Sertorio, un imprescindible y olvidado rebelde de nuestra historia

Vicente Cutanda La muerte de Sertorio

Vicente Cutanda La muerte de Sertorio

¡Cómo pasa el tiempo! Ya hace más de una semana que arrancó XX Siglos. No sé si ya os ha dado tiempo suficiente para hartaros de mí, pero estad tranquilos. En este blog, vamos a tener frecuentes firmas invitadas, escritores, historiadores y gente con cosas interesantes que contar. Para empezar con esta buena práctica necesitaba un autor de bemoles y, bueno, creo que la elección ha merecido la pena. Con todos ustedes, Pedro Santamaría.

Pedro es un autor de Santander que cuenta ya con cuatro novelas históricas en su haber: la original Okela, la no-os-la-perdáis-los-batalleros El águila y la lambda, la interesantísima Peña Amaya (hasta hoy mi favorita) y ahora regresa con Rebeldes (todas ellas publicadas en Ediciones Pàmies). De esta última os hablaré en breve.

Para mí, Pedro ya está dando y va a dar mucho que hablar en la novela histórica española. Al tiempo.

A Pedro el otro día le preguntaba, ¿por qué al lector del siglo XXI le tenía que interesar esa figura histórica bastante olvidada sobre la que gira su novela Rebeldes, Sertorio? Ni corto ni perezoso…


 

Sertorio, por Pedro Santamaría

Rebeldes

Rebeldes

Crisis. Revolución. Cambio. Lo viejo no acaba de morir, lo nuevo no acaba de nacer. Los ricos cada vez más ricos. Los pobres cada vez más pobres. Corrupción. Atropellos. Una población hastiada. Viejos privilegios. Nuevos intereses. Sí, lo has adivinado, es la Roma del siglo I adC. Pero es en ese tipo de entornos donde surgen personalidades asombrosas.

Sertorio fue uno de esos grandes hombres, imprescindibles para entender la historia de España, que ha caído en el olvido. Como tantos otros.

Ciudadano romano, prometedor político, hombre de acción, culto, imaginativo y magnífico estratega, tuvo la fortuna, o la desgracia, de vivir tiempos turbulentos; aquellos que, hoy en día, conocemos por el nombre de Revolución Romana.

La Revolución Romana es el proceso mediante el cual la antigua República acaba convertida en Imperio. Hacia el exterior puede parecer sólida, pero en realidad se ve sometida a innumerables tensiones internas que acabarán desembocando en una serie de guerras civiles. Estas, que durarán más de medio siglo, terminarán con el ascenso de Augusto al poder y su Pax Romana.

Como ocurre con cualquier proceso histórico, aquellos que lo viven son incapaces de entender que están sumidos en él. Los cambios ocurren a su alrededor, pero hace falta que pase el tiempo, hace falta una visión crítica y examinar cuáles fueron las causas y las consecuencias de las turbulencias para hacer un diagnóstico que, en muchas ocasiones, no es unánime.

La figura de Sertorio forma parte de esa primera guerra civil que enfrentará a Cayo Mario y a Lucio Cornelio Sila. Será la primera vez que un ejército romano, el de Sila, marche contra la eterna y sagrada Roma, un acto de sacrilegio y, lo que es peor, un peligroso precedente para la República.

¿Cómo pudo suceder? ¿Cómo pudieron ciudadanos romanos cometer tal crimen y marchar contra su propia ciudad sin amotinarse contra su general? Son muchas las razones y poco el espacio. Una de ellas es que, sencillamente, las legiones habían cambiado. Roma ejercía su influencia desde Gades hasta Pérgamo, desde Hispania hasta Asia. Las guerras ya no eran estacionales, los legionarios ya no eran hombres con propiedades que abandonaban sus tierras después de la siembra y regresaban para la cosecha. Ya no estaban compuestas por ciudadanos cuyo derecho y deber era defender una República de la que podían decir poseían un “trocito”, sino por hombres cuya vida era la legión y cuyas lealtades empiezan a residir sobre aquellos que defenderán sus intereses cuando sean licenciados: sus generales. Y así, propugnando que su única intención es restablecer el orden y reforzar la República, Sila reformará lo que hoy llamaríamos “constitución” para dar más poder a los que, en su opinión, deberían gobernar, pues son los que han nacido para ello: el Senado. Entre otras medidas, esto lo conseguirá recortando los derechos y el poder de los tribunos de la plebe, esto es, los representantes más directos del pueblo ante el Senado. Sila es un optimate. Se decía de Sila que jamás hubo mejor amigo ni enemigo más implacable. O estabas con él o estabas contra él. Y si estabas con él más te valía mostrar entusiasmo.

