Realidad aumentada, naturaleza e Historia para conocer los campos de batalla de la Guerra de Independencia

Una de las visitas a campos de batallas de la Guerra de Independencia de El primer Edecán.

Somosierra, Arapiles, Madrid, Talavera… ¿Te gustaría visitar los grandes escenarios de la Guerra de Independencia? Descubrir los lugares, las sensaciones, los hechos de aquellos hechos de armas de uno los sucesos más determinantes de la España contemporánea. Esa es la idea de El primer Edecán, que este fin de semana vuelve a la actividad, tras el obligado parón por la crisis sanitaria aún en curso provocada por la Covid-19. Siguiendo la línea del turismo de campos de batalla muy vigente ya en el resto de Europa, Raúl Bellido, especialista en Historia Militar y guía turístico, ha conformado unas visitas donde historia, tecnología y naturaleza van de la mano y se complementa para divulgar el pasado. Hablo con él para conocer este interesante proyecto histórico y turístico.

¿Cómo nació este proyecto El primer Edecán? ¿Por qué lo llamó así?

El primer Edecán nace de una suma de pasiones. Un día me hice la pregunta de a qué me gustaría dedicarme, partiendo de mis conocimientos y aficiones. La respuesta no fue sencilla, pero visto en retrospectiva parece que todo apuntaba en la misma dirección. La historia era el punto de partida, pues soy Especialista en Historia Militar por la UCM. Otros ingredientes fueron mi entusiasmo por los viajes y por los idiomas. Obtuve la licencia de Guía Oficial de Turismo y el proyecto tomó forma.  Faltaba un nombre con el que identificarlo, y pensé en los edecanes. Edecán es un vocablo que deriva del francés aide-de-camp, ayudante de campo, y eso es precisamente lo que yo quería, ser la ayuda en el campo de batalla para las personas que desearan descubrir la historia allí donde sucedió.

¿Por qué elegir los campos de batalla?

El turismo de campos de batalla está muy asentado fuera de nuestras fronteras. A todos nos vienen a la mente las playas de Normandía, pero hay otros ejemplos, como el campo de Waterloo, que recibe visitantes prácticamente desde que terminaron los disparos. Es un tipo de turismo que trae personas a España a ver nuestros campos de batalla, y pensé que si los extranjeros venían a conocer Bailén o los Arapiles, con seguridad había algo que ver allí. ¡Y vaya si lo había! Una vez comencé a investigar quedé fascinado y tomé una decisión: los campos tenían que conocerse, son parte de nuestro patrimonio histórico y como tal no pueden caer en el olvido.

¿Cree que la Guerra de Independencia interesa al gran público?

La Guerra de la Independencia es el hecho fundacional de nuestra nación. Cuando la estudiamos en la escuela pienso que habría que hacer hincapié en ese punto en particular, y otorgarle la importancia que merece. Por supuesto que todo el mundo conoce ‘la Pepa’ y tiene nociones sobre el ‘2 de mayo’ y Napoleón, pero la Guerra de la Independencia fue mucho más, fue un país unido, un objetivo común frente a un peligro exterior. Hay tanto por descubrir que la gente cuando viene a las visitas queda sorprendida y con ganas de saber más. Eso es lo importante, levantar ese interés por nuestro pasado. Una vez abierta la caja de Pandora el conocimiento es demasiado atrayente.

Y la gente, en general, ¿tiene conocimiento real sobre el asunto más allá de algunos tópicos?

Lo cierto es que si me tengo que remitir a la gente que viene a mis visitas, hay de todo. Desde personas que conocen hasta el más mínimo detalle hasta curiosos que no saben bien lo que van a encontrarse. Lo que tienen en común todos ellos es la iniciativa y atracción por descubrir algo nuevo.

En sus visitas hay mezcla de naturaleza, turismo, divulgación y tecnología, ¿cómo se logra el equilibrio?

Cuando comencé a plantearme cómo realizar las visitas, tuve claro que tenían que combinar todos esos componentes. Quería ofrecer la experiencia que a mí mismo me hubiera gustado vivir. La naturaleza era fácil, los campos de batalla no dejan de ser eso, campo, y suponen una ruptura con el día a día para la mayoría de visitantes. Salir al aire libre, a pasear por caminos de tierra bajo cielos azules. Eso siempre atrae. Evidentemente el segundo factor era el turismo, pero uno muy concreto y especializado, un turismo de historia, en el que explicar no solo los los grandes acontecimientos y los movimientos de tropas, sino también el sentir de los soldados, de sus mujeres y de los paisanos que se encontraban en las cercanías. Una historia social de la guerra, en definitiva. La tecnología fue el último paso. Me di cuenta que la experiencia necesitaba un elemento visual, que los visitantes no solo imaginaran, sino vieran y escucharan la intensidad del encuentro, el colorido de los uniformes y la confusión de la situación.

