José Ángel Mañas: «Pelayo es el Michael Corleone de nuestra historia»

FOTO: Asís G. Ayerbe

Entre las brumas del pasado, entre la historia, la leyenda y la propaganda, emerge una figura del pasado, el caudillo Pelayo. ¿Quién fue? ¿Existió? ¿Tuvo lugar la batalla de Covadonga? Son interrogantes que, hoy por hoy, tienen difícil solución. Le conocemos únicamente por crónicas y fuentes textuales. Para unos, es una especie de rey Arturo -del que escribió Adrian Goldsworthy una vez que era «difícil encontrar a una persona que no desee que efectivamente sea real»-, un mito fundacional, y para otros una incógnita, incluso para algunos una imaginación. Para otros, los novelistas, es una gigantesca oportunidad.

El último en aprovechar esa oportunidad es José Ángel Mañas (Madrid, 1971), autor muy conocido por su celebrada Historias del Kronen que en los últimos años se ha convertido una presencia constante del género histórico con novelas como Conquistadores de lo imposible (de la que os hablé aquí) o El hispano.

Mañas hace suyo al caudillo astur y lo convierte en el eje de su ¡Pelayo! (Esfera de los Libros, 2021) -de la que os hablé recientemente-, convencido de su historicidad. Quizá seguidor de afirmaciones como la que escribió en su momento José Ignacio Gracia Noriega, en su libro Don Pelayo, el rey de las montañas y que recogía recientemente Daniel Fernández de Lis en su De Covadonga a Tamarón: «Todo en él puede ponerse en duda, excepto su historicidad».

Esa gigantesca duda, esa nebulosa le permite a este novelista, que se define como «escritor anfibio» para trazar un Pelayo, entre la leyenda y la historia, entre el mito y el hombre, con una «mirada irónica» y un poso pop

«Pelayo es el Michael Corleone de El Padrino«, me explica Mañas en una entrevista concedida en el Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda. «La novela histórica tiene un componente pop, carnavalesca, que me permite establecer esas referencias: porque yo tengo esa idea de Pelayo, como Michael; alguien alejado del poder, que siente la llamada de Dios y no de las armas, y acaba siendo rey y guerrero».

Mañas traza la trayectoria de Pelayo desde el punto de vista y la voz de su hermana Adosinda, una mujer, ella sí, ambiciosa y con sus ojos puestos en el poder. Ella, quizá, sea la explicación de esas exclamaciones que rodean a Pelayo en el título de la novela. «Es una jugada muy a lo Sherlock Holmes», asegura el escritor, «donde el narrador es Watson. Yo hago eso con Adosinda y aunque son sus ojos los que miran, los dos personajes pesan por igual».

FOTO: Asís G. Ayerbe

«La novela histórica cumple una función básica: vivir el pasado, alejarte de los fríos hechos y datos y tratar de recrearte en la mentalidad y las emociones, y eso solo lo da una novela histórica», afirma Mañas. «Además, hoy hay una lucha por el relato histórico y los novelistas tienen que participar en ella», asegura. En cualquier caso, el escritor novelista está convencido de que el boom del género en España tiene que ver con su «faceta informativa»: «Muchos lectores acuden al género para rellenar con facilidad huecos que tienen en su formación».

Mañas logra en su novela, además de ofrecer una mirada calidoscópica sobre Pelayo, una que probablemente no convencerá del todo a nadie, pero que resulta ambigua y humana, lograr sorpresas en una historia de la que casi todos conocen casi todo. Una de ellas la conforma uno de los grandes secundarios de la novela, el rey Rodrigo, último monarca del trono visigodo de Toledo. El escritor juega con una pequeña nota de una crónica de la época para «alargarle la vida» y ofrecer una mirada totalmente nueva: «Muestro a un Rodrigo herido, patético, ido, pero lo hago con cariño y ternura, yo no me pongo por encima de mis personajes. Nadie es un héroe, a mí me gusta la humanidad y Rodrigo es un gran perdedor y te genera dudas».

Pelayo, el inicio del reino de Asturias y la Reconquista… son temas política e historiográficamente complejos y polémicos, ¿no tenía miedo el autor al adentrarse en ellos? «Creo que le he hecho un favor a Pelayo y le he devuelto a todos, alejándolo tanto de una mirada muy de Vox como de otras miradas descreídas, por lo que, seguramente no es el Pelayo que unos y otros van a buscar». Es un personaje «mañasiano», y recuerda con humor que Mel Gibson tenía pensado hacer una película sobre él y que él se la imagina como el Pelayo que citó aquel loco de la matanza de Nueva Zelanda hace unos años. «Yo tengo otra sensibilidad, lo bonito es que todos los autores hacemos crecer y enriquecemos los mitos».

Así pues, ¿realidad o mito? «Sea real o no, sea propaganda o no, es historia. La leyenda es historia y escatimaríamos al lector algo muy importante al lector si no lo contáramos. Yo sí que le doy historicidad a Pelayo, quizá su vida esté magnificada, pero no veo posible que no existiera. Lo bueno, es que esa gran laguna es muy atractiva porque me da juego para imaginar».

Termina Mañas la entrevista tirando de orejas a muchos novelistas de género y su pavor a los mal llamados spóilers. «Qué manía hay con eso, si no haces spóiler de una novela histórica, ¿de qué hablas? Si en lo histórico, el lector ya sabe muchas veces lo que va a pasar», se lamenta.

Este viernes, Mañas, Mario Escobar y servidor estaremos charlando sobre Pelayo en el Instituto Cervantes de Madrid. Se puede asistir o ver por streaming.

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