Sir Arthur Conan Doyle, novelista histórico

¡Saludos lectores! Tal día como hoy, 7 de julio, en 1930, hace 87 años, murió el gran Sir Arthur Conan Doyle, a la sazón padre del mítico Sherlock Holmes, pero también un interesante novelista histórico. Así que es un día propicio para recordar esta faceta algo más desconocida de un autor gigante.

Para hablaros de ello he recurrido a un compañero y amigo de la familia bloguera y periodística de 20minutos, Eduardo Casado, –que a los que los que os guste el deporte sin duda conoceréis del apasionante blog de historia del deporte Qué fue de…- un ‘sherlockiano’ de pro y un lector furibundo (y, sin duda, con un gusto afinado). No se me ocurre nadie mejor para rescatar al novelista histórico que llevaba en su interior el padre del gran detective literario. Que lo disfrutéis…


Sir Arthur Conan Doyle, novelista histórico

Por Edu Casado | periodista y bloguero de Qué fue de… | @educasado

Tal día como hoy, hace 87 años, fallecía en Crowborough, Inglaterra, Sir Arthur Conan Doyle. Por ello, y gracias a la enorme gentileza de mi amigo y compañero David, voy a hacer una reseña de un aspecto no tan conocido del inmortal padre de Sherlock Holmes. Los ‘sherlockianos’ tenemos en nuestro altar a Conan Doyle por habernos dejado al más grande detective de ficción de todos los tiempos. Por eso, somos ‘sherlockianos’ y no ‘doyleanos’, aunque en realidad, tendríamos motivos de sobra para ser esto último. Y es que pese a que fue el detective consultor el que le dio la inmortalidad al escritor edimburgués, Conan Doyle es mucho más que un autor de novelas policiacas o de aventuras: fue un extraordinario novelista histórico.

Arthur Conan Doyle se mostraba más orgulloso de su obra histórica que de sus trabajos sobre Sherlock Holmes. No es para menos. Este médico oftalmólogo, nacido el 22 de mayo de 1859 en Escocia en el seno de una familia de origen irlandés (pero profundamente británico) era un apasionado de la historia y poseía vastísimos conocimientos en esta materia. Unido ello a su indiscutible capacidad como autor, nos deja un buen balance de trabajos menos conocidos que las obras protagonizadas a Sherlock Holmes pero de un nivel igual de alto.

La primera novela histórica (y segunda en total) de Arthur Conan Doyle fue publicada cuando el autor acababa de llegar a la treintena. En 1889 se editó Micah Clarke, un trabajo en el que sir Arthur navega por sus aguas favoritas, las de la historia de su propio país. Retrata además unos sucesos relativamente poco conocidos: la rebelión de Monmouth, en 1685. El protagonista, que da nombre al libro, es un joven aventurero que se ve envuelto en un intento de derrocamiento del rey católico Jacobo II y que fue impulsado por el duque de Monmouth. Micah Clarke no sólo combate en la batalla de Sedgemoor, que sirve como epílogo a la rebelión, sino que presencia la ejecución del propio duque rebelde. La novela tiene un aspecto interesante, y es que recoge el trasfondo religioso de los hechos, tema no baladí si tenemos en cuenta que el propio Conan Doyle era católico. Espuela de Plata ha editado hace no mucho esta poco conocida novela en castellano.

Pero si Micah Clarke es poco conocida, todo lo contrario debemos decir de La Compañía Blanca, seguramente la novela histórica más famosa de sir Arthur Conan Doyle. Publicada un par de años después de Micah Clarke, el autor retrocede hasta el siglo XIV, en concreto a la Guerra de los Cien Años, para hablar de una brigada de arqueros que acompaña al Príncipe Negro en su incursión por España para tomar parte en la Primera Guerra Civil Castellana y que tiene su clímax en la batalla de Nájera. Os recomiendo la edición de Valdemar (en su colección El Club Diógenes -guiño ‘sherlockiano’-). La primera vez que la leí, curiosamente, fue en una edición casi coetánea, de 1896, que traduce el título como La Guardia Blanca y que, incomprensiblemente, cambia el nombre de los protagonistas. Cosas de los traductores del XIX.  Así, John Hordle se convierte en Tristán de Horla, Alleyne Edricson en Roger de Clinton, Samkin Aylward en Simón Aluardo y sir Nigel Loring en Sir León de Morel.

Precisamente este último personaje da nombre a Sir Nigel, que no es sino una precuela de La Compañía Blanca. Conan Doyle la escribió en 1906, casi 17 años después, cuando ya era un autor consagrado. Como en los anteriores casos, de nuevo una batalla sirve como clímax de la novela. En este caso se trata de la de Poitiers, en la que un joven Nigel Loring, escudero de John Chandos, mano derecha del Príncipe Negro, tiene un papel fundamental a la hora de decantar la victoria para los ingleses. Os remito también a Valdemar y a su colección El Club Diógenes.

Si la Edad Media era una de las épocas favoritas de Conan Doyle, la época napoleónica no le fue a la zaga. Llegados a este punto, hay que sacar a colación el personaje de Étienne Gerard, el brigadier francés cuyas aventuras glosó el autor escocés en dos colecciones de relatos cortos y una novela. Pese a estar escritas desde el punto de vista del eterno enemigo de Gran Bretaña, Conan Doyle, francófilo confeso, no ahorra en los ingredientes de otros trabajos del género: romance, valentía, malvados villanos, intrigas… El mismísimo Napoleón Bonaparte asoma en las páginas de estas obras, que han dado pie a películas y a otras obras. Otro escritor escocés, George MacDonald Fraser, admitió que el Brigadier Gerard fue una de las inspiraciones para crear el imperdible personaje de Sir Harry Flashman (solo que con las virtudes del francés brillando por su ausencia).

