José Luis Corral: «Los años que van de 1312 a 1369 supusieron toda una carnicería en Castilla»

El medievalista José Luis Corral acude a su cita anual, o casi desde su debut literario hace casi 26 años, con los lectores por partida doble en este 2022. Lo hace con un díptico de novelas que usará para narrar «una de las épocas más sangrientas» de la historia de España, según sus palabras: los años que van entre 1316 y 1369, los reinados de Alfonso XI el Justiciero y su hijo Pedro I el Cruel. Para novelar aquella «carnicería», el historiador aragonés arranca con Matar al rey (Ediciones B), sobre el rey Alfonso, y cerrará el año con Corona de sangre, sobre su hijo Pedro. En su primer mes a la venta, esta obra ya se ha colado en la lista de las más vendidas del género.

En esta primera entrega, Corral nos descubre la convulsa vida del primer de estos monarcas castellanos y de muchos de los personajes que lo acompañaron, con especial atención a dos mujeres, María de Molina y Constanza de Portugal. Asegura el autor que este fue un rey «olvidado», porque «reinó en un tiempo convulso» y «quedó eclipsado» por monarcas con «mejor propaganda». Pero, además, de reyes, luchas por el poder y traiciones, este novelista y escritor comparte con XX Siglos sus ideas sobre la novela histórica actual, los nacionalismos presentes en el género o su opinión sobre la última reforma de la asignatura de Historia en el Bachillerato.

¿Por qué escribir una bilogía sobre Alfonso XI el Justiciero y su hijo Pedro I el Cruel?

Son dos personajes muy adecuados para convertirlos en personajes de novela. Ambos tuvieron una fortísima personalidad, aunque bien diferente uno del otro. Sus vidas y actos son tan novelescos que no me quedó más remedio que dedicarles esta bilogía.

En esta primera entrega, hay un retrato lleno de claroscuros de Alfonso XI… Tras escribir esta novela, ¿qué imagen tiene José Luis Corral de aquel monarca? ¿Ha cambiado de la que tenía de él antes como historiador?

Alfonso XI ha sido uno de los reyes olvidados de la Edad Media hispana, quizás porque reina en un tiempo convulso y porque ha sido eclipsado por reyes que gozaron de mejor propagada como Alfonso X el Sabio o la misma Isabel la Católica. Y sí, cuando abordas las figura de un personaje histórico, y lo haces con los ojos del novelista, la perspectiva de ese individuo cambia; se hace más humano, más cercano, y tienes a comprender mejor su comportamiento.

También da bastante peso al papel de dos mujeres, María de Molina y Constanza de Portugal, en la lucha política…

Es que fueron fundamentales en la historia de Castilla y León. María de Molina tuvo que soportar sobre sus hombros el peso del poder durante la minoría de su hijo Fernando IV y luego al de su nieto Alfonso XI. Ella fue el sostén de la dinastía y la mujer que supo mantener el linaje de ambos reyes en el trono. Constanza de Portugal tuvo una importancia algo menor, pero también supo defender los intereses de su hijo Alfonso y evitó que otros pretendientes usurparan su corona. Fueron dos mujeres realmente “empoderadas”.

La próxima novela sobre su hijo Pedro el Cruel… ¿Cuándo saldrá? ¿Mantendrá el mismo tono que esta?

Está prevista la publicación en octubre de este mismo año 2022, se titulará Corona de sangre, y mantiene la misma tensión dramática, incluso mayor, que Matar al rey. Ahora estoy corrigiendo la última revisión, y yo mismo me estoy apasionado con la relectura de la segunda entrega: hay intrigas, pasiones, disputas y conjuras cortesanas, luchas cruentísimas por el poder, golpes de Estado, amor y desamor, venganzas desatadas, asesinatos políticos, magnicidios… ¿Qué más se le puede pedir a una novela?

Le he leído decir que este es el periodo más “sangriento y cruel de la historia de España”…

Sin duda, junto a la Guerra Civil de 1936 y algunos episodios de la Guerra de la Independencia. Los años que van de 1312 a 1369 están llenos de guerras civiles y exteriores, purgas políticas, asesinatos de los rivales, persecuciones, matanzas… Fueron años terribles de despiadadas luchas por el poder, además de traiciones sin cuento y asesinatos selectivos, a los que hay que añadir guerras feudales, epidemias de peste, hambrunas, violencia nobiliaria y guerras con Portugal, Granada y la Corona de Aragón; toda una carnicería.

Estatua de Alfonso XI en Algeciras, (Falconaumanni / Wikimedia)

La Edad Media, uno de los contextos que más ha trabajado como novelista y donde es un especialista académico, ¿solo es sangre, violencia y lucha? ¿Es un periodo tan oscuro?

