
Encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma / Kurz & Allison / CC
Se llamaba María de Estrada y, aunque es muy desconocida para el gran público, los cronistas de la conquista de México la identificaron como la única española de la expedición de Cortés. Dicen que luchó y que fue la única española que «vio Tenochtitlán en toda su gloria». Eso último, lo dice el historiador, novelista y figura capital del mundo del juego de rol en España, Ricard Ibáñez, que ha convertido a tan interesante personaje en protagonista de su última novela, El llanto del Quetzal. La conquista de México de María de Estrada (Red Key Books, 2022).
¿Cuándo se encontró Ricard Ibáñez con María de Estrada?
A los 20 años, en la biblioteca del cuartel donde hacía el servicio militar. Nos presentó Bernal Díaz del Castillo a través de su Crónica Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
A ojos del siglo XXI, ¿cómo era aquella mujer que llegó a pelear en batalla?
En dos palabras: una superviviente. Alguien dispuesta a VIVIR, así, con mayúsculas. Según Bernal fue raptada por los indígenas de Cuba, sobrevive dos años con ellos y una década después está acompañando a su marido a México. La única española que hizo tal cosa, y la única que vio Tenochtitlán con toda su gloria.
Las mujeres de la conquista fueron una minoría, sobre la que, además, hasta fechas no demasiado lejanas, la historiografía había puesto poca atención, ¿resultó fácil la documentación para recrear las experiencias, vida y emociones de esta mujer?
De María de Estrada han hablado mucho los cronistas (Bernal Díaz, Cervantes de Salazar, Díaz Camargo) y muy poco los historiadores, precisamente por ser mujer. Al terminar la investigación de la novela tenía muchas descripciones y fragmentos de su vida, y en algunos casos bien hubiera podido tratarse de personas diferentes. Así que tuve que priorizar unos sobre otros (tomando como base la Crónica Verdadera, ya que Bernal fue el único cronista que la conoció realmente) y rellenar los huecos a base de imaginación y algo de sentido común.

El escritor Ricard Ibáñez.
¿Qué tiene la conquista del imperio mexica de Cortés y su hueste para provocar tanta fascinación? ¿Lo tecnológico, lo diplomático y lo militar explican únicamente su éxito?
Tanto el imperio Mexica como el Inca son, a la llegada de los españoles, imperios en pleno auge, tan ajenos uno del otro que el paralelismo más evidente sería el de un enfrentamiento con una raza extraterrestre que bajara a la Tierra. Pero la diferencia tecnológica y espiritual no pueden explicarse sin la diplomacia: tanto Cortés como Pizarro supieron ver los puntos débiles de los imperios, y aprovecharlos en su beneficio: en el caso de Cortés, el malestar que el predominio mexica causaba en los pueblos sojuzgados. En el Inca, la guerra civil que había dividido el imperio, entre los dos candidatos al trono.
Escribir sobre la conquista de América y de México siempre es complejo, hay muchas sensibilidades y miradas enfrentadas, ¿novelar aquellos tiempos es querer meterse en problemas, más en España?
No especialmente. Ni los españoles eran monstruos sedientos de sangre (aunque derramaron mucha) ni los indígenas hermanitas de la caridad. Reducirlo todo a una historia de buenos y malos suele ser algo muy simplista. En un choque entre dos sociedades, aunque sea un encuentro pacífico, la más adelantada tecnológicamente acaba destruyendo a la más “primitiva” (con muchas comillas). Pasó en América, pasó en la península Ibérica con la llegada de Cartagineses y Romanos y pasó en África y Asia.
Esta es, si no me equivoca, su sexta novela histórica publicada… ¿Cómo valora el género histórico en España?
Muy rico, gracias a quien corresponda. Tenemos autores muy buenos (Santiago Posteguillo, Mateo-Sagasta, Rafael Marín, Pérez-Reverte, Matilde Asensi) y es un género que goza de excelente salud.
¿No se echa en falta algo más de innovación en el género?
El problema del género histórico es que está dirigido a un público lector muy concreto, poco amigo de experimentos, en especial estilísticos. Se mantiene la vieja fórmula de Alejandro Dumas padre «violo la Historia, pero le doy hermosos hijos». Es decir, se acepta cierto margen respecto a los hechos tal y cómo sucedieron en realidad, siempre que estén escritos con una narrativa correcta y amena.
Cuando se afronta un hecho histórico tan conocido y novelado, ¿cómo se busca la diferenciación?
En el punto de vista, por supuesto. Novelas sobre la conquista de México hay muchas, que se centren en María de estrada muy pocas (la de la escritora mexicana Gloria Durán y la mía, que yo sepa)
Es usted toda una institución en el sector del Rol español, ¿esta experiencia le marca como novelista?
Ya reza el dicho, que «Uno propone y Dios dispone». Mi sueño a los 18 años era convertirme en escritor, pero me crucé con un entretenimiento nuevo como es el rol, y eso ha marcado mi vida profesional. He escrito varias novelas, pero, sobre todo, textos de rol. En contra de lo que pueda parecer, son experiencias totalmente diferentes.
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