Alfonso Mateo-Sagasta: «El siglo XIX es el periodo más apasionante de la historia de España»

El escritor Alfonso Mateo Sagasta.

Dos hombres ricos, de fortuna hecha en la Cuba del siglo XIX, una sobremesa en un restaurante de La Habana, el tiempo que se tarda en fumar un puro… Eso son los elementos que necesita Alfonso Mateo-Sagasta para marcarse una novela redonda y poderosa con Mala hoja (Reino de Cordelia, 2017).  Una novela de final glorioso, pura ficción que sirve para retratar esa Cuba española esclavista, tantas veces olvidada por la ficción. Aunque para su creador sea, sobre todo, una historia de amor.

Un autor que pergeñó una de las mejores novelas históricas españolas de este siglo, y una de las novelas que os recomendaba para este verano

La esclavitud en los territorios controlados por la Corona de España era, quizá, un tema de la historia que era necesario rescatar. Hace poco el gran público pareció descubrir el pasado de tratante de esclavos del marqués de Comillas gracias a El Ministerio del Tiempo… ¿Los escritores, los creadores de ficciones, son ahora los encargados de descubrir la historia al gran público?

Los escritores utilizamos todas las herramientas a nuestro alcance para crear ficciones divertidas, pero la literatura aspira a la intemporalidad, y si lo que el autor pretende es cumplir una misión social será difícil que alcance ese objetivo. Todo escritor vierte en cada uno de sus textos su visión del mundo, aunque eso no quiere decir, ni mucho menos, que sea «la historia» y que el lector deba acatarla.

¿Cómo nació la idea de escribir Mala hoja?

Todo empezó como un texto hedonista respecto a la elaboración del tabaco, un mundo sutil de sensaciones y aromas que se asemeja al del vino. Con el tabaco como tema y narrador español, lo lógico era que la historia transcurriera en Cuba antes de la independencia, pero en cuanto empecé a investigar la época y la sociedad, la esclavitud se adueñó del relato.

Es una obra ambientada en un momento (el siglo XIX, la Cuba colonial) escasamente tratado por la ficción y que, además, algunos editores consideran que vende poco…

Sí, por desgracia el siglo XIX es para la mayoría un fárrago de sinsentidos y un lodazal político y social que es mejor no remover, pero yo creo que es el periodo más apasionante de la historia de España.

El tiempo en que se tarda en fumar un puro, ¿da de verdad para contar dos vidas?

La novela está pensada para que los diálogos se puedan leer en el tiempo que los personajes tardan en fumarse un puro. Eso sí, solo los diálogos. Si incluimos sus pensamientos y las digresiones que los ilustran, harían falta dos puros, como diría un amigo mío, aunque en la realidad esos pensamientos serían tan solo fogonazos de su consciencia. En cuanto a si es suficiente, yo creo que sí, juego con los detalles fundamentales que definen a cada personaje y cuento con la inteligencia del lector.

¿Cómo creó a los personajes de don Pascual y el coronel? ¿Se basó en algún personaje real?

Julio Izura está inspirado en Julián Zulueta, negrero, terrateniente, sacarócrata, armador y coronel del regimiento de voluntarios de la Habana, y Pascual Baute personifica a muchos canarios que llegaron a Cuba a lo largo del siglo y que fueron los refundadores de la industria tabaquera. En el primero resumo y concentro casi cien años de la historia de la esclavitud en España, y en el segundo reúno casi un siglo de avances y descubrimientos relacionados con el tabaco.

Como comentaba antes, la novela abrirá los ojos a muchos lectores sobre un mundo, una época y un tema, la esclavitud. ¿Es esa la labor divulgativa o social, si se quiere, que debe tener la novela histórica?

Me parece bien que los lectores se interesen por los temas que se abordan en las novelas y que eso los lleve a otros libros y despierte su curiosidad. Yo agradezco los libros que me animan a buscar otros libros y a investigar, pero en mi caso, al menos, la novela no trata de la esclavitud, ni siquiera del tabaco. Eso es aleatorio, lo que yo he escrito es una historia de amor.

Le leí hace tiempo en su anterior obra, La Oposición, que la historia se estudia mirando y pensando hacia el futuro. ¿La novela histórica también o incluso en mayor medida?

No existe ningún relato aséptico ni una verdad única, de modo que sí, claro, como he dicho antes cada autor vierte en sus textos su propia visión del mundo. Como dices, en La Oposición defiendo la tesis de que la historia es un relato coherente del pasado, y que en contra de lo que nos han enseñado no se escribe mirando el pasado, sino el futuro. Cada uno de nosotros tiene en mente qué sociedad desea construir, y en función de esa elección narra su historia.

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