El ejército olvidado de la Guerra de Independencia: el rescate de los españoles que lucharon por José Napoleón

Luis Sorando (FOTO DESPERTA FERRO)

Derrotados en el conflicto, sufriendo la desconfianza de sus aliados franceses y el odio de sus compatriotas españoles, que los condenaron al olvido eterno. EsA fue la tragedia de los soldados españoles que sirvieron en el ejército de José Napoleón en España. Un punto de vista, unos hombres y unos hechos desconocidos en la historia sobre la Guerra de la Independencia. Y no fueron unos pocos, hablamos de entre 20.000 y 25.000 hombres.

Luis Sorando Muzás (Zaragoza, 1961), asesor vexilológico del Museo del Ejército y recreador entre otras cosas, ha publicado recientemente un completo y profundo ensayo sobre esta cuestión también olvidada por la historia académica: El ejército español de José Napoleón (Desperta Ferro). Entrevisto a su autor para adentrarnos en este rescate histórico.

Cuando se tuvo noticia de la existencia de estos regimientos, las Cortes de Cádiz los tildaron de “desnaturalizados” y decretaron que no existieran testimonios de ellos para la posteridad…

Cierto, las «liberales» Cortes de Cádiz ordenaron quemar todas sus banderas, así como destruir “todo vestigio de esos malos españoles”. Mientras que, por su parte, Fernando VII, durante su cautiverio de lujo en Valençay, en un ejercicio de cinismo no había cesado de felicitar al Emperador por sus victorias y de expresarle su deseo de emparentar con este mediante la boda con alguna de las princesas imperiales, llegando incluso a pedir al rey José que le concediese la primera de las cruces de su recién creada Orden Real, conocida popularmente como “la berenjena”… para luego enviar al exilio a todos los que habían recibido dicha condecoración , siendo uno de ellos don Francisco de Goya.

De aquellos soldados olvidados, ahora que ha rescatado su peripecia, ¿cuál ha sido el personaje o suceso que más le ha conmovido? 

Hay varios, pero destaca el capitán Fariñas, quien tras capitular la plaza de Badajoz se introdujo dentro de un obús cargado y él mismo se disparó a fin de evitar caer en manos de sus vengativos compatriotas, o un oficial de húsares de la Guardia Real que en la batalla de Vitoria, resultó mortalmente herido de bala junto al rey, al que dijo: «Sire, yo muero contento, puesto que muero por el servicio de V. M. y bajo sus ojos», dando su sable a un amigo y diciéndole «tómalo y véngame».

Frente al tópico y al cliché, ¿cómo valoraría el paso de José Bonaparte por España?

Como una gran oportunidad de apertura a la era moderna, echada a perder por los métodos impositivos y violentos utilizados por su hermano el Emperador.   

Reivindicar y dar luz al papel del Ejército español de José Napoleón y su papel, tanto en la Guerra de Independencia como en las operaciones napoleónicas es también incidir en el aspecto de guerra civil que tuvo aquella guerra. Más allá de nacionalismos y de visiones interesadas, ¿hay que adentrarse y adentrar al público en las complejidades de aquel conflicto tan a menudo visto en blanco y negro?

Así es, la Guerra de Independencia fue una mas de las guerras civiles que desde siempre han azotado a nuestro país, y debemos tener en cuenta que, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos, pues hubo héroes y cobardes en ambos lados, pero como dijo César, ¡Ay de los vencidos!

Los españoles, como sociedad, como conjunto, ¿tienen un aceptable conocimiento de su historia y concretamente de la Guerra de la Independencia?

Lamentablemente no, pues para la mayoría aún siguen vigentes una serie de tópicos patrióticos como el Dos de Mayo, el Tambor del Bruch o Agustina de Aragón, todos ellos relacionados con los primeros meses de la guerra, cuando la realidad fue mucho mas compleja y apasionante, ya que la guerra duró seis años, y no fueron tan solo los ingleses, auxiliados por algunos guerrilleros, quienes lograron la victoria final, ya que el Ejército español, con mayor o menor fortuna, no dejó nunca de existir ni de combatir, a diferencia de lo ocurrido con las fuerzas de otras potencias europeas, que tras ser derrotadas en batalla buscaban siempre una rápida paz con Napoleón.

Hay historiadores que creen que justo ahí empiezan todos los conflictos que bañarán en sangre la historia española de los siglos XIX y XX…

Ciertamente fue nuestro primer conflicto civil del XIX, pero considero que fue un eslabón mas de la larga cadena de guerras fratricidas entre españoles que se inició en 1700 con la Guerra de Sucesión entre borbónicos y austracistas y que atravesando tres siglos parece ser que, afortunadamente, concluyó en 1939.

Resulta interesante, que usted gran especialista en temas de uniformes y asesor del Museo del Ejército, no tenga el perfil de historiador académico y sin embargo esté dando a conocer un tema poco tratado por la Academia…

Llevo toda mi vida dedicado al estudio de nuestros uniformes y banderas, soy desde hace veinte años el asesor vexilológico del Museo del Ejército y actualmente presido la Asociación Napoleónica Española, que reúne a mas de treinta asociaciones y a unos seiscientos recreadores históricos especializados en dicho periodo, y llevo ya publicados mas de ciento cincuenta trabajos sobre estos temas, sistemáticamente ignorados y despreciados por nuestros académicos, por lo que a veces me resulta chocante el que ciertos academicistas puedan criticar a alguien por hacer lo que ellos no han querido.

Eso me lleva a preguntarle, ¿no cree que los historiadores académicos están, generalizando, algo lejos de la sociedad, en un momento en el que los debates históricos están entrando de lleno en los debates políticos?

Tal vez en ocasiones el uso de conceptos y de palabras excesivamente rebuscadas les han alejado del pueblo llano, al que creo hay que hablarle mas de tú a tú, pero que duda cabe que la experiencia y el método de estos merece todo el respeto y reconocimiento, el problema, insisto, es en ocasiones el de cómo llegar a transmitir estos a la gente de a pie. dejando las conclusiones finales a estos, sin encarrilarles hacia la conveniencia política de cada momento.

¿Se hace buena divulgación histórica en España?

Considero que no siempre, pues la historia no solo son batallas, reyes y victorias, como nos enseñaban antes, pero tampoco tan solo economía, demografía y política como parecen decirnos hoy. La realidad creo debe ser una mezcla de ambas versiones, pues todo está interrelacionado, y en eso una editorial como Desperta Ferro Ediciones realiza una tarea encomiable, tanto con sus revistas como con los excelentes libros que está publicando.

25 años de investigación culminados en esta obra, ¿fin de ciclo o seguirá investigando sobre este tema?

Naturalmente sigo investigando. El vacío sobre este tema era total, y aún quedan dudas que resolver, pero era necesario dar a conocer lo descubierto hasta ahora.

En su obra hay un gran aparato visual, entre ellos hay dibujos de Augusto Ferrer-Dalmau, del que usted es asesor. ¿Cómo ha sido trabajar con el pintor de batallas?

Apasionante, pues Augusto es capaz de plasmar en imágenes uniformes que hasta ese momento solo habían existido en mi imaginación y como fruto de interpretar frías facturas o descripciones. Además su amor por este tema hace que acepte con resignación el retocar dichos dibujos cuando han aparecido nuevos datos que desmentían a la versión inicial.

Pero no quiero dejar de citar a mi también gran amigo Dionisio Álvarez Cueto, autor de un buen número de las ilustraciones incluidas en este libro y que tuvo la desgracia de desaparecer en plena juventud y en su mejor momento artístico, sin poder ver concluida esta obra a la que tantas horas dedicó desinteresadamente.

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