuenta que la frase que gritaba el personaje masculino (Kōji Kabuto, a los mandos de Manzinger Z) era ‘¡Puños fuera!’. También encontramos que en alguna ocasión (pocas veces) Sayaka Yumi (a los mandos de Afrodita A) en lugar de decir ¡Fuego! al disparar los misiles pectorales gritó ‘¡Fuego de pecho!’. Así pues, el hecho de mezclar ambos gritos (¡Puños fuera! y ¡Fuego de pecho!) originó que se empezara a utilizar el de ‘¡Pechos fuera!’ que, verdaderamente, nunca se dijo en la serie televisiva.

NOTA IMPORTANTE: Hay muchas personas que, indignadas porque están convencidas de que sí se dijo, se quejan por las redes intentando demostrar que la mítica frase fue pronunciada y adjuntan el fragmento de un vídeo, pero cabe destacar que dicha escena pertenece a la película Mazinger Z estrenada en el año 2017 y no de la serie de 1978. Además, la frase de la película, no aparecía en la versión en japonés y es una licencia que se tomaron en el doblaje de la versión en español, pero, como indico, del filme de 2017 y no la serie original.

Afrodita A nunca dijo ¡Pechos Fuera!

Y estos no son los únicos casos en los que una frase sin haber sido pronunciada haya quedado vinculada a un personaje o película como son los casos (de los que ya os he hablado en posts anteriores) de la mítica frase ‘Tócala otra vez, Sam’ del fime Casablanca o ‘No siento las piernas’ de Rambo.

 

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Fuente de las imágenes: captura youtube / artlung (Flickr) / Giphy

Destripando mitos: La ‘sangre azul’ de los reyes no proviene del color de las venas sino de una referencia al cielo

A la hora de consultar el origen de la expresión ‘ser de sangre azul’, atribuida a las personas pertenecientes a la realeza, en un 99 por ciento de ocasiones nos dará como resultado a esa búsqueda que dicha referencia proviene del hecho de que antiguamente a los miembros de las Casas Reales no les daba el sol y, por tanto, tenían la piel muy pálida dejando traslucir las venas y predominando las azules, que realmente no son de ese color sino que es provocado por un efecto óptico de la luz  de onda corta la cual se refleja en las venas que están más cerca de la superficie de la piel, situadas a 0’5 milímetros por debajo de la epidermis.

Destripando mitos: La ‘sangre azul’ de los reyes no proviene del color de las venas sino de una referencia al cielo

Pero en realidad esa referencia a la sangre real y el color con el que se traslucen las venas no deja de ser un mito provocado por un error de traducción o, mejor dicho, una interpretación errónea de unos antiguos textos del historiador romano Cornelio Tácito (vivió entre los siglos I y II d.C.) realizadas por humanistas españoles a inicios del siglo XVII.

Resulta que, tal y como explicó hace ya varias décadas, el célebre lingüista de origen rumano, Eugen Coșeriu, los mencionados humanistas cometieron un error a la hora de interpretar unos textos del historiador latino en los que cuando se refería a emperadores y reyes de su época lo hacía utilizando la expresión ‘caelesti sanguine (ortam)’ (‘nacido de sangre celestial’), debido a que se aludía a la procedencia divina y celestial (del cielo) de aquellos descendientes y del mismo linaje que Cayo Octavio Turino, más conocido como ‘Augusto’ (primer emperador romano y a quien se le ‘divinizó’).

Fue precisamente ese término ‘calaesti’ (celestial) el que llevó a confusión en el siglo XVII y se transformó de la noche a la mañana en ‘celeste’ (azul claro, cuya denominación proviene precisamente de eso: el color del cielo). No tardó en difundirse, ya en castellano, el término ‘sangre celeste’ en lugar de ‘sangre celestial’, por lo que con los años esa referencia al celeste pasó a ser denominada azul y, de ahí, al término ‘sangre azul’.

