Las diez mejores batallas que nos ofreció la novela histórica del 2017

Recreación realizada durante el bicentenario de la batalla de Waterloo (EFE)

Después de hablaros de las mejores intrigas y de las historias de amor que nos trajo la novela histórica española, es turno hoy para otro elemento que solemos valorar los lectores de este género: lo bélico, las batallas del pasado que recrean estas ficciones. Y en este año hemos tenido un buen puñado de buenos ejemplos. Os resumo los que para mí han sido los mejores, y me dejo bastantes fuera.

Empezaré destacando la estupenda recreación de la batalla de Adrianópolis entre los godos y el imperio romano (9 de agosto del año 378 d.C.) que realiza Pedro Santamaría en su Godos (Ediciones Pàmies). Santamaría ya había demostrado sobradamente que sabe narrar una batalla de la Antigüedad en sus anteriores obras, pero en esta sabe crear una tensión emocional entre sus personajes que provoca que la contienda no sea sólo interese  por su desarrollo sino por la culminación del arco de sus personajes.

Normalmente estos elementos narrativos (las grandes batallas) son, como en el caso anterior, el clímax de la novela. Por eso, cuando un autor como Álber Vázquez te deja K.O. con un arranque estremecedor, sorprende. Y eso es lo que precisamente hace en Guerras Mescalero en Río Grande (Esfera de los Libros), donde la batalla inicial entre apaches nipales, apaches mescaleros y dragones presidiarios españoles a orillas del Río Grande se siente en la carne del lector. Después la novela está plagada de hechos de armas, pero esta marca el nivel y es difícil de superar.

Este año hemos tenido a auténticos especialistas en la literatura bélica y épica histórica que han dejado huella. Javier Negrete, con El Espartano (Espasa), demuestra su buen hacer recreando el célebre paso de las Termópilas y la menos célebre pero más compleja y masiva Platea -en esta entrevista el autor explica cómo se la planteó en la novela-. El siempre efectivo Bernard Cornwell vuelve a demostrar porque muchos creen (creemos) que pocos autores le igualan narrando batallas de la historia en Casaca Roja (Ediciones Pàmies, traducción de Pedro Santamaría): aunque no es novela de grandes batallas y se centra más en cómo vive la guerra de Independencia de los EE UU la ciudad de Filadelfia, episodios como el asalto a bayoneta en Paoli´s Tavern con el que arranca o el fallido asalto donde explota el HMS Agusta, son buenas pruebas de su maestría.  Y rayando en ese nivel se encuentra Conn Iggulden en su tercera entrega de la tetralogía sobre La Guerra de las Dos Rosas, Estirpe (Duomo Ediciones, traducción de Gemma Deza y Miguel Alpuente) al relatar la batalla de Towton (29 de marzo de 1461, para muchos la batalla más sangrienta acaecida sobre suelo inglés).

También ha habido afortunados debuts como el de Raúl Borrás que se marca una novela completa, Esclavos del honor (Ediciones B), para narrar héroico y loco sitio de Baler en la Guerra de Filipinas (sí, lo de los últimos de Filipinas). Es difícil dar forma a un cerco de baja escala y tan largo como este, sin caer en reiteraciones o caídas de ritmo, pero Borrás sale con nota del intento y se marca una notable novela bélica.

No sólo de batallas en tierra ha estado plagada la ficción histórica del 2017. León Arsenal, en Bandera Negra (Edaf), nos hizo vibrar con el choque naval entre el Toscano y La Bien Parecida, carlistas y liberales, frente a las costas de Castellón. Y James L. Nelson en Vikingos (Ediciones Pàmies, traducción de Pedro Santamaría), además de ofrecernos una vívida batalla terrestre entre daneses, noruegos e irlandeses, se marca una contienda naval con abordaje entre dos barcos vikingos descarnada y llena de tensión.

¿Y batallas aéreas? Ildefonso Arenas en Tercera cruz de Caballero (Edhasa), da buena cuenta de acciones de pilotos de combate en la Segunda Guerra Mundial, la guerra árabe-israelí o en África en esas memorias de un piloto español mercenario a lo largo del siglo XX que forman la novela. Narrados con detalle y precisión. Como Arenas decía en la entrevista que le hice en este blog: “Los pilotos de combate de hoy en día no son así, hacen su trabajo de otra manera y compiten contra los drones. El piloto de caza que describo ya no existe, ni va a volver a existir“.

No puedo cerrar este post refiriéndome a una novela que la mayoría no considerará histórica, pero que en unos años bien podría serlo, y que considero como una ficción a destacar de este 2017 sin importar el género: Aunque caminen por el valle de la muerte, de Álvaro Colomer (Literatura Random House). La reconstrucción en clave de ficción que hace el autor de la batalla de Nayaf (Irak, 2004) y que implicó a tropas españolas es tan descarnada como atinada como  muestra de las guerras asimétricas del siglo XXI. Una visión que puede escocer, pero que no deja indiferente.

¿Conocíais estas novelas? ¿Añadís algún episodio bélico más de las novelas históricas del 2017?

¡Buenas lecturas!

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2 comentarios

  1. Dice ser lucas trapaza

    ¿Balloneta? No me jodas, Cirilo…

    28 diciembre 2017 | 09:57

  2. xx-siglos

    Coño Lucas, menudo gazapo, qué vergüenza. Gracias por avisar¡

    28 diciembre 2017 | 10:06

Los comentarios están cerrados.