Cazadores de cabelleras antes que McCarthy: escribir una primera novela como Elmore Leonard

Frederic S. Remington (1861-1909); A Dash for the Timber; 1889; Oil on canvas; Amon Carter Museum of American Art, Fort Worth, Texas; 1961.381

En XX Siglos soy (y creo que somos) muy de western literario, y hoy por hoy, en España es casi lo mismo que decir que soy un acérrimo seguidor de la colección Frontera, de la editorial Valdemar, comandada con pulso y mirada por Alfredo Lara. La última novedad que han lanzado ha sido Los cazarrecompensas, de Elmore Leonard (traducción de Marta Lila Murillo, Valdemar, 2022). Cuarta obra que publican del ‘Dickens de Detroit’ en esta colección tras Hombre / Qué viene Valdez, El tren de las 3:10 a Yuma y Los cautivos y se convierte, por méritos propios, en el autor más presente en esta serie western.

Elmore, hoy en día más conocido por sus novelas negras (aunque muchas de ellas tengan sabor a western, como los relatos dedicados al personaje de Raylan Givens, que fue adaptada a la televisión en la estupenda Justified, o la novela Un tipo impecable) que cultivó más en su etapa final. Pero inició escribiendo western… ¡y de qué manera!

Los cazarrecompensas es una novela de aventuras fronterizas. La historia de dos personajes, el curtido explorador Dave Flynn y el inexperto oficial de caballería R.D. Bowers que son enviados en una misión extraña y casi suicida a México a capturar a un jefe apache llamado Soldado Viejo. Pero al sur de la frontera, los nativos serán solo uno de sus problemas: rurales corruptos, cazadores de caballeras, asesinos huidos y oscuros secretos del pasado de los protagonistas se irán entremezclando en sus andanzas. Si antes decía que algunas de las novelas negras de Leonard tienen sabor a western, en esta se percibe también a un futuro autor de noir: por cómo entremezcla las tramas, por la turbia atmósfera moral que sabe crear, por el uso de la violencia.

A nivel histórico a este escritor nacido en Nueva Orleans -a pesar de su sobrenombre enlazado a la ciudad donde residió y donde más novelas ambientó- esta novela presenta a los tristemente conocidos como cazadores de caballeras (o bounty hunters o scalphunters, en inglés), grupos de mercenarios estadounidenses que cobraban por cada cabellera de nativo arrancada. Una realidad histórica que parece que trasladó al imaginario popular con toda su sangrienta dimensión el gran Cormac McCarthy en 1985 con su colosal Meridiano de Sangre… pero que ya narró Leonard con esta Los cazarrecompensas en 1953 como recuerda Lara en el prólogo del libro. Al autor no le gustaba el western ahistórico y siempre demostraba un buen trabajo documental que no eclipsaba sus eléctricas tramas argumentales. Y por cierto, la visión que de esos turbios personajes da en la novela no es para nada mitificadora y sí bastante pegada a la realidad histórica.

Escribe Alfredo Lara en su prólogo a la novela que se observan en ella pecados de juventud narrativa. Defectos de ópera prima. Y coincido, claro, hay pasajes algo confusos, montones de personajes y líneas paralelas (que esto sí el autor puliría más adelante) algún deus ex machina y otros lugares comunes y tópicos del género bastante evidentes. Pero nada de eso quita frescura y sabor, polvo de western, a esta estupenda novela de aventuras, que cuenta con un personaje muy bien construido, Flynn, y que se lee a borbotones, mientras escuchas los disparos, el galope de caballos y el movimiento silencioso de los apaches.

No es la mejor novela western de Leonard, pero uno piensa que es su primera novela, escrita a ratos mientras el autor trabajaba como publicista, y uno se da cuenta el gran escritor en ciernes que había ahí. A cualquier aficionado al género le merecerá la pena su lectura. Palabra.

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