Poco antes de las aventuras de Gerard, Doyle publicó La Gran Sombra, una novela situada en la frontera entre Inglaterra y Escocia, en la que se hace visible la influencia de Napoleón (la sombra del título hace referencia a la del propio estadista francés). En línea con su francofilia encontramos otras obras históricas como Los Refugiados, donde recoge el conflicto hugonote en la Francia de Luis XIV.

Lo bueno de Conan Doyle es que era un escritor muy prolífico. Por ello, podemos disfrutar de muchas obras que atestiguan la capacidad del creador de Sherlock Holmes como autor de novela histórica. Valdemar cuenta en su catálogo de El Club Diógenes con varios recopilatorios de relatos cortos de Doyle, del que destaco dos, por ser los que más se ajustan al género: Historias de Piratas e Historias de la Antigüedad.

En el primero, Doyle luce su dominio sobre el tema de la navegación en unas breves obras en las que el protagonista es el sanguinario y cruel pirata Sharkey. En el segundo, Doyle demuestra que sus conocimientos trascienden la Edad Media y la Europa napoleónica, y fija sus ojos en las primeras civilizaciones de la Humanidad. Los amantes de las novelas ambientadas en la antigua Roma sabrán apreciar estas breves obritas, en las que Doyle retrata con maestría hechos como la retirada de la última legión romana de Britania, la figura del emperador Maximino el Tracio (el primero que reinó sin pisar Roma), la llegada de los hunos a Europa, la apasionante figura de la emperatriz bizantina Teodora, la curiosa escena en la que un iconoclasta mutila una Venus de Praxíteles, el testimonio de un hombre que conoció a Mahoma y sobre todo, en un alarde de genial imaginación, el encuentro ficticio entre el rey David y el héroe griego Ulises. Os lo recomiendo encarecidamente.

En el ‘debe’ del Conan Doyle novelista histórico se puede destacar su tendencia al estereotipo racial (todo personaje español, sin ir más lejos, es moreno y de sangre caliente) y su defensa furibunda por el imperialismo y el colonialismo, pero se puede ser indulgente con él no sólo por pertenecer a una época diferente a la actual, sino porque compensa con creces estos lunares con un talento desmesurado para la aventura y la emoción, el hilo conductor de toda su obra, sea del género que sea.

¡Buenas lecturas!

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5 comentarios

  1. Dice ser José Luis Blanco Coli

    Un escritos barato propio de la época.Sus deducciones y escenificación de los personajes y ambientes propios de ser publicados en un periódico como el Strand, dada la vulgaridad de sus lectores. Literariamente su estilo es pobre y simple, periodisticamente es aceptable para un lector que no sea muy exigente y que quiera leer rápido y poder saltar descripciones tediosas e innecesarias. Las conclusiones a las que llega el espabilado y drogado detective son pueriles y tramposas para el lector simplón y que no se quiere complicar la vida analizando las trampas del detective en la exposición de los casos, para llegar a sus conclusiones «mágicas» .
    En resumen, un escritor de TBos en forma novelada, para nuestra primera época de lectura de novelas fáciles de asimilar. No merecía el titulo de Lord, como tampoco lo merecían los Beatles, pero los británicos, con su idioma primario, no pueden hacer demasiadas cosas en literatura.

    07 julio 2017 | 09:12

  2. Dice ser Rosa

    No estoy de acuerdo con el comentario anterior. He leído siempre y eso te hace saber escoger.No todo escritor es Joyce ni toda escritora describe como Colette.
    A mí que Sherlock fuera drogadicto o no me daba lo mismo y con el Dr Watson hacían las dos caras del personaje y no es para lectores tontos,siempre por delante de Agatha Christie de quien salvo a Miss Marple,pero ante todo fan de Sherlock y sus deducciones y manías personales y no sólo por la última serie,desde siempre en libros y en cine en todo tipo de versiones.Fascinante.
    El tema era el escritor como historiador meticuloso y si,francófono y unas novelas o historias que guardo y releo de tiempo en tiempo,y toda opinión merece respeto pero mis horas de yeso adolescente por accidente fueron muy bien llenadas por todas las facetas de Conan Doyle y en Edimburgo no valorado por Sherlock sino como escritor y eso es todo pero reitero ser fan de Sherlock y tener todas las obras y releyendo a veces enterado en ese cerebro que ahora la moda es otra?lo sé pero un clásico lo es y se hace por leerse en toda época.

    07 julio 2017 | 13:05

  3. Dice ser Cide Hamete

    Gracias por la información sobre el Conan Doyle escritor histórico.

    En su «debe» yo pongo el último párrafo, es un escritor del s. XIX con su cultura victoriana y todo lo que lleva aparejado. Ese párrafo me ha parecido una venda antes de la herida por si algún lector falto de comprensión lectora se asusta al leer algunas descripciones de dicho autor inglés

    07 julio 2017 | 15:40

  4. Dice ser Elvira

    Estoy de acuerdo con el comentario número 2 y 3. Y qué decir del comentario número 1. El atrevimiento es síntoma de incultura. Lo que pasa que muchas gente, va sobrada y en su vida tuvieron un libro en la mano.

    07 julio 2017 | 20:05

  5. Dice ser José Luis Blanco Coli

    Para ser inculto como yo me han hecho falta coleccionar más de 4500 libros.

    07 julio 2017 | 21:09

Los comentarios están cerrados.