Frontera sangrienta: narcotráfico, México, EE UU y literatura

Este viernes se estrena en España Sicario, un thriller que transcurre en la frontera entre EE UU y México y la lucha contra el narcotráfico. Ya sabes lo que evoca ese tema: cárteles, violencia salvaje, intereses políticos, corrupción, Sinaloa, los Zetas, los estudiantes asesinados, la DEA… Lo vemos en las noticias demasiado a menudo. La crítica de la película se la dejo al compañero Carles Rull (del blog de cine de esta casa El cielo sobre Tatooine), aunque con ese director, este tema y ese reparto, ardo en deseos de verla.

Sin embargo, en XX Siglos pensar en esa película me ha dado pie para hacer un repaso en cinco movimientos a la relación de la literatura con el narcotráfrico en EE UU. ¿No os he dicho ya que en este blog el sentido de lo histórico es algo laxo? Bien, el viaje (vale, puedes hacer chistes) de hoy quizá no sea el más agradable, pero sí es necesario.

Lo del tráfico de narcóticos no es algo nuevo, ya sabéis. La muy civilizada y colonialista Gran Bretaña se embarcó en la primera narcoguerra de la historia en China (la Primera Guerra del Opio). De hecho, tanto en México como EE UU, parece que algunos especialistas relacionan a los primeros suministradores con inmigrantes chinos.

Sin embargo, el asunto de las drogas comienza a convertirse en un asunto masivo de salud y seguridad con la Guerra de Vietnam, la que muchos historiadores consideran la primera guerra psicotrópica de la historia.  El Pentágono calculaba que el 35% de los efectivos estadounidenses que participaron en el conflicto habían probado la heroína y un 20% se convirtieron en adictos en algún momento (el dato lo he leído en Breve Historia de la Guerra de Vietnam).

Y esos soldados regresaron, y esa es nuestra primera parada.

Dog Soldiers (Libros del Silencio, 2010), de Robert Stone,  es un novela aplaudidísima por la crítica y considerada por muchos de culto, que trata la ‘aventura’ de un periodista y un exmarine que quieren traer de Saigón (durante el final de la guerra) tres kilos de heroína. Al llegar a California, el primero descubre que el exmarine y su mujer se han largado con la droga. Y así comienza una persecución llena de personajes alucinantes y violencia.

Pero, ay, el tráfico de drogas (es lo que tiene), es delictivo y, además de meterte en un mundo de violencia y criminalidad, puede dar con tus huesos en la cárcel. Es lo que le pasa a Ron, el protagonista de La fábrica de animales (Sajalín Editores, 2011), de Edward Bunker. Encerrado por «vender droga como si tuviera licencia» en la prisión de San Quintín, descubrirá la vida carcelaria de mano de uno de los presos más duros. La novela, seca, dura, impactante, está escrita por Bunker, expresidario él mismo. Una mirada bastante desesperanzada al sistema penitenciario.

Dejemos, por un momento, de lado la ficción. Para hablar del absoluto daño de las drogas en la sociedad estadounidense, quizá tengamos que recurrir a otro género más pegado al terreno. El periodismo literario, pero también duro, lúcido, de David Simon (sí ESE, el creador de The Wire) y Ed Burns en La esquina (Principal de los libros, 2011). Un relato b-r-u-t-a-l de un año en el negocio de las drogas en las calles de Baltimore (en los años 90). Familias rotas, pobreza que parece increíble en EE UU, el fracaso del sueño americano… Un texto necesario.

La joya de la corona nos la pone uno de esas novelas de la última década que debes leer sí o sí. El poder del perro (Roja&Negra, 2009), de Don Winslow. Tan adictiva como imprescindible. Un thriller que recorre tres décadas de lucha sin cuartel de las fuerzas de seguridad de EE UU contra los cárteles mexicanos. Los mecanismos del género, brutalmente llevados por Winslow, le sirven para recrear la guerra contra la droga, desde las calles, las fronteras, los intereses de la CIA en Centroamérica… Las noticias de la televisión se entrelazan en esta novela para darte una visión global del asunto. Colosal, de verdad.

No sólo eso, si no que Winslow —siempre entretenido, en esta ocasión genial— se ha marcado el lujo de darle continuación con El cartel, (RBA, 2015), para contar la última década que se le escapó en la anterior novela, a través de los protagonistas de las dos novelas, el agente de la DEA, Art Kellerman, y el narco Adán Barrera. Por cierto, esta novela arranca con una recreación de una fuga inspirada en la primera fuga carcelaria del célebre Chapo Guzmán.

La novela ha merecido el premio RBA de Novela Negra y Ridley Scott la va a llevar al cine. Casi nada.

Y hasta aquí las cinco etapas de nuestro viaje. Me queda el sabor amargo de no haber leído ninguna novela mexicana sobre el asunto. ¿Os lo tomáis como deberes? ¿Qué novelas mexicanas (o no) sobre este tema recomendáis?

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2 comentarios

  1. Dice ser Piripitrusca

    Gracias por tus recomendaciones. En mi caso, siempre aciertas con mis gustos, así que seguiré también ahora tus sugerencias.
    Enhorabuena por el blog, es muy interesante y entretenido.

    13 noviembre 2015 | 14:34

  2. Dice ser Nemigo

    esto del narcotráfico en usa es un cuento chino o una tomadura de pelo. Se cree alguien que es posible mover droga en usa sin que sean capaces de impedirlo? Cómo puede ser que una vez entra la droga en usa las autoridades son incapaces de ningún control? No hay grandes alijos incautados dentro de usa. Parece ser que una vez la mafia pone el material en territorio usa ya lo tienen más que controlado todo.
    por otra parte la mayoría del narcotráfico es de drogas «legales», medicamentos y drogas producidas en territorio usa. Es un cuento chino, otro más, que el narcotráfico sea por lo que viene de fuera. En usa no entra nada sin que las mafias locales lo permitan y controlen. Lo dicho, menos lobos. Más autocrítica y que hablen más esas novelas de los que blanquean el dinero del narcotráfico en la propia usa

    13 noviembre 2015 | 21:53

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