El uso popular de esta nueva locución, ayudada de interpretaciones confusas de la misma y que iban variando con el tiempo debido a la transmisión oral de una generación a otra es lo que hizo que hoy en día esté tan extendida la errónea explicación de la sangre azul de los miembros de las familias reales y el color de sus venas por no haber tomado el sol, en lugar de aludir a la procedencia divina y celestial que, originalmente, explicó Cornelio Tácito en su obra ‘Ab Excessu divi Augusti Historiarum Libri’ (Libros de historias desde la muerte del divino Augusto), la cual comprendía en una treintena de libros la historia generacional desde Augusto (siglo I a.C.) hasta Tito Flavio Domiciano (siglo i d.C.).

Pero también debo entonar un ‘mea culpa’ debido a que hasta hace unos años yo mismo estaba convencido de que la popular explicación era la correcta, pero a finales de 2015 llegó a mis manos un concienzudo trabajo publicado en 2011 por Jairo Javier García Sánchez , Profesor Titular del Departamento de Filología de la Universidad de Alcalá (UAH), quien daba las claves para ir tirando del hilo sobre lo sugerido por Eugen Coșeriu a mediados del siglo XX y corroborar esa otra explicación.

Cabe destacar que al principio (antes de leer el mencionado trabajo) fui algo escéptico en cuanto a lo planteado en él e incluso llegué a intercambiar algunos correos email con el propio profesor Jairo Javier García. Tras la lectura y haber comprobado uno por uno las diferentes fuentes propuestas, he podido llegar a la conclusión de que el origen celestial del término ‘sangre azul’ es el correcto y que hemos estado equivocados durante muchísimos años (no he podido terminar de investigar a fondo sobre el tema hasta ahora debido a la falta de tiempo, pues me encontraba inmerso en la escritura de mi último libro “Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO”.

Podéis leer el trabajo del profesor Jairo Javier García Sánchez en el siguiente enlace: http://bit.ly/2qSN6YP

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Cuando se tenía el convencimiento que beber alcohol (en este caso vino) era beneficioso para la salud

Desde hace un tiempo a esta parte muchos son los especialistas en salud y nutrición que advierten de los peligros que supone la ingesta de alcohol y han descartado por completo aquella vieja recomendación (camuflada en consejo médico) que indicaba que una copa de vino con las comidas era saludable.

Cuando se tenía el convencimiento que beber alcohol (en este caso vino) era beneficioso para la salud

Y numerosas son las (erróneas) publicaciones que encontramos en las que hablan de los beneficios antioxidantes e incluso anticancerígenos de la cerveza o cómo el whisky es un perfecto vasodilatador y que aquellas personas que sufrieran del corazón o tuvieran mala circulación sanguínea mejorarían su saludo tomándose una copa de vez en cuando.

Está más que demostrado que el consumo de alcohol (por moderado que sea) afecta nocivamente tanto a la estructura como la función del cerebro (Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud de la OMS).

Pero hubo un tiempo en el que el consumo de alcohol estaba instalado en el día a día de cualquier persona e incluso se le daba de beber a muchos niños de corta edad; por ejemplo existía la costumbre de dar una copita de quina (vino dulce) para abrirles el apetito, el mojar el chupete de un bebé en anís para que dejase de llorar (sobre todo cuando le estaban saliendo los primeros dientes) o en las celebraciones navideñas se les servía un ‘culín’ de cava (por aquel entonces llamado genéricamente champán) para que brindasen con los mayores.

Días atrás, navegando por la red, me encontré con un antiquísimo artículo del 31 de enero de 1927, en el que en el periódico “El Eco de Valdepeñas” se alababa las virtudes del vino y se intentaba demostrar (amparándose en una publicación de una revista científica de Berlín) que este caldo no era nocivo para la salud y en el que se podía leer cosas como que:

[…]un hombre normal bien equilibrado, que se alimente bien y haga vida activa puede emborracharse hasta 2.000 veces en un período de diez a doce años sin comprometer su salud de una manera seria[…]

Eso sí, más adelante el mismo artículo indicaba que “una vez superadas las dos mil borracheras se empieza a correr un gravísimo peligro”.

Me llamó mucho la atención ese artículo, lo pegué en una imagen (citando la fuente, evidentemente) y lo compartí a través de mi cuenta de twitter, suscitando muchísimas reacciones.

 

 

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Fuente de consulta e imagen: El Eco de Valdepeñas / Organización Mundial de la Salud (OMS)