Santiago Castellanos: «Quiero mostrar al gran público que las herejías no empezaron en la Edad Media, sino en el mundo romano tardío»

Santiago Castellanos

La mezcla de thriller y ficción histórica es una tendencia al auge en los últimos años. El historiador y novelista Santiago Castellanos (Logroño, 1971), conocido por Barbarus o Martyrium, empezó con su anterior novela, Gothia, a conjugar la intriga con unas coordinadas espacio-temporales ciertamente originales para este subgénero: la Antigüedad Tardía, el Imperio Romano en descomposición. En esa línea acaba de publicar El libro de los crímenes (Ediciones B, 2021), donde el autor propone una intriga al más puro estilo Agatha Christie en la Hispania del siglo V d.C.

A partir de un juicio real contra unos herejes de Astúrica (Astorga) que se celebró en Emérita Augusta (Mérida) en aquellos tiempos, Castellanos traslada a una especie de Hercules Poirot romano a una trama viciada y turbulenta donde herejes, obispos y suevos mantienen una lucha directa, llena de pasiones e intereses ocultos que, devienen, como no podía ser de otra manera, en asesinato. Y entre giro, pista e interrogatorio, Castellanos -especialista en esta época- reconstruye un momento crucial y confuso de la historia de Hispania, donde el imperio romano de occidente se diluye y nace un nuevo mundo.

Entre herejes, asesinos y obispos, el autor también mezcla un libro prohibido real…

¿Cómo el libro real Memoria Apostolorum acaba originando un thriller?

El libro existió, es mencionado por fuentes del siglo V como Orosio o Toribio de Asturica (actual Astorga), y recogía las supuestas enseñanzas secretas de Jesucristo a los Apóstoles. Toribio, que era obispo, estaba muy preocupado por la circulación del libro entre grupos de herejes a los que estaba persiguiendo. El libro en sí mismo y sobre todo las circunstancias en torno a su desaparición son la base de la intriga de mi novela.

¿Por qué eligió Asturica para ambientar la trama?

Porque la base histórica de la novela es la persecución que Toribio, prelado de esa ciudad, en contacto nada menos que con León, el obispo de Roma, estaba llevando a cabo contra los herejes en esa ciudad en los años cuarenta del siglo V, el último del Imperio romano en Occidente. La base histórica es absolutamente cierta, y aparecen otras ciudades como la propia Roma y Emerita (actual Mérida).

Popularmente, las herejías se suelen identificar más con la Edad Media, la Inquisición, pero en la Tardoantigüedad debieron ser más importantes y desequilibrantes pues la religión católica estaba en una fase de formación y asentamiento…

Exacto. Y es uno de los objetivos de mi novela. Mostrar al gran público que las herejías no empezaron en la Edad Media, sino en el mundo romano tardío. La propia palabra procedía del griego, luego se latinizó. En el mundo romano de los siglos III y IV no había un solo cristianismo, sino varios. Lo que ocurrió es que las concomitancias políticas durante el siglo IV (Constantino, sus hijos, la dinastía Valentiniana, y finalmente Teodosio) fueron apoyando a una u otra versión. Las dos principales eran el niceísmo, con base en el credo aprobado en Nicea en 325 por orden de Constantino, y el arrianismo. Discutían por la naturaleza de Cristo. El final del asunto es que se impuso la primera variante, reformada como “catolicismo”, que viene del concepto griego de universal, digamos, por una serie de decretos y leyes emitidos por Teodosio en el tramo final del siglo. Todo lo que quedaba fuera era idolatría y herejía. Ya se había perseguido antes, pero desde finales del siglo IV y en el V, el de la novela, se aceleró la persecución. Hay que tener en cuenta que la lex, la ley, suponía usar la maquinaria coercitiva del Imperio contra los herejes. Todo esto es el contexto histórico de la novela. Como he dicho antes, el caso de estos herejes de Asturica es uno muy concreto que tenemos documentado, y sobre el que yo he construido la intriga de ficción literaria.

Si tuviera que descubrir a sus lectores, cuánto de lo que leen en El libro de los crímenes es histórico y cuánto producto de la imaginación de su autor…

Dedico una extensa Nota de Autor, al final del libro, a explicar todo eso. Lo fundamental es que el contexto histórico que te explicaba hace un momento es cierto, y es la base del libro. El mundo de las primeras herejías, la circulación de libros secretos, la resistencia de los herejes frente a obispos e Imperio, las leyes de persecución, y el caso concreto de Asturica y Emerita. Por otro lado, el protagonista, Festo, es un trasunto literario de Pascentius, un personaje que sí existió, Huía de la Roma del papa León, y se refugió en Asturica, Fue descubierto y enviado a Emerita para ser juzgado por el obispo Antonino, que lo exilió. Festo es un personaje literario creado por mí, pero inspirado (digo inspirado, en modo alguno intento reconstruir a Pascentius) en aquel hereje que vino de Roma a Hispania a mediados del siglo V. Finalmente, la gran mayoría de los personajes son creación mía. Cada uno tiene una psicología que va siendo descubierta al lector a través de los interrogatorios de Festo, que ejerce, si me lo permites, y salvando las distancias con la gran maestra, como una suerte de Hercules Poirot, que va presentando al lector las debilidades de los principales sospechosos de los crímenes. Y, sobre todo, le va describiendo al lector las pasiones, las tensiones, las traiciones, las lealtades, de esos personajes, adentrándose en su psicología más profunda.

