Ángel Viñas: «España no es un país democrático serio en lo que a su historia se refiere»

El historiador Ángel Viñas (foto cedida por Editorial Crítica)

¿Quién quiso la Guerra Civil? (Crítica, 2019) se pregunta el historiador, diplomático y economista Ángel Viñas (Madrid, 1941) en el título de su último libro. Y comienza a responderse en el propio subtítulo del mismo: Historia de una conspiración. Viñas, en una investigación que le ha llevado a archivos de España e Italia entre otros países, desvela las pruebas de una conspiración civil dirigida por los monárquicos alfonsinos y apoyada por financieros como Juan March, con la Italia fascista de Mussolini.  Dicha trama arrancó de manera temprana y ya tuvo un acuerdo firmado con Roma desde marzo de 1934, que se confirmaría en 1936 con un acuerdo para comprar aviones de guerra. El objetivo era instaurar en España un sistema similar al italiano.

Al hablar del apoyo exterior al golpe de Estado, siempre se habla mucho de la Alemania nazi, pero la que siempre estuvo allí fue la Italia fascista…

La Alemania nazi y Hitler no tenían ningún interés en España: en esos años los nazis están rompiendo el sistema de Versalles y en la cosmovisión de Hitler, España no pintaba nada. En cambio, Mussolini sí estaba interesado en España y no le gustaba la República. El Duce italiano tiene unos aforismos muy reveladores y muy conocidos que reflejan que no le gustaba nada que llegara un régimen liberal de izquierdas a España. Eran sus vecinos, estaban al lado.

«Con todas las ayudas exteriores que recibían, llamar a nacionales a esos contendientes es, cuanto menos, exagerado»

La Italia fascista, el apoyo nazi, los viriatos portugueses… ¿Y todavía llamamos a los sublevados nacionales?

Yo nunca lo hago y no sé por qué pervive esa denominación. Para mí, la forma correcta es sublevados, rebeldes o insurgentes -pero no facciosos, que es como los llamaba la República y te sitúa en una posición de no ecuanimidad-. Así hasta el 1 de octubre, cuando Franco asume las riendas del mando: desde ahí los llamo franquistas. A los contrarios los llamo republicanos, a pesar de que eran muy variopintos, porque luchaban por el Gobierno legítimo que era la República. Y nunca digo bandos, porque eso equipara a sublevados y republicanos, cuando unos defendían la legalidad y otros se alzaron contra ella; yo digo contendientes.  No hay que comprar eso de bando nacional: ¿no luchaban acaso los republicanos por España? ¿No tenían sentimientos nacionales? Con todas las ayudas exteriores que recibían, llamar a nacionales a esos contendientes es, cuanto menos, exagerado.

Esa idea todavía está muy presente historiográfica y socialmente…

Sí, lo está. Es una de mis luchas y, probablemente, está perdida. Pero es la mía. 

En esta investigación pone el foco en dos elementos que suelen pasar desapercibidos al hablar del levantamiento, como monárquicos y élites económicas…

Sí, porque son más difíciles de cernir y delimitar. Las oligarquías estaban detrás del golpe y muchos pusieron sus fortunas en el exterior; también durante la guerra, no creas, había gente de derechas que sacaba el dinero al extranjero.

Siempre ha puesto el foco en la afán no solo patriótico sino también económico de los sublevados…

La pela es la pela, claro. Pero tampoco exagero. El factor económica está presente, pero no es predominante, lo que pasa es que suele ser mi marco de investigación. Yo no hago un estudio de ideologías, que ya están hechos, me fijo en los comportamientos efectivos. No me he fijado en lo que dicen los conspiraciones, sino en lo que hacían, no solo en público, sino cuando nadie les veía. Por mi formación, creo que en el estudio de la Guerra Civil hay lagunas que pueden subsanarse con documentación.

«En esta conspiración, el código que se usaba era ‘lo otro'»

Dice que en una conspiración se habla mucho, pero se deja escrito poco…

Claro, pero algo siempre se escribe, telegramas, notas, con lenguaje críptico… En este caso el código que se usaba era “lo otro”.