La imagen de una Edad Media tan oscura y sucia es parcial y tendenciosa. Algunos momentos y situaciones de la Edad Media fueron de una brillantez extraordinaria. En la Edad Media se pintaron los fabulosos frescos románicos, se construyeron las monumentales catedrales románicas y góticas, se hizo la luz sobre las sombras, escribieron y pensaron filósofos como Pedro Abelardo, Europa comenzó a abrirse al mundo, se concedieron fueros como los de Soria, Calatayud y Daroca a comienzos del siglo XII que aseguraban libertades públicas e individuales como no se había conocido hasta entonces, hubo librepensadores y se ensanchó el mundo. La sonrisa del ángel de la catedral de Reims, esculpido en el siglo XIII, nada tiene que envidiar en sutileza a la sonrisa de la Gioconda…

En los últimos años ha escrito sobre reyes aragoneses, sobre los Austrias… ¿hay algún plan narrativo en este interés?

Suelo escribir sobre lo que me interesa y me apetece. No tengo planes a largo y medio plazo. En su día escribí una novela, El amuleto de bronce, sobre Gengis Kan, otra sobre Zenobia de Palmira (La prisionera de Roma), o Numancia. Y no renuncio a escribir sobre temas mucho más diversos, pero, de momento, sin plan alguno.

Lleva desde 1996 escribiendo novelas históricas, ha vivido muchos momentos en estas casi tres décadas de carrera literaria, ¿cómo cree que está la novela histórica española a día de hoy?

El aluvión de títulos y autores es realmente abrumador. Se ha pasado de editar cinco o seis novelas de autores españoles en 1996, cuando publiqué El salón dorado, que algunos amigos han tildado de «obra fundacional de la nueva novela histórica en España», a varios centenares cada año. Entre tanta cantidad hay de todo, y mucha calidad, por supuesto. Además, ya en el sigo XXI se han incorporado firmas femeninas de una consistencia extraordinaria.

Siempre ha reivindicado el papel de la narrativa histórica como herramienta para la divulgación, ¿cree que siempre es así? ¿el actual buen momento del género responde solamente a su interés divulgativo?

Siempre que se haga bien, sí, claro; aunque hay novelas que carecen de base documental, y eso no puede ni debe ocurrir en la narrativa histórica. En este género, la documentación es fundamental. Un escritor de novela histórica tiene que estar al día sobre la época que trata en sus novela, o se puede caer en el más espantoso ridículo. Divulgar el interés por la Historia mediante la novela histórica es demasiado serio e importante como para dejarlo en manos de indocumentados.

También vemos que, en el momento actual, hay mucha intencionalidad política en las ficciones históricas… Distintos tipos de nacionalismos, ideas sobre la identidad o la memoria se mezclan en novelas más o menos populares, ¿es inevitable o un mal a extirpar?

Personalmente solo soy partidario de extirpar las enfermedades y los delitos (corrupción incluida). Los nacionalismos hacen daño si uno se deja engañar y consiente la mentira, sea en una novela o en un ensayo. Y cuando digo nacionalismos, me refiero a todos los nacionalismos, los periféricos y los centralistas. Los pannacionalismos «clásicos», como el vasco o el catalán, tergiversan la historia, pero el ultranacionalismo castellanista, devenido en españolista desde hace más de dos siglos, es tan falaz, o incluso más. Hasta tal punto que novelistas ultraespañolistas van por ahí otorgando títulos de «buenos» y «malos» a su conveniencia sin el mínimo sonrojo. Una pena.

Como historiador y profesor, ¿qué opinión le merecen los últimos cambios legales sobre la asignatura de Historia de España en Bachillerato?

No me parece bien comenzar el estudio de la historia en 1812, ni tampoco obviar la cronología, porque para comprender los grandes procesos históricos es imprescindibles saber qué fue primero. Y sí estoy de acuerdo en darle al alumno instrumentos de debate y libertad crítica para que piense y reflexiones sobre la historia que superen aquello tan manido de «España, una , grande y libre» y la soberana memez de «España, una unidad de destino en lo universal». Que se lo digan a los saharauis que tenían pasaporte y DNI español y a los que todos los gobiernos de España, desde 1975 hasta este 2022 han dejado tirados, en uno de los actos más indecentes cometidos por el Estado español.

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1 comentario

  1. Dice ser Luis Miguel Sacristán Benito

    Muy interesante.
    No obstante, a 20 minutos y periodista les pediría un poco más de atención en la construcción y escritura de sus expresiones, así como al trasladar las respuestas, ya que las palabras y signos no significan lo mismo, aunque su grafía se parezca, falta alguna necesaria o si van colocadas de manera parecida a como deberían ir

    03 mayo 2022 | 10:57

Los comentarios están cerrados.