‘El Ateniense’ | El épico puzle literario de Pedro Santamaría sobre Alicibíades

Quien siga XX Siglos, sabrá de la predilección que siento por el santanderino Pedro Santamaría (1975). Con sus, hasta ahora, siete novelas se ha convertido en una de las voces más interesantes y de mayor proyección de la nueva hornada de autores de novela histórica de nuestro país. En este 2019, presentó su última obra, El ateniense (Pàmies, 2019), que trata de reconstruir, desde la ficción, la atribulada existencia de un conocido político de la antigüedad, cuya fama no pasó en exceso de esa edad: Alcibíades.

Santamaría recurre para esta especie de novela biográfica a una fragmentada narración, donde cada breve capítulo está narrada desde la perspectiva de un personaje diferente, que nunca es Alcibíades hasta el último. Esa especie de composición en forma de mosaico, da la posibilidad al autor de ofrecer al lector la vida del demagogo en forma de puzle, llena de luces y de sombras, de visiones y contravisiones, de, en definitiva, la complejidad del ser humano. En su recorrido desde la infancia a la muerte, mirarán a aquel político excepcional, personajes ficticios y reales, como Sócrates, Pericles, Lisandro, Tucídides y muchos más.

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Todo esto lo logra este escritor sin renunciar al poder la literatura (no es, en absoluto, mera historia novelada) ni a su habilidad, ampliamente demostrada, en ofrecer al lector historias épicas, entretenidas y que, sin salirse de los parámetros de la época en la que se sitúa el argumento, ofrece al lector mensajes en clave contemporánea. El Alcibíades de Santamaría respira, vive, nos hace cambiar nuestra postura sobre él y sus actos varias veces según transcurre en la narración y logra interrogarnos sobre la democracia, el populismo y la política. Que, por cierto, es algo difícil de lograr.

En El ateniense asistiremos a un juego de traiciones y política; de familias y venenos que emponzoñan a personas, familias y sociedades; de batallas y guerras; de cambios y situaciones de crisis. Saltamos, de la mano del santanderino, desde las alcobas privadas, hasta las asambleas atenienses, de los campos de batalla a los bancos de remeros. Y logra construir no solo una sólida y emotiva biografía, sino también el paisaje de una época más global de lo que hoy podemos pensar. Santamaría tiene el don de hacernos estar allí, de respirar, de situarnos entre las multitudes, de hacernos testigos de la intimidad.

Es esta la mejor novela y la más ambiciosa de Santamaría. Antes nos había ofrecido una briosa y original ópera prima (Okela), vibrantes novelas donde demostró su habilidad como artesano del género (El águila y la lambda, Peña Amaya -una de mis favoritas- y Al servicio del imperio), una novela ciertamente redonda y finamente acabada (Godos) y una novela de gran ambición que, aun funcionando, no logró dar el acabado acorde con la ambición que desprendía (Rebeldes). Con El Ateniense las supera a todas y logra una novela de mirada amplia, de gran ambición, y con el acabado que pedía una historia y un personaje real como Alicibíades. Es su mejor novela, aunque probablemente no sea la más comercial ni la que esté destinada a ser la más popular. Con ello, Santamaría vuelve a demostrar su nivel y que, escriba lo que escriba dentro del género que cultiva, está preparado -e interesado- en superarse.

Por cierto, Santamaría presentará El ateniense en el Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda este fin de semana.

Y vosotros, ¿habéis leído El ateniense?

¡Saludos lectores!

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