El siglo V no es un lugar tan popular y tan lleno de referencias para el lector común, ¿cómo trabaja Santiago Castellanos par recrear ese momento para que el lector medio se sienta impelido y cómodo en esa ambientación?

A mi modo de ver es clave la creación literaria, en mi caso la construcción de una intriga. Se trata de que el lector se interese por los personajes, le seduzcan por empatía o por antipatía, por identificarse con ellos o por rechazarlos, según cada caso. Me interesa entrar en la profundidad del comportamiento humano. Los crímenes son, en mi novela, un hilo conductor, que el lector seguirá de la mano de Festo, y que nos van llevando a las claves de ese comportamiento. Todo sucede, como bien dices, en el siglo V, que no es popular, pero un siglo clave en la Historia de Occidente. Tened en cuenta que fue el último del Imperio romano de Occidente. No es “moco de pavo” (risas), ¿no os parece?

Quizá esta sea el tema más diferente y original de sus novelas, ¿la novela histórica también debe servir para abrir la mente y la percepción sobre el pasado de los lectores y sacarlos de sus lugares comunes?

Absolutamente. La novela histórica, por definición, nos lleva a otros mundos, mundos pasados. Y eso nos permite evadirnos del presente. Nos permite preguntarnos de dónde venimos, cuáles son nuestras raíces. En el panorama social, sanitario, y político en el que nos movemos ahora mismo, la necesidad de oxigenarnos y mirar hacia esos otros mundos del pasado es, acaso, acuciante.

El trasfondo de la novela habla de violencia sectaria, de intransigencia… ¿Mensajes indisimulados al lector actual? ¿Los problemas del ayer no son tan diferentes a los hoy?

Como digo, la novela histórica nos lleva a mundos del pasado. Sin embargo, no necesariamente desaparecidos. Tenemos muchísimo de romanos. Suelo cogar tuits sobre actualidad política, de modo genérico, no partidista, aludiendo a elementos de Roma, en mi cuenta @biclarense. Aquí yo tengo una doble dimensión, la del profesor de Universidad y la del novelista, no siempre coincidentes. Siempre insisto en que académicamente, la distancia entre la Antigüedad y nosotros es sideral, y las coordenadas históricas son diferentes. Pero eso no excluye que haya paralelismos que nos permiten reflexionar. Aparte de todo esto, en el plano estrictamente literario, las pasiones humanas son atemporales. El amor, el desamor, la lealtad, la traición, la bondad o la maldad son los problemas del ayer, como dices. Y también los de hoy.

Con Gothia ya nos reveló que había descubierto que el thriller era una herramienta muy satisfactoria para llevar la historia a los lectores, ¿es un lenguaje que conecta más con los lectores actuales que el de la novela histórica clásica?

Sí, mi idea en Gothia y, ahora, en El libro de los crímenes, es intentar que la intriga sea la clave literaria esencial de mi novela. Porque sobre la base de un lenguaje directo, a veces abrupto, y de un contenido de intriga, en el que hay asesinatos y una investigación de los mismos, el enganche con las tramas y los personajes puede permitir, además, que el lector aprenda Historia. No es un ensayo, es una novela, y las pasiones humanas son mi principal preocupación e interés.

Para trabajar los aspectos formales y de intriga, ¿ha estudiado o se ha fijado en otros autores como Lindsey Davis o Eco, o ha tratado de encontrar su mirada sin interferencias?

Sí. Pero, en mi caso y entre mis influencias en ese sentido de tu pregunta, destacaría más a Gillian Flynn, que por cierto es también de 1971, como una maestra en la ténica de la intriga con un lenguaje directo, a veces, como decía antes, abrupto. Claro que ella escribe intriga actual, no histórica. Y es un desafío tremendo tejer una intriga no en nuestro mundo, en el que el protagonista recibe Whatsapp, sino en el de la crisis del mundo romano. Yo, como lector, disfruto como un loco leyendo a los maestros del thriller y de la intriga, que no son estrictamente lo mismo, ambientados en nuestro mundo actual. Mi respuesta a ese desafío que yo mismo me he planteado, llevar la intriga y el thriller a la crisis del mundo romano, es Gothia y, ahora, El libro de los crímenes.

¿Se sigue en España minusvalorando la novela histórica como un género de segunda? Como historiador, ¿cree que la Academia sigue mirando con reticencias este género?

Puede ser. En cualquier caso, es de los segmentos literarios más aceptados por el público general, tanto en librerías y plataformas como en las Jornadas de novela histórica que se organizan en distintos puntos de España, que esperemos que pronto se puedan volver a organizar, en discusiones en Twitter, en foros, en blogs, etc. Yo, como miembro de la Academia como tú dices, observo que aún hay muchas reticencias a la novela histórica. Pero, afortunadamente, a veces sí se comprende bien que son dos cosas distintas. Puedes escribir un ensayo y, por otro lado, una novela histórica, siempre que tengas claro que son dos cosas distintas. En mis propias carnes te lo digo: mi último ensayo, sobre el reino visigodo de Hispania, salió hace unos meses en la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos, y, por otro lado, ahora acaba de aparecer El libro de los crímenes. Son asuntos diferentes. Uno tiene un circuito entre nosotros, los académicos, y el otro te permite llegar al gran público y contar una historia que enganche por la intriga y por las pasiones humanas que en esa propia intriga van surgiendo y conduciendo al lector por el terreno -a veces, siniestro- del alma humana.

Si os ha interesado este autor y su libro, Javier Velasco, de TodoLiteratura, Eva, de La Historia en Mis libros, y un servidor lo analizamos en el último podcast del Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda.

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