Rescatar a Godoy

Godoy, por Antonio Carnicero.

Godoy, por Antonio Carnicero.

Manuel Godoy es uno de esos personajes de nuestra Historia que siempre levantan animadversiones. Uno de los villanos favoritos de la Historia en una época especialmente complicada de nuestro país. Aprovechado o patriota leal. Traidor o víctima de una campaña de desprestigio. El escritor José L. Gil Soto acaba de volver a lanzar una edición ampliada y revisada de su novela La traición del rey (Kailas, 2016) donde relata el auge y caída de este singular personaje e intenta rescatar lo que pudo ser su verdadera historia…

Él propio autor nos hace hoy este recorrido por la vida de Godoy….


Rescatar a Godoy

Por José L. Gil Soto, escritor | @jlgilsoto

Manuel Godoy y Álvarez de Faria pasó a la historia como el culpable de casi todo. Un analfabeto que consiguió su ascenso gracias a sus relaciones con la reina María Luisa de Parma y que hizo lo que quiso con un rey incapaz y bobalicón como Carlos IV. Nada más lejos de la realidad.

Carlos IV pudo no ser un gran rey, pero ni era un bobo ni tuvo un reinado fácil. Subió al trono en medio de las disputas de los dos grandes partidos políticos de entonces: golillas y aragoneses, o lo que es lo mismo, en medio de las luchas entre el Conde de Aranda y el Conde de Floridablanca.

El ascenso de Godoy hay que entenderlo en clave de confianza personal en un joven con capacidad suficiente para debatirse entre ambos bandos, relativamente bien formado y con grandes habilidades sociales y diplomáticas. Y parece poco probable que, con los datos con que se cuenta hoy en día, fuese amante de la reina y debiese a esta circunstancia ni su ascenso ni los títulos ni las riquezas con que lo colmaron sus reyes y amigos.

Lo cierto es que entregó su vida a la tarea que le encomendaron los monarcas. Cuando quiso retirarse, después de haber acumulado riquezas suficientes para vivir holgadamente el resto de sus días, éstos no se lo permitieron y él, con la lealtad que le caracterizó siempre, lo sacrificó todo en uno de los momentos más delicados de la historia de nuestro país, cuando Napoleón puso sus ojos al sur de los Pirineos.

Para entonces, Godoy lo había sido todo. Fue nombrado Príncipe de la Paz, duque de Alcudia, duque de Sueca y otros muchos títulos. Sus rentas superaban a las de las casas de Alba y Osuna, y nadie en España, salvo el propio rey, obtenía tantos haberes como él. Pero no solo eso, sino que poseía riquezas asombrosas, tierras, joyas y obras de arte. Poseía una amplia colección de cuadros de Goya, de Velázquez… Era Generalísimo de los Ejércitos y poseía el poder absoluto solo un peldaño por debajo del rey.la_familia_de_carlos_iv

Este encumbramiento fue siempre mal visto por la aristocracia de siempre. Los que poseían sus títulos heredados, no soportaban que Godoy los hubiese conseguido partiendo de la nada. Las familias que tradicionalmente eran consideradas ricas y poderosas no podían tolerar el ascenso meteórico de un advenedizo.

Además, Godoy tomó medidas recaudatorias que afectaban a la Iglesia. De este modo, a la aristocracia se sumó la propia Iglesia a la larga lista de enemigos que iba acumulando. Pero entre todos ellos destacaba uno: el Príncipe de Asturias, el futuro rey de España, Fernando de Borbón, futuro Fernando VII.

A pesar de que Godoy se encargó siempre de buscar a sus educadores, no pudo evitar que en torno al Príncipe se formase un grupo de aristócratas y clérigos caídos en desgracia que veían en el joven Fernando la única salida posible. Entre todos convencieron al Príncipe de que su trono corría peligro, pues era tanto el poder de Godoy y tanta la confianza que el rey don Carlos depositaba en él, que incluso podía pensarse que fuere el heredero de la Corona de España.

Así, cuando Napoleón puso su mirada en España, el grupo de los fernandinos vio en él a un amigo, un colaborador que podía ayudar a destronar a Carlos IV. Por eso, en aquellos días de incertidumbre en que las tropas francesas entraron en la Península, supuestamente camino de Portugal, los partidarios de don Fernando urdieron un golpe de Estado que comenzó por el asalto a la vivienda de Godoy en Aranjuez. Con ese motín, que resultó muy efectivo, capturaron al Príncipe de la Paz y consiguieron la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando.

Pero los planes de los fernandinos no salieron bien. Creyeron que Napoleón los apoyaría, pero el Emperador era ambicioso y no solo no reconoció a Fernando VII como rey, sino que se burló de él mientras éste caía en la más despreciable de las traiciones, felicitando a Bonaparte por sus victorias en España una vez comenzada la guerra.

El Emperador consiguió sacar de España a Carlos IV y a su esposa, a Godoy y a Fernando VII. Con todos ellos en Francia, engañados, destronados y aislados, comenzó a invadir España a su antojo y puso en su trono a su propio hermano José.

Lo que pasó en la Guerra de la Independencia es de sobra conocido. Sin embargo, lo que ocurrió con Godoy no lo es tanto. Tenía 41 años cuando abandonó España camino de Bayona, y todavía viviría 43 en el exilio hasta su muerte, ocurrida en 1851 en París. Y en París sigue enterrado, olvidado por los españoles. ¿Por qué?

Cuando terminó la Guerra de la Independencia, Fernando VII regresó a España y fue aclamado por sus compatriotas, que nada sabían de sus traiciones y su cobardía. No acató la Constitución de Cádiz de 1812, y devolvió España a las tinieblas. Pero había que culpar a alguien de todo lo malo que había ocurrido y de todo lo que estaba por venir, un chivo expiatorio que cargase con todas las culpas, alguien a quien cargar con la afrenta de haber vendido España a Napoleón. Alguien tan fácil como quien ya no podía defenderse, un exiliado caído en desgracia, su enemigo más odiado: Godoy.

Fernando VII mandó escribir la historia de Godoy, el peor de los hombres, el analfabeto que se acostaba con su propia madre, con la que incluso llegó a tener un hijo. Un hombre incapaz que obtuvo inmerecidamente sus títulos y sus bienes, que gobernó sin acierto y que entregó su país al enemigo.

Y esa historia pasó de generación en generación. Los historiadores se ocuparon de Napoleón y de la guerra, y Godoy tuvo que esperar hasta que, a mediados del siglo XX algunos autores decidieron indagar en su historia. Resultó que el Príncipe de la Paz tenía una vida de novela.

*Las negritas son del bloguero, no del autor del texto

1 comentario

  1. Dice ser pachá

    fernando VII fué el villano más nefasto de la historia de España, y habría que buscar el rescate de todas sus víctimas, no solo de Godoy. ¡Viva LATRE!

    30 octubre 2016 | 13:06

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