Cuéntenos más sobre cómo utilizan en sus visitas la tecnología y la realidad aumentada…

Uso distintas aproximaciones, ya que en cada campo encaja de modo diferente. En los Arapiles y Talavera la utilizo para ubicar a las unidades sobre el terreno, mostrando las formaciones que utilizaban, las distancias que las separaban, etc… Al ponerte las gafas de realidad virtual te adentras en la misma batalla, pues también he incluido los sonidos de armas e instrumentos musicales. Sin embargo ahora en Somosierra he usado la tecnología para traer al presente un proyecto polaco de hace más de 100 años. No quiero desvelar más, quiero que sea una sorpresa para quien se anime a venirse.

Visita por las calles de Madrid de El primer Edecán.

¿Cómo enfocan y diseñan cada visita?

Es un trabajo que requiere dedicación. Una vez decidido cuál va a ser el nuevo destino, la labor de investigación es la principal. Buscar libros, artículos y sobre la batalla en particular, sobre la región, sobre la vida de los protagonistas, de las unidades militares implicadas, etc… Una vez que dispones de toda la información relevante has de construir un relato, con los hechos cruciales pero también con anécdotas y curiosidades, pues la visita no puede quedarse en una simple lección de historia. Con todo ello uno va haciéndose una idea de qué lugares van a ser los que quiere ver en la visita. ¡Otra cosa es encontrarlos! No es nada fácil. En ocasiones los relatos de los protagonistas se contradicen, el campo ha sufrido cambios en los últimos 200 años que han dejado partes irreconocibles, hay sitios inaccesibles o, simplemente, los mapas no son fidedignos. Y después hay que montar el rompecabezas. Qué contar en cada lugar, cuánto tiempo emplear, cómo moverse, etc…

¿Cuáles son las próximas visitas que tiene programadas?

El sábado 27 al campo de batalla de Somosierra y el domingo 28 al Madrid del Dos de Mayo.

Retomo la actividad tras el parón del Estado de Alarma estrenando destino en Somosierra, el campo de la única batalla que dirigió personalmente Napoleón en nuestro país. En la sierra tendremos 7 u 8 grados menos que en la ciudad, y el viento siempre refresca. Estoy muy ilusionado con esta visita, así como con la que haré el domingo por el Madrid del ‘Dos de Mayo’. Este es el año de Galdós en Madrid, y precisamente el Ayuntamiento tenía previstas unas visitas guiadas sobre el Episodio Nacional dedicado al levantamiento. Nos hemos quedado sin mayo, pero este domingo podemos revivirlo. Para mí es una visita diferente al resto, pues es mi única visita urbana hasta el momento -en breve iniciaré otra en Salamanca-, siempre con el enfoque de el primer Edecán. Madrid fue un campo de batalla aquel 2 de mayo, y como tal lo relato.

¿Cómo se puede apuntar uno a sus visitas?

Por dos vías principalmente. Llamando al teléfono 622 22 13 73 o entrando en mi página web Elprimeredecan.es. Además pueden encontrarme como @elprimeredecan en redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram, donde también trato de interesar a la gente por el periodo napoleónico con efemérides, descubrimientos, curiosidades…

¿Cree que la gente se animará a salir, a hacer visitas, tras todo lo que hemos vivido en los últimos meses?

Mis visitas son todas al aire libre. Según varios estudios las posibilidades de contagio son 19 veces menores que en interiores, por lo que, tomando las debidas precauciones, se trata de una actividad de bajo riesgo. A día de hoy mi impresión es que así lo ha entendido la gente, puesto que las reservas van mejor de lo que yo mismo me esperaba. Es cierto que aún somos cuidadosos, y debemos seguir siéndolo, pero no es menos cierto que poco a poco debemos reanudar nuestras vidas, en las que se incluyen nuestras aficiones, o perderemos parte de nuestra identidad particular. Yo por mi parte estoy deseando volver a pisar los campos de batalla.

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