David Gómez: «Si Igueriben hubiera resistido no se habría producido el Desastre de Annual y quizá la Historia de España habría sido diferente»

El escritor David Gómez (cedida)

Cuando se cumple un siglo de una de las mayores, más dolorosas y más olvidadas derrotas de España, el Desastre de Annual, el escritor jienense David Gómez (Linares, 1975), ingeniero de profesión, decide lanzarse a la aventura literaria con una novela bélica para rescatar aquellos hechos. Con Fuego sobre Igueriben (Almuzara, 2021), este autor debutante lanza al lector en aquella posición primera, en aquel arranque del Desastre y lo pone en las botas de un periodista llamado Luis Codrán.

Gómez buscaba escribir la novela sobre el asunto que le hubiera gustado leer y recuperar para el imaginario público un hecho que «no aparece en los libros de Historia de colegios e institutos». Para este autor, Igueriben fue un punto de no retorno de la Historia de España: «Al caer a primera ficha de la fila… cayeron todas las demás y no me refiero solo a las demás posiciones, me refiero a que después de Igueriben, vino el Desastre de Annual, la reconquista del territorio, el Expediente Picasso, la dictadura de Primo de Rivera, el exilio del Alfonso XIII, la República y los militares africanistas que dieron el golpe del 36. Si Igueriben hubiera resistido (…) quizás la Historia hubiera sido muy diferente a la que conocemos hoy».

¿Cómo acaba un ingeniero escribiendo una novela sobre la Guerra de Marruecos?

No me gustaba estudiar, y decidí que lo mejor era una carrera de ciencias, la Escuela de Minas de Linares ha tenido siempre gran prestigio y me quedé en casa haciendo la Ingeniería Técnica de Minas. Pero siempre me ha gustado leer, de crío empecé con una colección de mi padre de El Guerrero del Antifaz, Hazañas Bélicas, luego evolucionas y pasas a Tintin, Blake y Mortimer, Miguel Strogoff, 20.000 Leguas de Viaje Submarino, etc… y un día en el colegio escucho a mi profesor de Sociales, D. Pedro Poyatos contar que en Annual murieron 10.000 soldados españoles, aquello me dejó marcado y desde entonces hasta ahora, de forma intermitente pero constante en el tiempo, siempre me ha interesado ese tema. Y bueno, en una época de mi vida en la que no encontraba la novela de Igueriben que me hubiera gustado leer me decidí a escribirla y así homenajear a aquellos hombres que desgraciadamente están hoy día tan olvidados.

¿Por qué eligió la posición de Igueriben entre todas las localizaciones del desastre de Annual?

Igueriben es la pieza clave del desastre y de todo lo que vino después. Al caer la primera ficha de la fila…cayeron todas las demás y no me refiero sólo a las demás posiciones, me refiero a que después de Igueriben, vino el Desastre de Annual, la reconquista del territorio, el Expediente Picasso, la dictadura de Primo de Rivera, el exilio del Alfonso XIII, la República y los militares africanistas que dieron el golpe del 36. Si Igueriben hubiera resistido hubiera supuesto una derrota para Abd el Krim y probablemente las diferentes cabilas dejarían de apoyarle ya que le impusieron como condición dos victorias; la primera la obtuvo en Abarran y buscaba la segunda. Por contra, para los españoles, vencer hubiera supuesto una inyección de moral muy necesaria y una victoria con la que asentarse en el territorio y desprestigiar al líder rifeño. Quizás la Historia hubiera sido muy diferente a la que conocemos hoy. Pero nunca lo sabremos.

Y ¿por qué hacer que de un periodista su punto de vista?