¿Y Sertorio? ¿Qué pinta el sabino tuerto en todo esto? Durante la desastrosa guerra civil, Sertorio será nombrado procónsul para Hispania por los representantes de lo que él considera la legítima República. Sertorio será declarado proscrito y pasará a engrosar las extensísimas listas negras de Sila. Para el sabino, por supuesto, Sila es un usurpador y un sacrílego. Aquellos que le bailan el agua, tres cuartos de lo mismo. Solo él encarna ya la República derrocada.

A todo esto, las provincias hispanas han sufrido durante demasiado tiempo los atropellos de gobernadores romanos cuyo único objetivo ha sido enriquecerse. Aún hay supervivientes de las guerras lusitanas y celtíberas que acabaron la primera con la muerte de Viriato y la segunda con la toma de Numancia. Aún hay rencor hacia Roma. Aún hay fieros guerreros dispuestos a luchar, quizá no ya por la independencia, pero sí por un gobierno justo. Y eso es precisamente lo que Sertorio les brinda: un gobierno justo.

Acosado por los silanos Sertorio se verá obligado a huir de Hispania en un primer momento. Llegará un punto en su vida en el que sus leales sumen menos de mil hombres, cansados y acorralados en el confín oeste de Mauritania, frente al océano. Pero entonces los lusitanos, que habían saboreado las mieles del buen gobierno y vuelven a estar bajo gobernadores ambiciosos y sin escrúpulos, se alzarán en armas y le rogarán a su antiguo y justo gobernador, que vuelva para liderarles. Así lo hará Sertorio, y derrotará a los ejércitos que se envían contra él haciendo uso de un puñado de legionarios y de tropas hispanas a las que enseñará los secretos de la guerra contra Roma. Además, fundará un Senado que le dispute la legitimidad a ciudad del Tíber, y creará una escuela donde los hijos de los caudillos hispanos puedan educarse y aprender filosofía, matemáticas, retórica, geografía. Uno tras otro, a lo largo de casi una década, habilísimos generales de Roma intentarán desplazar al que consideran un rebelde. Y uno tras otro caerán ante su habilidad, su ingenio, y el valor de sus hispanos.

Sertorio hará uso de esas últimas fuerzas que le quedan a Hispania, y su guerra será la losa que pavimentará la romanización de la antigua península. Será la última gran guerra en Hispania hasta que Augusto llegue dispuesto a acabar con el último reducto de bárbaros en la península: Cantabria y Asturias.

¿Legitimista u oportunista? ¿Patriota u hombre acorralado? ¿Guerra civil o guerra exterior? ¿Altruista o calculador? ¿Soñador o realista? ¿Quién fue Sertorio? Como siempre, dependerá de a quién leamos y de la imagen que queramos crearnos de él.

De lo que no cabe duda es que su historia tiene ingredientes de auténtica leyenda.


 

11 comentarios

  1. Dice ser Javier

    Cuando Augusto se embarcó en la total conquista de Hispania no quedaba sólo Cantabria. Las tribus astures también participaron en esa guerra que juraría(ahora mismo no estoy muy seguro) los propios cronistas romanos llamaron guerras astur-cantabras.

    Por favor, no olvidemos a una parte de los integrantes de la historia ya que de una forma u otra Asturias acaba siempre denigrada por alguno de sus vecinos y es también destacable que una vez sometida la región estalle una rebelión que tuvo que venir a sofocar la estrella en alza de lso generales de Augusto, Agripa.

    Un saludo

    30 octubre 2015 | 08:34

  2. Dice ser Pedro

    Tienes toda la razón, Javier… me ha podido el sustrato regionalista. Imperdonable por mi parte.

    Pido disculpas y agradezco de corazón tu comentario.

    Un fuerte abrazo.

    Pedro.

    30 octubre 2015 | 08:50

  3. Dice ser glicerio

    No hay que ser presentista. Si ahora hay una frontera entre Cantabria y Asturias, entonces, hace dos mil años, las fronteras entre las tribus satures y cántaras, suponiendo que fueran muy diferentes, no tendrían que tener los mismos límites que las actuales provincias o Comunidades autónomas, lo mismo que no tenían autoría de Santander a Oviedo.
    Además, a los romanos les parecían igual de bárbaros unos y otros, por lo que tampoco hacían muchas diferencias.

    30 octubre 2015 | 08:59

  4. Dice ser Sevi

    Muy interesante. Me guardo el blog para seguirlo regularmente.

    Enhorabuena por trabajar para fomentar la historia.

