María Zaragoza: «La Nacional es la biblioteca que más se debe parecer al paraíso»

María Zaragoza (FOTO: ©Asis Ayerbe)

«Primeras ediciones, incunables, manuscritos, piezas únicas algunas, sobrevivieron al desastre gracias al esfuerzo de unas personas que luego la historia borró, porque se pretendía vender como un expolio ese salvamento». Así se refiere al esfuerzo que numerosos bibliotecarios realizaron durante la Guerra Civil español para salvar parte del patrimonio bibliográfico del horror del conflicto la escritora María Zaragoza (Campo de Criptana, 1982). Precisamente, de ese hecho olvidado y real nace la historia de La biblioteca de fuego (Planeta, 2022), su última novela y con la que ha resultado merecedora del premio Azorín de novela.

Zaragoza se sirve de Tina, su joven protagonista, para trasladar al lector a la Segunda República y la Guerra Civil en una novela de aventuras que destila amor por los libros. Y entre aventuras y amor, la autora nos traslada a calles, personajes reales y momentos del pasado. Una ficción que su autora define como «una novela de aventuras sobre el amor a los libros y a la gente que es capaz de sacrificarlo todo por defender la cultura. También sobre aquellos que conservan la humanidad en tiempos inhumanos, y que tan poco crédito se les da algunas veces».

¿La vida está en los libros?

La vida está en la vida, aunque parezca reiterativo. Lo que hacen los libros es enriquecerla, dotarla de matices, convertirla en una aventura, proporcionarle nuevas habilidades para convertirla en lo que uno quiere. Los libros son un ingrediente que hace mejor la vida, pero no la vida.

En estos tiempos hiper tecnológicos y audiovisuales, ¿hay que reivindicar más el libro y la palabra escrita?

Se lee más de lo que se cree, aunque quizá no tantos libros. La palabra escrita hay que reivindicarla siempre, pero no en contraposición a nada, sino por todas esas cosas que he dicho en la respuesta anterior. Siempre dicen que peligra, pero soy optimista al respecto. Lo que hay en los libros es demasiado interesante como para que no quede quien los defienda.

Biblioteca Nacional

Biblioteca Nacional de España (BNE)

¿Ha sido usted usuaria habitual de las bibliotecas? ¿Cuál es su relación con ellas? ¿Y con la Biblioteca Nacional?

Las bibliotecas me enseñaron que podía acceder a los libros que no podía comprarme. Es fundamental que haya acceso a unas bibliotecas con buenos fondos y dotadas de unos presupuestos interesantes porque democratizan el acceso a los saberes. Que se le quite el presupuesto de adquisición y actividades a las bibliotecas me parece una prueba irrefutable de a quién no le interesa que la gente más humilde tenga acceso a esos saberes. Yo no tenía dinero para poder comprar todos los libros que quería leer, por eso sé lo importante que es. En cuanto a la Biblioteca Nacional, mi relación, más allá del vínculo por la novela, es de respeto y veneración. Tina dice en el libro que es la biblioteca que más se debe parecer al paraíso. Estoy de acuerdo.

Además de la provincia de origen, ¿qué tiene Tina, su protagonista, en común con María Zaragoza?

La cabezonería, el tipo de gente que le gusta, la importancia que le da a la defensa de la cultura. También hay muchas cosas que nos separan, como su origen adinerado, o su tendencia a juzgar antes de comprobar. Lo que más me ha gustado de este personaje ha sido ver cómo se separaba de mí hasta hacer cosas, a veces, que yo jamás haría.

Se ha hablado mucho del rescate de patrimonio artístico de la guerra, de la evacuación del Prado, pero no tanto del rescate bibliográfico… ¿por qué? ¿qué partes de lo que cuenta en la novela fueron reales?

Para saber qué hay en un libro, hay que tomarse el trabajo de abrirlo y leerlo, eso hace que cualquier cosa relacionada con el libro sea menos vistosa. Pero sí es cierto que se salvó el patrimonio artístico durante la Guerra Civil y también el bibliográfico. Primeras ediciones, incunables, manuscritos, piezas únicas algunas sobrevivieron al desastre gracias al esfuerzo de unas personas que luego la historia borró, porque se pretendía vender como un expolio ese salvamento. Esa es la parte fundamental basada en la realidad de lo que cuento, aunque también hay detalles concretos que pasaron de verdad: la unificación de las bibliotecas universitarias, la obra censurada de Lorca y el periplo para recuperarla, la biblioteca tapiada que se encontró en San Isidro, las maledicencias alrededor del Lyceum Club femenino, la desgraciada historia de Hildegart Carballeira, el salvamento del padre Zamora… Todos los elementos ficticios se unen a estos para crear la aventura de Tina, salvadora de libros.

¿Cómo realizó la labor de reconstrucción de ese Madrid de los años 30 del siglo XX?

Leyendo todo lo que caía en mis manos, incluida la publicidad de los periódicos de la época. Las hemerotecas fueron muy útiles, y también los libros escritos por personas que vivieron esos momentos, como Barea, Fortún o Foxá. También pregunté todas mis dudas a archiveros y bibliotecarios y a algún descendiente de las personas de las que estaba hablando, como la hija de Blanca Chacel, Helena, que me ayudó muchísimo. Estoy muy agradecida a todos los que me proporcionaron los detalles que finalmente hicieron que la novela tuviese una ambientación realista y profunda.

María Zaragoza (FOTO: © Asis Ayerbe)

En su novela aparecen una buena cantidad de personajes reales e históricos, entre ellos Lorca, ¿impone meterse en la cabeza y los zapatos de un poeta universal como él?

Me impuso más, porque era más responsabilidad, ponerme en la cabeza de aquellos personajes reales que poca gente conoce, como el caso de los bibliotecarios que realizaron el salvamento. En el caso de los personajes reconocibles, más bien, quise proyectar cómo yo los percibía y cómo se hubieran comportado en relación a una sociedad secreta que salvara libros. Eso me pareció más bien divertido. Me gustaría pensar que hubieran apreciado el juego.

¿Qué les diría a quiénes protestan con el manido e injusto «otra novela sobre la Guerra Civil»?

Para empezar, creo que hay más novelas sobre la posguerra que sobre la Guerra Civil, pero eso puede ser una percepción mía. Les diría que la Guerra Civil es el marco durante tres años de los nueve que transcurren en una novela de aventuras sobre el amor a los libros y a la gente que es capaz de sacrificarlo todo por defender la cultura. También sobre aquellos que conservan la humanidad en tiempos inhumanos, y que tan poco crédito se les da algunas veces.

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