Pues porque allí no había ningún periodista y qué mejor oficio para contar una batalla que el de reportero de guerra. Era lo más lógico, sabemos qué ocurrió gracias a las memorias del Teniente Casado y a las declaraciones de los supervivientes hechas en el Expediente Picasso; pero que un periodista estuviera en la posición me permitía varias cosas: una de ellas, usar sus crónicas cómo elemento de enlace entre capítulos y escenas en la novela permitiendo que ésta fuera más ligera sin que el lector se perdiera en la narración; otra, que el lector conozca el trasfondo de la noticia, lo que pasaba dentro del campamento y sólo aquello que pasaba allí, nuestro “Plumilla” es el punto de vista del narrador, el lector no sabrá que pasa fuera de los muros de Igueriben más allá de los mensajes recibidos, pero no tendrá una visión global de los hechos como no la tuvieron sus defensores haciéndole ser parte de Igueriben.

¿Cómo fue la preparación y la documentación para esta novela?

Fue muy divertida e instructiva, todo comenzó por un deseo personal por lo que tenía mucha ilusión y determinación. Dado que no tengo la experiencia vital que supone haber estado en un conflicto bélico busqué toda información sobre ello. Documentales, películas, novelas de la época, novela bélica actual, comics, entrevistas, hemeroteca, expedientes militares, fotografías, ensayos, estudios, mapas, etc… Fue laborioso, había que organizar todo ese botín, clasificarlo, seleccionar lo que me pudiera ayudar, lo que debía aparecer en la novela, etc… Lo cierto es que al leer más y más información sobre lo acontecido sentía verdadera admiración por aquellos hombres, su resistencia, su aplomo, su entrega…y al mismo tiempo una rabia y una impotencia de ver que se sabía lo que iba a pasar, los avisos que fueron desoídos, las señales que no se quisieron ver.

En el horror sin fin de aquella batalla, ¿hubo algo positivo?

La dignidad y la lealtad de Benítez a sus hombres, no a España, no al gobierno de entonces, no a los mandos militares, ni al Rey; Benítez fue leal a sus hombres y ahí está su dignidad, su línea roja. Sus mandos le permitieron parlamentar con el enemigo, pero él sabía que rendirse sólo condenaría a sus soldados a una muerte cierta aún a sabiendas de que su vida sería respetada, ya que al ser oficial lo habitual era pedir rescate. No sólo se negó a rendirse sino que el protegería a sus soldados dándoles una oportunidad para salvarse. Yo me quedo con eso, con esa lealtad de Benítez a sus 300 valientes. Y creo que era una lealtad correspondida, mantener la disciplina después de varios días sin agua y con la rendición en lo alto de la mesa no es fácil, como se pudo ver en Annual. Son esos valores los que para mí hacen que aquella batalla fuera épica y creo que hoy en día son más necesarios que nunca.


A los españoles y recordando una reciente polémica en el Museo Naval sobre la retirada del cuadro El Glorioso, ¿se nos da mejor la épica de la derrota que la de la victoria?

Quizás en la derrota la carga del factor épico sea más fuerte, más intensa. Donde valores como amistad, dignidad, lealtad o valor se ponen en juego. Creo que las derrotas son más instructivas que las victorias, siempre y cuando se analicen y no se cometan los mismos errores, cosa bastante común por otro lado en la historia bélica. Ya tenemos un motivo más para conocer nuestra Historia, el de evitar que se repitan episodios negativos. La retirada de El Glorioso me pareció un error; primero porque no se trata de una derrota pues cumplió su misión y entregó todo el oro y la plata que traía, dejando a parte sus combates navales en los que tampoco fue derrotado y segundo por el gesto de mal gusto hacia su autor y a la Asociación que lo donó. Arturo defendió a El Glorioso en un gesto de lealtad y amistad a su autor y a los hombres que navegaron en el buque, algo digno de elogio.

Fuego sobre Igueriben es inequívocamente una novela bélica y en España no ha sido un género literario demasiado tratado (me salen pocos a excepción de Barea o Pérez-Reverte), ¿tuvo que recurrir a ejemplos extranjeros o la mera historia le valió?

