Álber Vázquez: «El tonto nos está ganando la batalla del relato histórico»

El escritor Alber Vázquez.

Álber Vázquez (Rentería, 1969), incansable en su producción a la que suma título nuevo cada año, sigue trabajando para mantenerse como una de las voces más características de la narrativa histórica nacional. Su estilo intenso, su forma vívida de recrear el pasado y su mirada muchas veces descarnada lo han llevado a rescatar las luchas de los españoles contra los apaches, a Blas de Lezo, a los desesperados marinos del San Telmo o, en su última obra, a uno de los conquistadores más olvidados, Juan de Oñate. Y promete más para el futuro cercano.

Ahora, por el momento, charlo con él sobre El adelantado Juan de Oñate (Esfera de los Libros, 2019) y las múltiples aristas que escribir sobre la conquista de América tiene hoy en día.

De entre todos los grandes conquistadores, ¿por qué eligió a Juan de Oñate para novelar?

Porque Oñate es un aventurero nato que busca la aventura y la encuentra. A diferencia de los conquistadores de primera o segunda generación, que son siempre buscadores de fortuna, Oñate ya es un hombre rico cuando comienza a explorar. Eso no le impide recorrer distancias que hoy siguen pareciéndonos increíbles. Oñate se recorre Norteamérica muchísimo antes que nadie. Como idea, me parece subyugadora y narrativamente muy apetecible.

¿Qué es lo que más le cautivó de aquella aventura del adelantado a la hora de crear esta novela?

Su poderosa capacidad para urdir planes y la ingenuidad con la que los acompaña. Oñate, en esto, es un conquistador prototípico. Es capaz de desplegar medios y esfuerzos descomunales para ir tras lugares míticos como, en este caso, el reino de Quivira. Los conquistadores creían firmemente en la existencia de reinos de oro, como Quivira, Eldorado, Cíbola, etc. Su búsqueda dio lugar a aventuras asombrosas.

¿Qué fue lo más difícil de construir?

La mentalidad de los conquistadores. A pesar de que tendemos a mostrarlos como personas un tanto elementales, los conquistadores son personajes poliédricos (un historiador llega a definirlos, maravillosamente, como «imposibles»). Es muy importante no hacer un ejercicio de presentismo y analizarlos siempre con perspectiva histórica. Su esquema de pensamiento es complejísimo y recrearlo es muy difícil, porque ni son bondadosos en el sentido actual del término, ni son malvados. Son algo distinto y he ahí la grandeza de los conquistadores.

Advanced Source Productions – Flickr: NEW MEXICO San Juan Pueblo DonJuan De Onate/ First Govenor of New Spain

Para el siglo XXI, donde las tecnologías ya parecen haber empequeñecido el mundo y haber evaporado el espíritu de la gran aventura y dejarlo quizá para los océanos y el espacio, ¿viajar al pasado, recuperar estas grandes aventuras y expediciones del pasado es la única manera de recuperar aquellas sensaciones?

Claro, por supuesto. Esa es la clave en la que yo escribo. A mí me interesa describir lo grandioso de la exploración humana, del descubrimiento de lo desconocido, de los motivos que llevan a unas personas a realizar una expedición al centro de América, como quien va a Marte o desciende a la fosa de las Marianas. Siento la pulsión de Emilio Salgari, de Julio Verne, de todos esos autores que imaginan la belleza de un viaje hacia lo ignorado. Creo que es el mejor territorio para hacer gran literatura y a eso intento dedicarme yo.

La mayoría de sus novelas han tenido ambientaciones geográficas americanas o aún más lejanas (la Antártida)… Para documentarse y recrear esas aventuras, ¿ha tenido que viajar a todos esos lugares?

Los lugares sobre los que yo escribo no existen, porque están en el pasado. No podría visitarlos, aunque quisiera. No existen las Grandes Llanuras de principios del siglo XVII, repletas de manadas inabarcables de bisontes. Lo que vio Oñate sólo lo podemos imaginar. De nuevo, creo en la invención literaria para, tras una sólida documentación, recrear un mundo inexistente y las vivencias de unos hombres y mujeres que lo vieron de un modo que ya no es común ni habitual.

En estos tiempos de controversias sobre la Conquista, ¿es más difícil aún escribir de estos temas o más necesario?