    30 octubre 2015 | 09:30

  5. Dice ser Javier

    Los romanos diferenciaban a las tribus bárbaras, podrían mirarlas con desprecio pero no las ponían como un todo pues sabían buscar sus diferencias y aprovecharlas a su favor.

    Por otro lado hace 2000 años cántabros y astures diferenciaban los limites de sus territorios de una forma mas o menos amistosa fijando el río sella como frontera si mal no recuerdo. Puede que los territorios no se correspondan con las actuales comunidades autónomas pero es llamativo que los estudios genéticos apunten a una distribución genética actual de la población del norte de España casi idéntica a la de aquella época. No se trata de ser presentista, ni regionalista, cada uno tiene su opinión y cada pueblo o región tiene siglos de historia sobre los que sentirse orgulloso.

    Lo bueno de esto es poder debatir aportar opiniones y enriquecernos todos.

    PD: Me ha gustado mucho este blog y como apasionado de la historia que soy es una grata sorpresa saber de la existencia de estos libros que comentas. Creo que hoy mismo me paso por la librería para hacer mas ameno el fin de semana.

    Un saludo

    30 octubre 2015 | 09:38

  6. Dice ser jose

    Mafia. Señores de la guerra. Los así llamados bárbaros no han sido favorecidos por la historia, la cual la escriben según los intereses de los señores de la guerra. Se nos ha hecho creer que los bárbaros eran unos tipos con uñas como los leones, llenos de mierda, se comían a los niños crudos, arrastraban a las mujeres a su tienda y se peleaban constantemente unos con otros. Según eso, África y Oriente siguen siendo bárbaros. Se ha exagerado el papel del imperio romano como culturizador. Si vas a Antequera, España, verás unas inscripciones en latín que dicen: «si quieres ver construcciones antiguas, ve a Antequera». Por aquellos tiempos China era una gran cultura, que aquí no llegó ni el olor, mucho más adelantada. Y en América aún quedaba algo de las antiguas humanidades, o anteriores civilizaciones, que aunque ya habían desaparecido, quedaban edificios y no todo se había destruido después de la catástrofe de la Atlantida. La India, las vimanas..si alguien duda que existieron otras civilizaciones más avanzadas, que fueron destruidas por su degeneración, miren en google maps por ejemplo en los fondos marinos. Miren más abajo de la Isla Funchal, yendo como a Canarias, verás que pedazo de ciudad hubo ahí. La historia que nos cuentan es la de los vencedores, que no convencedores.

    30 octubre 2015 | 10:43

  7. Dice ser Rafa

    Simplemente comentarte que los nombres de la provincias Asturias y Cantabria nada tienen q ver con las tribus Astures o Cantabras, sólo comentarte que la capital Astur estaba en Astúrica, después de la conquista Romana pasó a llamarse Astúrica Augusta, la actual Astorga, capital de la Maragatería y una de las zonas más hermosas de León. No es por menospreciar a estas dos hermosas provincias pero basta ya de menospreciar a León, cuna del Bable y del Gallego (Villafranca del Bierzo), cuna del Gótico y del Románico, en su más magnífica expresión, origen de la reconquista de España y fundadora de lo que hoy conocemos como España.

    30 octubre 2015 | 11:45

  8. Dice ser Rafa

    Cántabras, perdón por la errata.

    Saludos y muchas gracias por difundir la historia de nuestro gran país.

    30 octubre 2015 | 11:50

  9. Dice ser por supuesto

    Remontarse en la historia de Es.. este país mas haya de la ocupación musulmana es fascismo.

    30 octubre 2015 | 12:04

  10. Dice ser Javier

    Rafa sabras que había astures transmontanos y cismontanos que tanto Asturica como Lugo eran ciudades Astures y que una tribu astur importante y de peso como eran los luggones estaban en el centro de la Asturias actual, con lo cual n ose puede concretar tanto. No menosprecio León en ningún momento ni le quito méritos a su historia. En cuanto al origen de la reconquista discrepo y bastante aunque aquí entran en liza lo que hayamos leído y opinemos cada uno, a que tuvo un peso importante en esta no lo dudo en ningún momento. Sobre el origen del bable y el gallego opino que no fue cosa de León, por lo menos en el caso del bable cuando existen tantos dialectos y distribuidos por zonas de difícil comunicación geográfica. La historia de la humanidad es una historia de sus culturas y estas siempre estuvieron en contacto unas con otros y si añadimos que los intercambios culturales siempre se hacen en los dos sentidos de modo que es erróneo considerar un pueblo por encima de otro o por lo menos esa es mi visión.

    30 octubre 2015 | 12:05

  11. Dice ser por supuesto

    Hala !!!! Por dios que he escrito !!! «allá»

    30 octubre 2015 | 12:06

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