Mussolini tampoco tenía mucho interés en que se supiera…

Del acuerdo de marzo de 1934 se hicieron dos copias. La italiana se guardó en la caja fuerte de un banco, Crédito Italiano. A mí me sorprendió, ¿por qué no se guardó en los archivos del Duce o en el del Ministerio donde tampoco entra cualquiera? No, se guardó en un banco y solo encuentro una explicación: Mussolini que era ministro de Guerra, Aire, Exteriores, jefe del Gobierno y jefe del partido fascista, no quería que se supiera en ese momento entre los funcionarios lo que estaba pactando, que era una agresión.

¿De esos tejemanejes, el Gobierno de la República no tenía constancia?

Durante el primer bienio sí, y lo reproduzco. Durante el llamado Bienio Negro, radical cedista, no hubo interés, aunque tampoco los conspiradores estaban tan agitados, peor continuaba la trama. Con la llegada del Frente Popular, todo se dispara. Ya hay un discurso público y notorio, que ya ha sido estudiado. Pero yo relato el hueco fundamental: lo que hacían los conspiradores, no lo que se decía que iban a hacer.

Rompe, pues, la idea de que la sublevación fue una reacción directa a la llegada del Frente Popular…

Eso siempre ha sido una estupidez.

Pero todavía vigente, Stanley Payne sigue defendiéndola en su último libro, aparecido este año…

Pero sigue siendo una estupidez. A Payne solo le cito en tres momentos, en dos notas al pie y, sin mencionarle, al final. No escribo libros contra él, sería grotesco. Sí que dirigí un número monográfico de una revista contra una biografía de Franco que hizo con un periodista que fue neonazi en su época, Jesús Palacio, porque estaba indignado. Junté a un grupo de historiadores e hicimos trizas aquel libro. Stanley Payne ha contado la misma historia en 14 libros de formas ligeramente diferentes, pero sin ninguna prueba o documento, y con una biografía muy selectiva. Yo siempre he ido a las fuentes primarias.

«La memoria histórica es, por definición, de izquierdas porque trata de recuperar la memoria y dignidad de quienes fueron masacrados»

¿Cómo valora el momento en el que estamos de la la llamada Memoria Histórica? ¿Se habla mucho pero se avanza poco?

Este Gobierno solo ha estado ocho meses y su medida estrella en este sentido, la exhumación de Franco, ha encallado. Deseo que tenga éxito. Si Sánchez sigue, es muy verosímil que profundice en estos temas, pero en ocho meses no se pueden pedir peras al olmo.

Es necesario profundizar más…

Yo creí firmemente, cuando el PSOE llegó en 1982 al poder, que había que dejar de estar obsesionados con la historia y mirar al futuro. Pero el tiempo pasa, aparecen más y más fosas… y se empiezan a remover conciencias. La memoria histórica es, por definición, de izquierdas porque trata de recuperar la memoria y dignidad de quienes fueron masacrados. La memoria histórica franquista está perfectamente delimitada: durante 40 años estuvo hasta en la sopa, con los caídos por Dios y por la patria. La de la Iglesia, víctima y cómplice de la República y el franquismo, también está reivindicada con masivos procesos de beatificación. Y lo respeto, pero pido el mismo respeto al honor y dignidad de quienes fueron asesinados vilmente sin juicio o con parodias de procesos judiciales. Yo creo que es algo normal. Ya sé que todo esto a la derecha no le gusta, ¿y qué?