Como he dicho antes para documentarme recurrí a cualquier novela que tratara temas bélicos nacional y extranjera pero sobre todo leí mucha crónica periodística sobre conflictos bélicos, al ser el protagonista de mi novela un reportero. La novela bélica es quizás un género muy “de nicho”, aunque éste tenga muchos seguidores; mientras que hay una gran producción en Europa y EE UU, así como también en el cómic europeo sobre temas bélicos principalmente sobre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, en España es cierto que no hay una gran generación de novelas bélicas de hechos españoles de época contemporánea más allá de la Guerra Civil. Y todo ello a pesar de que hubo españoles que participaron en la Guerra de Corea, en Vietnam, en Sidi Ifni, Yugoslavia, Irak, Afganistan, etc… ¿Por qué? No lo sé. Tal vez sean modas literarias, las editoriales dan lo que quieren los lectores.

A punto de cumplirse un siglo de aquellos hechos, a pesar del año pandémico parece que habrá poca o ninguna memoria y recuerdo de aquellos hechos…

Bueno, el año acaba de empezar, yo imagino que saldrán libros de ensayo sobre el tema y espero que también se publiquen novelas, la mía no será la única estoy seguro; de todas formas lo verdaderamente importante no es que haya más o menos literatura sobre la guerra de Marruecos, lo que importa es ver si hay gente interesada en ella. En saber que en Igueriben 300 soldados estuvieron sitiados durante días sin agua, sin víveres, sin municiones y sin posibilidad de rescate resistiendo los contínuos ataques de miles de rifeños que querían degollarlos. Conocemos lo que pasó en Las Termópilas, El Álamo, lo que ocurrió en Little Big Horn, Waterloo, …y despreciamos nuestra propia Historia tan rica de actos épicos y hechos heroicos que ya los quisieran otras naciones. Debemos quitarnos complejos y mirar hacia nuestra Historia.

La memoria de la época colonial española en Marruecos es muy complicada…

No es que sea complicada, es que está apartada, desprestigiada; parece que no importa o no interesa recordar lo que pasó en Marruecos, que no es políticamente correcto, y fueron muchos años y muchos conflictos, por ponerte ejemplos recientes: Guerra de Marruecos de 1859, Primera Guerra del Rif de 1893, Guerra del Rif de 1921 y Guerra del Ifni en 1957. Es decir, que en un siglo nos hemos partido la cara con Marruecos cuatro veces, ¿dónde aparece eso en los libros de Historia de Institutos y colegios? No aparece, y si hay algo está resumido en una hoja. Es muy triste que todos esos acontecimientos se borren y desaparezcan. Los planes de estudio no deberían obedecer a decisiones políticas y partidistas sino que deberían basarse en el interés académico y en el rigor histórico.

¿La novela histórica debe tener una finalidad didáctica?

Es que la novela historia es didáctica “per sé”, como lo puede ser cualquier tipo de novela. Sólo que en este caso nos enseña Historia. Estoy convencido de que aquello que no se explica en los libros de texto finalmente se busca en las librerías y en las bibliotecas, lo que hay que hacer es tener a disposición de ese “cazador” los temas y las historias para que pueda satisfacer su necesidad de conocimiento. La literatura sirve para aprender; para disfrutar; para expresar ideas, pensamientos y sobre todo para como decía Platón “corromper el alma” es decir, evolucionar. Que es un poco lo que le pasa a Luis Codrán en la novela, que evoluciona con el paso del tiempo al despojarse de inocencias e ingenuidades con el horror de la guerra, y eso lo vemos en sus crónicas.

¿Seguirá David Gómez en África en su próxima novela?

Chaves Nogales dijo que un periodista lo que tenía que hacer era “Andar y Contar” y eso es lo que hará Luis Codrán. Seguirá andando y contando sus crónicas a los lectores que quieran saber que ocurrió en aquel lugar hostil y yermo del Rif marroquí con miles de compatriotas que fueron a luchar a una guerra cruel donde no se hacían prisioneros. No debemos olvidar nuestra Historia y mucho menos a los que dieron su vida a lo largo de ella en su afán de hacer grande a España, en la búsqueda de fortuna y gloria o simplemente defendiendo la vida del que luchaba a su lado.

Si os ha interesado la novela, en el último podcast del Certamen de Novela Histórica de Úbeda, Pablo Lozano y Pedro Pablo Uceda analizan esta novela en profundidad.

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