Esta es otra opinión sobre ‘La bestia’ de los Carmen Mola de la que tampoco te podrás fiar del todo

Calle de San Bernardo a mediados del siglo xix por David Roberts (WIKIPEDIA)

Tengo la sensación de que, cada vez que leo una crítica, opinión o reseña sobre el último premio Planeta, La bestia, de los Carmen Mola, no me puedo fiar del todo si lo que quiero es, simplemente, saber cómo es la novela. Ocurre con todos los premios Planeta, pero con este esa sensación es aún más pronunciada.

Parece que, al analizar esta novela, todos quieren ‘desenmascarar’ al premio Planeta (¿de verdad, a estas alturas?) o defenderlo, cargar contra ese mal proceder que parece esconder la identidad bajo seudónimo (como si no hubiera pasado nunca), disertar sobre feminismo y el mal terrible que parece que ha hecho tres escritores por usar un nombre femenino (obviando, quizá, los problemas reales de las escritoras), sobre la caída sin remedio de la literatura o de la novela, o vaya usted a saber qué más… Incluso, voy más allá, no deberíais fiaros de esta porque, en el fondo, mi sesgo propio de periodista centrado en este género me lleva defender por qué creo que es una ficción histórica, o al menos un thriller histórico (en el buen sentido) aunque no esté en ninguna lista del género.

Así que ahora que me toca a mí opinar, voy a intentar olvidarme del contexto y centrarme en la novela.

¿Qué es La bestia, entonces? Una novela, que se inscribe en esta interesante y reciente corriente europea de thrillers ambientadas en el pasado, vigorosos, de ambientaciones asfixiantes, donde la atmósfera histórica sirve para dotar de crueldad y letalidad tramas dignas de las intrigas contemporáneas. La ficción de los Carmen Mola, se acerca, por ejemplo, a la línea de novelas recientes como 1793, del sueco Niklas Natt Och Dag (de la que os hablé en su momento) o de la francesa Bajo las llamas, de Hervé Le Corre, aunque personalmente creo que no llega al nivel de estas dos.

Es interesante reseñar que Carmen Mola está formado por tres escritores y guionistas. Más allá de sus novelas en conjunto, dos de ellos han publicado individualmente novela negra, Antonio Mercero y Agustín Martínez, y otro, Jorge Díaz al que entrevisté aquí hace tiempo, ya ha coqueteado al menos con tres novelas con lo histórico. La mezcla se siente y mucho en esta novela.

Los Carmen Mola nos trasladan al asfixiante y lleno de desigualdad Madrid de 1834, en plena Guerra Carlista y con una epidemia de cólera inmisericorde arrasando la ciudad y, a todo ello, se suma un terrible asesino en serie que destroza y mutila a niñas pobres de los arrabales de la ciudad. Los autores demuestran una aguda inteligencia al utilizar una pandemia, como la vivida con la covid, porque logran inmediatamente cercanía y conexión con el lector, se sienten transportados a la época.

Hay que reconocer que la novela arranca con fuerza, logra dibujar con fuerza el contexto y crea un quinteto de protagonistas muy potente, muy bien construido. La novela tiene el ritmo que se espera de un thriller contemporáneo y sabe hacer que los elementos históricos -y por ello creo que realmente podemos ponerle ese apellido- en la trama y las vivencias de sus personajes. Sin desvelar mucho, tanto la epidemia, como la situación política, están íntimamente encajadas en la trama de suspense y no como simple aderezo.

No he leído las anteriores novelas contemporáneas de los Carmen Mola y no puedo comparar. Sí que se siento que la novela tiene una potente primera mitad y desfallece en su segunda. No es que caiga el ritmo o el suspense, pero cuanto más se aleja de los barrios exteriores de la cerca, del Madrid de los pobres y su punto dickensiano, parece que la novela pierde gas. Además, es ahí donde quizá tenga uno de los mejores momentos, con ese brutal estallido de violencia anticlerical, excelentemente guiado por las vivencias de los personajes y por las necesidades de la trama, que termina con el saqueo de San Francisco el Grande.

También ese quinteto de buenos personajes -la niña de extarradio, el periodista, el policía, el espía carlista y la aristócrata- también se desinflan en parte en la segunda parte, quizá demasiado centrada en resolver los misterios. Además, hay uno de ellos, tras varias revelaciones y decisiones, que resulta un personaje, más que poliédrico, algo incoherente y poco creíble.

Más allá de la trama, los Carmen Mola construyen una historia de ritmo ágil y directa, con buenas descripciones del Madrid de la época, cuyo argumento se puede seguir con mapa por la ciudad. Logran que el Madrid de la época luzca e interese. No se complican más allá de construir un thriller, aunque en un principio parece que hay más mirada hacia la historia, más intención, al final da la impresión que no se remata las posibles reflexiones sobre la época y sus paralelismos con el hoy. Quizá todo queda eclipsado bajo el torbellino de acción y revelaciones finales. Queda como un espectáculo bien construido, trepidante y entretenido, pero algo vacío.

Es, en definitivamente, una novela entretenida, que se lee sin esfuerzo y que rescata hechos y un contexto poco tratado en el género. Está construida con inteligencia, aunque adolece de un desequilibrio bastante acusado entre sus dos mitades. Gustará, pero dejará poco poso.

Pero, ya saben, tampoco se fíen demasiado…

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