No supone un fracaso que el discurso de los vencidos no se haya asimilado al relato social e histórico de la historia del país…

Es un fallo dramático de la democracia española: el no haber sabido, querido o podido construir un relato en la medida de lo posible objetivado y objetivo de la Guerra Civil y la dictadura franquista. Se ha hecho en otros países con sus dictaduras: Francia, Alemania, Italia, Bélgica,… Aquí no, cada uno ha ido por su lado. Los Gobiernos en general se han inhibido. Los historiadores han hecho su labor pero eso no ha calado en el sistema educativo. El que en un curso escolar los profesores de bachillerato deban explicar desde Atapuerca hasta la Transición es una machada: ¿cuánto dedican a la guerra civil o el franquismo? No es serio. Eso demuestra, y yo que vivo fuera lo veo: España no es un país democrático serio en lo que a su historia se refiere. En otros aspectos sí. Y esa ignorancia supina, ha permitido que pervivan mitos absurdos y falaces, mentiras, pero que tienen recorrido.

«He presentado a Franco como choricero, asesino y ahora lo hago como impostor»

Y ahora que tienen otro partido que lo defienda…

Sí, pues nada, muy bien. Estoy deseando ver una historia de la Guerra Civil por parte de quienes deshacen la memoria histórica con documentación debidamente interpretada y adecuada a la investigación histórica. Sacar palabras de contexto, se le puede dar bien a todo el mundo. No doy cuartel a determinados historiadores y no lo pido para mí. A diferencia de otros, yo no escribo historia definitiva, porque no la hay: sé que en mi libro hay lagunas, y las identifico. y si alguien las puede rellenar, bienvenido sea.

Si el Estado recupera los archivos de la Fundación Franco, ¿encontraremos algo interesante?

No. Alguna cosita. No he trabajado con ella, pero he visto el catálogo y muchos de ellos está en el Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca. Puede haber algo, pero no grandes secretos. Los secretos no están en esos papeles, están en archivos privados, si es que existen y no han sido quemados.

Franco, en su libro, aparece como un oportunista que se arroga méritos que no fueron suyos…

Una persona ambiciosa, como era Franco, no podía desaprovechar esa oportunidad. En eso no hay crítica. Lo que sí critico es que se auto presentara después, cuando ya estaban muertos hace años Mola, Sanjurjo y demás, como quien lo organizó todo. A lo largo de mi obra he presentado a Franco como choricero, asesino y ahora lo hago como impostor porque se presentó en un papel que nunca tuvo y que nunca le correspondió.

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6 comentarios

  1. Dice ser Puaj

    «llamar a nacionales a esos contendientes»

    ¿¿Llamar «A» nacionales??

    No sabe ni lo que está escribiendo el borracho del becario este.

    Y lo escribe dos veces, encima.

    24 abril 2019 | 09:19

  2. Dice ser John

    Absolutamente brillante el articulo, denunciando un profundo conocimiento de la Historia de España del siglo XX. Gracias al autor y al periódico. Me lo guardo en PDF pues no tiene desperdicio. Enhorabuena.

    24 abril 2019 | 13:47

  3. Dice ser Mulliner

    «Franco, en su libro, aparece como un oportunista que se arroja méritos que no fueron suyos…» (última «pregunta»). Supongo que el autor quiere decir «…que se arroga méritos», pero se ve que no domina el asunto de los verbos.

    24 abril 2019 | 18:24

  4. Dice ser Javier

    ¿Un poco rojillo el gachó este no? ha soltado las paridas del día

    24 abril 2019 | 23:59

  5. Dice ser angel

    Soy un monaguillo historiador al lado del Sr.Viñas, pero estando de acuerdo en muchas cosas ,creo que se le ve su «pensamiento» antifranquistas ,en este artículo y en sus libros.No le veo muy imparcial.La crítica a España por no contar todo….Y Francia ha contado todo de su Iiguerra mundial? y Gran Bretaña? Pido que los historiadores famosos sean más veraces en todo, parece imposible ,pero mi profesión de profesor me hacía contar la verdad ,toda la verdad,lo bueno y lo malo.

    25 abril 2019 | 00:36

  6. Dice ser ignotis parentibus

    Eso se sabe desde antes que hubiera reyes católicos en la península ibérica.

    26 abril 2019 | 17:59

Los comentarios están cerrados.