De pronto, hay cientos de personas opinando sobre la Conquista sin haber leído una sola página sobre la Conquista. Opinan, desde sus prejuicios presentes, hacia un pasado que creen que fue como ellos piensan, pero sin molestarse en comprobarlo a través del estudio. Y así no vamos a ninguna parte. Lo que no puede ser es que la opinión del indocumentado pese lo mismo que la del erudito. El tonto nos está ganando la batalla del relato histórico, y yo me rebelo ante eso porque es superior a mis fuerzas. Debemos escribir sobre la Conquista porque se trata de una época fantástica desde el punto de vista histórico y narrativo. Si otros países tuvieran un período así, darían saltos de alegría.

Hace unos meses, entrevistaba a una historia indigenista en este blog, y precisamente tildaba a Oñate de genocida… Tras adentrarse en su historia, ¿coincide?

Oñate no es un genocida, y la sola idea de plantearlo me parece demencial. Jamás hizo lo que se espera de un genocida, es decir, eliminar masivamente a una población. Si alguien afirma que Juan de Oñate es un genocida, yo le exijo que aporte pruebas, que me diga a qué población exterminó de manera consciente y decidida. Pero nadie aporta ese dato, y lo sustituye por la boutade, por el tuit, por la sinrazón. Oñate y el resto de conquistadores españoles son colonizadores y necesitan a los indios para que sus asentamientos prosperen. Quieren enriquecerse, no aniquilar a nadie. Y, además, no les importa mestizarse, algo más que obvio si uno observa a cualquier hispanoamericano. Quiero pensar que quienes acusan a los conquistadores españoles de genocidas simplemente son unos ignorantes, porque, de lo contrario, la única opción que me queda es que son unos malvados.

Dicho esto, también añado que los conquistadores como Oñate son hijos de su tiempo. Yo no oculto cuáles son sus verdaderas intenciones, y las narro tal cual en la novela. Pero Oñate acude a Nuevo México para quedarse, va con toda su familia, funda una ciudad, ordena la vida, permite que todos, blancos, criollos e indios, comercien y prosperen. Llamarle genocida es tremendamente injusto. Quizá, falta madurez social, para pensar que un hecho del pasado puede resultar interesante, un gran aventurero, sin tampoco desechar que fue un hecho de armas de su época… España vive sumida en su eterno complejo de culpa. Nos pasamos la vida recontextualizando, para así disculpar, a nuestros personajes históricos. Esto roza el delirio. Los conquistadores son excesivos en muchas ocasiones, pero ¡así es siempre la historia! A nadie le parece mal que los romanos fueran unos descastados, o que los vikingos arrasaran costas enemigas, o que los persas batallaran cruelmente contra los griegos. Ah, pero ojo, porque Oñate luchó contra cuatro apaches que le querían robar los caballos, ergo es un genocida y enterrémoslo en las tinieblas de nuestra culpa histórica. En fin, ya vamos siendo mayorcitos… Creo que debemos dejar atrás la leyenda negra española y, sin caer en la leyenda rosa para contradecirla, avanzar hacia un reconocimiento cabal de nuestra historia.

Hace también unos meses, recuerdo que comentamos en twitter un artículo de un medio digital que decía que el auge de la novela histórica española coincidía con un crecimiento del nacionalismo español y lo vinculaba con el ascenso de Vox. Recuerdo que no estaba usted de acuerdo -yo tampoco, aunque creo que hay una parte del actual boom del género que sí que responde al auge de los nacionalismos español y de los periféricos-,…

La novela histórica española es un género bastante consolidado y con miles de lectores que ya existían antes del ascenso de Vox. No creo que exista relación entre lo uno y lo otro, y además pienso que la literatura, al menos la mía, es transversal y que interesa igualmente a personas de distinta ideología y diferentes creencias. Es que, además, así debe ser. La historia de España no pertenece a nadie y es interesante para todos. Me ofende que se afirme que tal personaje histórico es facha, cuando lo máximo que se puede decir de él es que es español. Sacudámonos de una santa vez los prejuicios acerca de la historia de España y del mundo, y comprendamos que tenemos una historia fabulosa que merece ser conocida y amada.

Ha publicado tres novelas históricas muy seguidas en los últimos tres años, ¿y lo próximo?

Lo próximo será una novela que publicaré también en La Esfera de los Libros y que saldrá en septiembre. Es mi novela más ambiciosa y prometo que no va a dejar a nadie indiferente. Y, a medio plazo, me planteo escribir más sobre personajes femeninos. Es algo que comienzo a echar de menos, pues en los últimos tiempos sólo he escrito sobre hombres. He ahí mi propósito futuro: escribir más sobre mujeres.

¡Buenas lecturas!

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