‘El Leviatán’, de Rosie Andrews: cuando lo fantástico, lo gótico, lo religioso y lo histórico se encuentran

Batalla de Marston Moor, en 1644, en la Primera Guerra Civil inglesa, de John Barker, Dominio público, Enlace

Por Pedro Pablo Uceda (@ppucedac en Twitter) es un lector voraz, miembro de la comisión lectora del Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda y ‘voz de la calle’ del podcast del mismo.

¿Es más fácil desde el punto de vista de la labor editorial navegar en el mercado anglosajón para traducir al español títulos ya publicados que lanzar manuscritos originales? Igual es un debate que hay que afrontar en otra ocasión y que dejo encima de la mesa del estimado responsable de este blog, pero lo que está claro es que en Ático de los libros están consiguiendo construir un sólido catálogo (con la reedición de La Princesa prometida a la cabeza) a base de escoger con buen tino libros publicados en inglés y que nos traen al castellano con prontitud y acierto. Con lo mucho que se publica en lengua inglesa no es tan sencillo, en mi opinión.

Una de las novelas más recientes que puede encajar dentro del género histórico es El leviatán, de Rosie Andrews (Traducción de Aitana Vega). Es la primera obra de esta autora nacida en Liverpool, incluida dentro de la lista de Best seller del Sunday Times y una de las diez mejores novelas debut del año según The Observer, en la que se nos cuenta la historia de Thomas Treadwater, soldado que, en la Inglaterra de 1643, vuelve a casa de la guerra civil inglesa que enfrenta al ejército de Cromwell contra las tropas realistas, alertado por una carta de su hermana sobre la extraña conducta de su padre que parece ha caído bajo los influjos de una atractiva sirvienta.

Enseguida se suceden los hechos en un ambiente similar al de las brujas de Salem, lleno de superstición y presencia diabólica, cuando sabemos que la maldad está casi siempre en la mirada y en los prejuicios del que mira. Parece que estamos ante otra historia donde los inocentes pagan por la falsa creencia en el mal, pero a mitad de la novela la historia da un giro, los hilos temporales confluyen, y de repente nos encontramos ante la cruda realidad que no es la que parecía en un principio. En este libro la superstición y la injusticia no son incompatibles con la presencia de seres malignos y diabólicos, más bien al contrario, casi se complementan, aunque no siempre están dónde pensabas.

Juicio a la bruja, de William Powell. Dominio público, Enlace

Es una historia oscura, donde el frío, la maldad o las plagas son los protagonistas, contada a un ritmo lento, donde la criada principal sospechosa está encerrada cuando comienza la historia y en la primera mitad de la novela prácticamente no habla, solo un par de frases. Lo que incrementa aún más las sospechas.

Puestos a plantear si esta novela puede considerarse como histórica, pregunta que tanto le gusta al señor Yagüe y que resulta pertinente de cara al contenido de este blog, yo creo que sí. Me explico. El único personaje real que aparece es el poeta y erudito John Milton, la historia que se cuenta por supuesto que es inventada, pero se narra dentro de un marco histórico, y creo que en este caso tiene importancia, por un lado por el conflicto civil entre parlamentaristas y realistas que se menciona en el principio aunque luego quede más difuminado, pero sobre todo por el contexto de la reforma anglicana, los puritanos y las tensiones con los papistas, que puede que al lector español le pase más desapercibido. Hay un personaje que ha perdido la fe y se plantea si sus sentimientos serían distintos con las anteriores liturgias. Hay una iglesia oscura por la noche al haberse eliminado la luz que ilumina el Sagrario católico. Son pinceladas de contexto histórico, pero la narrativa de la novela se puede disfrutar de por sí, más allá de la descripción del periodo en el que transcurre.

En cualquier caso está claro que esta propuesta se aleja de lo que se espera de una novela histórica al uso, pero si viene de la mano de Ático de los libros siempre hay que prestarle oídos. Por lo menos en mi caso.

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